La amenaza de cárcel en Brasil termina con la resistencia de Sandro Rosell

El caso Neymar y su costoso, en todos los sentidos, fichaje ha sido la gota que ha colmado el vaso, pero lo que de verdad ha manchado al ya expresidente azulgrana han sido sus problemas con la justicia brasileña. El jueves, día de su dimisión, se anunció en Brasil la petición de ocho años de cárcel para Sandro Rosell. En estos momentos, el que fuera directivo de Nike en el país sudamericano tiene una acción penal abierta y otra administrativa por su relación con la empresa Alianto, tal y como afirman los medios de comunicación brasileños. Rosell sabe que la amenaza de la cárcel es real y que el anuncio de la petición de ocho años en presidio existe.

La preocupación por los procesos abiertos en Brasil han llevado a Rosell a vivir una situación límite. La querella interpuesta por Jordi Cases, ayer existían rumores sobre la posible retirada de la misma para 'no perjudicar al Barcelona' según confesaba el abogado del socio azulgrana, ha significado un paso más, pero no el último en esta continua tensión que ha vivido Rosell en las últimas semanas. Al parecer, la policía encontró un disparo de bala en la fachada de su casa, factor que ha sido decisivo para que su familia le pidiera que se alejara de la presidencia del club.

La amenaza de un posible paso por la cárcel llega por su relación con Alianto Marketing. Se le acusa de falsedad documental y por beneficiarse de contratos sin adjudicación por un partido amistoso de Brasil con Portugal en 2008. La fiscalía exige la devolución del pago de 3 millones de euros por la celebración del encuentro.

Además, el que fuera dirigente del club catalán sabe que se ha abierto una nueva vía por parte de la justicia brasileña. Ahora es acusado de recibir dinero por parte de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) por la disputa de partidos amistosos por todo el mundo, tal y como refleja la prensa brasileña, fondos ingresados en cuentas en Andorra de empresas norteamericanas.

Rosell ve comosu nombre también está relacionado con los de Joao Havelange, expresidente de FIFA, y de Ricardo Texeira, exiliado expresidente de la CBF. El primero ha sido poco menos que desterrado de la historia de FIFA y el segundo no puede pisar Brasil, algo que también le sucede a Rosell. La empresa ISL ha estado relacionada con diversos sobornos a ambos dirigentes con el exdirigente azulgrana como director de la filial española de la empresa suiza.

Ricardo Texeira y Joao Havelange han sido acusados de desviar 40 millones de euros desde 1992 hasta el 2000 a través de la citada empresa. Incluso otra compañía vinculada con Rosell, a través de su socio Joan Besoli, participó en el pago de la indemnización que ambos exdirigentes brasileños hicieron efectivo a FIFA para intentar zanjar el asunto.

Texeira sigue viviendo en Miami una vez que el Principado de Andorra rechazara su solicitud de residencia. Según el Estadao de Sao Paulo, una empresa de Rosell había tramitado dicha solicitud, aprobada en un inicio y luego rechazada. Texeira depositó 4,9 millones de euros en una cuenta de la Banca Privad d'Andorra, entidad presidida por Ramón Cierco, uno de los directivos del Barcelona. En Brasil también se señala que Rosell fue socio de la mujer del expresidente de la CBF, Ana Carolina Wigand, en la compra de dos locales comerciales y en la venta de una avioneta.

Todo este panorama fue el que le llevó a tomar la decisión de abandonar, de dejar un cargo que le llenó el ego, pero que le puede costar caro. La relación que tiene con diferentes procesos, uno de ellos penal, le han llevado a abandonar, a no dañar más la imagen de un Barcelona ya judicializado por el caso Neymar.