La plantilla madridista se dice las cosas a la cara en presencia de Ancelotti

Cuarenta minutos en busca de una solución. Ese es el tiempo que ayer estuvieron encerrados los jugadores del Real Madrid junto a Carlo Ancelotti en el vestuario de Valdebebas. La iniciativa partió de los capitanes, ejerciendo Sergio Ramos de portavoz y de hilo de conductor en esa búsqueda de identidad que ha iniciado el vestuario del equipo blanco y de la que tenía conocimiento Florentino Pérez.Presidente,entrenador y José Ángel Sánchezse reunieron ayer por la noche y disfrutaron de una cena en la que el máximo mandatario blanco le ha transmitido tranquilidad al técnico italiano.

Sergio Ramosbuscó al entrenador para invitarle a participar en la reunión que se había programado en el vestuario. La charla del italiano fue breve y en todo momento positiva, buscando la reacción del grupo e intentando transmitir un optimismo que ahora mismo no tiene ni el equipo ni la afición. Cumplió el expediente, con Zidane a su lado, callado, observando todo lo que sucedía.

Ramos pidió a sus compañeros implicación, pero incidió en el rango que cada jugador debe tener dentro del grupo. Recordó a Arbeloa que todavía no era uno de los capitanes y que antes de hacer gestos públicos, lo pensara un par de veces, recordando que es el vestuario el sitio idóneo para aclarar las situaciones problemáticas que puedan existir dentro de la plantilla. El lateral se defendió asegurando que si hizo aspavientos ante el cambio de Benzema contra el Getafe o para calmar a Pepe y al delantero francés en el derbi fue única y exclusivamente buscando la protección de un compañero.

Pepe también tuvo su medicina, aunque el central reconoció el error que cometió cuando le recriminó a Benzema su escasa implicación sobre el terreno de juego. El defensa pidió perdón y admitió haber hecho el gesto víctima de la tensión del momento y de ver cómo el cambio de ciclo iniciado en la final de Copa se confirmaba sobre el césped.

Casillas se mantuvo al margen, aunque respaldó la exposición de un Ramos que también pidió respeto hacia Iker y a todo lo que ha hecho en el club en los más de veinte años que lleva defendiendo la camiseta del Real Madrid.El objetivo de la reunión era intentar solucionar una situación que podría volverse irrecuperable. Los jugadores pretenden que no se convierta en una guerrilla y salvar una campaña que todavía no ha hecho más que iniciarse.