Guardiola, obligado a cambiar su discurso ante el inminente fichaje de Thiago
Para muchos es el perfecto ejemplo del 'seny' catalán. Pep Guardiola es un auténtico ídolo en Can Barça, a la altura del gran Johan Cruyff y
Para muchos es el perfecto ejemplo del 'seny' catalán. Pep Guardiola es un auténtico ídolo en Can Barça, a la altura del gran Johan Cruyff y tan sólo un escalón por debajo del propio escudo, como algunos se atreven a decir. Hasta tal punto llega la admiración del aficionado culé por el que fue jugador y técnico del club que no han dudado en ponerse de su parte en este último y reciente pulso dialéctico que le ha lanzado al presidente y a la junta directiva del actual FC Barcelona. Sin embargo, el técnico de Santpedor trabaja ahora para otra 'empresa', se debe a otros colores y a otros intereses y busca lo mejor para ese Bayern de Múnich que le paga y que se erige en uno de los grandes rivales del equipo de sus amores. El inminente fichaje de Thiago Alcántara ejemplifica todo esto.
Tras vivir una de las etapas más gloriosas en la historia del Barça, si no la que más, en el verano de 2012 Guardiola decidía poner punto y aparte a su andadura como técnico azulgrana. La falta de sintonía con la nueva directiva (recordemos que fue Laporta quien lo colocó en el primer equipo) y la presión que supone un cargo de este tipo provocaron que el técnico hiciera un paréntesis en su vida. Con catorce títulos bajo el brazo, Pep decidía tomarse un año sabático hasta encontrar la motivación necesaria y un proyecto adecuado para regresar a los banquillos. Y en esas llegó el Bayern, uno de los clubes más laureados del 'Viejo Contiente' y que puso sobre la mesa todos los condicionantes para que el entrenador barcelonés aceptara su propuesta.
Fue entonces cuando se dispararon muchos rumores acerca de qué jugadores del Barça podría llevarse Guardiola a tierras bávaras. Conocedor como nadie de La Masía y del primer equipo, aficionados y directivos culés temían que el técnico pudiera pescar en Can Barça. Uno de los nombres que saltaron a la palestra fue el de Víctor Valdés, toda vez que se supo que no renovaría su contrato con el conjunto azulgrana. Pero Pep siempre dio a entender que no torpedearía al que ha sido, es y será su equipo, más allá de donde desarrolle su profesión.
Ahora bien, nunca habló de aquellas gangas que pudieran ponerse a tiro. Y eso es lo que ha sucedido con Thiago Alcántara. El canterano no se encontraba cómodo con su rol en el esquema de Tito Vilanova, no se ha sentido nunca un futbolista importante y cree que ha llegado su momento de echar a volar, de buscar el éxito lejos de la Ciudad Condal. Si eso le añadimos que, por no jugar el 60% de los partidos de la pasada temporada, su cláusula de rescisión quedaba reducida a unos irrisorios 18 millones de euros, chollo a la vista. Y claro, Guardiola no es tonto.
Aun así, en un principio el actual entrenador del Bayern no descargó toda su artillería, simplemente esperó acontecimientos. Las informaciones iniciales situaban al hijo mayor de Mazinho en la Premier, concretamente en el Manchester United. Pero todo se enfrió, nada se concretaba, y entonces llegó el acercamiento al actual campeón continental. Fue entonces cuando Pep entró en escena. Debió pensar que, sin querer, se le ponía a tiro una de las joyas del fútbol europeo, un “superfutbolista” como el propio entrenador lo ha calificado. Así que era tontería no aprovecharlo, por muy jugador del Barça que fuera. Entonces, lo llamó y le convenció para que hiciera las maletas y se pusiera de nuevo a sus órdenes.
Así que 'donde dije digo…'. Probablemente no era la intención del técnico, ésa de arrebatar jugadores al club de su vida, pero las circunstancias han cambiado y el discurso de Pep también. Todo apunta a que la entidad bávara pagará este lunes la cláusula por Thiago y éste será jugador muniqués, a las órdenes de un Guardiola que se lleva a uno de los diamantes de esa Masía que con tanto mimo cuidó el de Santpedor.
Para muchos es el perfecto ejemplo del 'seny' catalán. Pep Guardiola es un auténtico ídolo en Can Barça, a la altura del gran Johan Cruyff y tan sólo un escalón por debajo del propio escudo, como algunos se atreven a decir. Hasta tal punto llega la admiración del aficionado culé por el que fue jugador y técnico del club que no han dudado en ponerse de su parte en este último y reciente pulso dialéctico que le ha lanzado al presidente y a la junta directiva del actual FC Barcelona. Sin embargo, el técnico de Santpedor trabaja ahora para otra 'empresa', se debe a otros colores y a otros intereses y busca lo mejor para ese Bayern de Múnich que le paga y que se erige en uno de los grandes rivales del equipo de sus amores. El inminente fichaje de Thiago Alcántara ejemplifica todo esto.