Manuel Pellegrini logra con el Málaga lo que no pudo con el Real Madrid, llegar a cuartos

Manuel Pellegrini es el arquitecto, mejor dicho, el ingeniero que ha diseñado la página más gloriosa de este Málaga que ayer remontaba ante el Oporto (2-0) invalidando el tanto portugués de la ida. En su primer año en Europa, el sueño de La Rosaleda está más vivo que nunca a pesar de la sequía goleadora del equipo andaluz, de las últimas dudas, de que las fuerzas empiezan a flaquear, de los agobios económicos y de la UEFA. A pesar de todo y de todos. Al Málaga le costó ponerse el mono de trabajo pero cuando lo hizo, volvió a deleitar y avisó al resto de Europa que él es igual de grande que los otros siete clasificados. Y el principal culpable de todo es el técnico chileno que se hizo cargo del banquillo malaguista en 2010.

El 1-0 de la ida no traería buenos recuerdos a Manuel Pellegrini. Es un resultado con sabor amargo porque hace tres temporadas un gol en octavos condenó al que entonces era su equipo, el Real Madrid. El Olympique de Lyon firmó el mismo resultado que el Oporto en la ida y el empate a uno de la vuelta alejaba la Champions League del Santiago Bernabéu. Aquella noche fue la última en Europa de un Pellegrini que al acabar la temporada cambió Madrid por Málaga. El chileno tenía una espinita clavada. No era para menos: el 1-0 del Arsenal en las semifinales de 2006 también acabó con las aspiraciones del mágico Villarreal.

Este miércoles el ingeniero se desquitó. Una imagen vale más que mil palabras y la de Pellegrini celebrando por todo lo alto el pase a cuartos habla por sí sola. No es la primera vez que el técnico del Málaga cuela a su equipo entre los ocho mejores de Europa: lo hizo hace cuatro temporadas con el Villarreal que caía en cuartos frente al Arsenal, el mismo verdugo que un año antes les arrebató el dulce europeo en las semifinales, la antesala del partido que todos sueñan jugar. El chileno tardó un año en meter al Villarreal en la máxima competición europea después de haber ganado la extinta Copa Intertoto y alcanzar los cuartos de la antigua UEFA. Hacer debutar al Málaga en Champions (por primera vez en la historia del equipo de la Costa del Sol) le ha costado algo más, a la tercera ha ido la vencida en un conjunto que hace no mucho luchaba por mantener la categoría o se perdía en las categorías inferiores del fútbol español.

Pellegrini, un hombre tranquilo de mirada clara, es la clave de todo lo que está logrando el conjunto de la Costa del Sol. Ha conseguido moldear a este Málaga zarandeado por un jeque invisible y multitud de problemas económicos que han hecho zozobrar el barco del chileno, el último entrenador que ha conseguido llevar a un debutante hasta los cuartos de la máxima competición europea (un título que ostentaba él desde su etapa al frente de El Madrigal). No es el único hito que firmó anoche: el Málaga se convertía en el primer equipo andaluz que alcanzaba esta fase en la Champions League desde que ésta adquirió su nuevo formato. Con La Rosaleda coreando su nombre, Manuel Pellegrini se tomaba su revancha particular con esta competición y conseguía algo que no pudo con el Real Madrid: volver a pisar los cuartos de final.