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Aunque el Málaga se relajó ante el Zenit, redondea el pase con el liderato de su grupo
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DESPUÉS DE ADELANTARSE, LOS RUSOS APRETARON HASTA LOGRAR EL EMPATE

Aunque el Málaga se relajó ante el Zenit, redondea el pase con el liderato de su grupo

El Málaga llegó a Rusia con el pase en el bolsillo y eso le permitía ciertas licencias como prescindir de alguno de los jugadores que frecuentan

Foto: Aunque el Málaga se relajó ante el Zenit, redondea el pase con el liderato de su grupo
Aunque el Málaga se relajó ante el Zenit, redondea el pase con el liderato de su grupo

El Málaga llegó a Rusia con el pase en el bolsillo y eso le permitía ciertas licencias como prescindir de alguno de los jugadores que frecuentan el once titular como es el caso de Isco. Manuel Pellegrini sabía que el objetivo seguía siendo el liderato del grupo para seguir haciendo historia en Europa y por ello recurrió a su defensa titular y salpicó el centro del campo con alguno de los habituales. Los jugadores captaron el mensaje al vuelo: en el minuto diez dejaron el partido encarrilado aunque no controlaron el choque permitiendo al Zenit asustar y firmar el un empate que sabe a victoria ya que un solo punto daba el liderato del grupo C al Málaga que, de esta forma, se desquitaba de los últimos sinsabores ligueros, demostraba que el caos institucional no afecta al juego y ratificaba su candidatura en la Champions. Que pase el siguiente.

El Zenit encaró el partido buscando la presión e intentando que su rival no pudiera arrancar las jugadas desde abajo. El Málaga se agazapó en los primeros minutos, quería esperar para tomar el pulso al Zenit y al partido pero en un par de minutos asestó dos zarpazos que hirieron de muerte a los rusos. El primero en atacar fue Buonanotte y el segundo Seba Fernández. Necesitaron dos minutos, una buena jugada y un error garrafal de la defensa del Zenit. El primer tanto llegó tras una contra liderada por Camacho que penetró por la banda derecha, Santa Cruz dejó pasar el balón que fue a parar a las botas del argentino. Sin tiempo para reaccionar y segundos después de sacar desde el centro del campo, la defensa del Zenit entró en trance y Santa Cruz se aprovechó para dar el pase de la muerte a Seba Fernández. Dos tantos que iban a determinar el ritmo del partido y que suponían dos pesadas losas para el equipo ruso aunque no para su afición que seguía animando como si el luminoso del Petrovsky estuviese a su favor.

La superioridad en el marcador dejó de reflejarse en el campo. El Málaga tenía el partido bajo control pero se repartía la posesión con su rival. Los rusos gozaban de ocasiones pero eran incapaces de definir con precisión como era el caso de Hulk o de Danny. Los huecos que dejaban el conjunto andaluz eran aprovechados por el Zenit una y otra vez; el conjunto ruso empezaba a sobreponerse a los dos goles malaguista y cogía tono para hacer que Willy Caballero se luciese mientras las llegadas del Málaga se reducían y apenas ponían en apuros a Malafev. Los dos tantos no sólo habían llevado a los andaluces a encarrilar la cita rusa también había provocado cierta relajación cuando Olegario Benqueranca señalaba el final de la primera parte.

El Zenit acorta distancias

La comodidad trajo sus primeras consecuencias graves cuatro minutos después de que el partido se reanudase tras el descanso. El Zenit había avisado hasta cansarse y tanto había rondado el área del Málaga que al final obtuvo la recompensa que tanto buscaba: Danny recogió un centro que llegaba desde la izquierda, mimó el balón y lo bajó para cruzarlo ajustado al poste. Los rusos no tenían miedo y el portugués, más inspirado que nunca tras haber visto portería, junto a Kerzakhov fallaron de forma consecutiva cuando Willy Caballero, que parecía más que nunca un portero de balonmano, o Gámez no salvaban los muebles. El Málaga no conseguía desperezarse ni con los cambios que introducía Pellegrini (Weligton por Demichelis, Portillo por Duda y Juanmi por Seba) y las únicas aproximaciones eran a balón parado.

El Málaga llegó a Rusia con el pase en el bolsillo y eso le permitía ciertas licencias como prescindir de alguno de los jugadores que frecuentan el once titular como es el caso de Isco. Manuel Pellegrini sabía que el objetivo seguía siendo el liderato del grupo para seguir haciendo historia en Europa y por ello recurrió a su defensa titular y salpicó el centro del campo con alguno de los habituales. Los jugadores captaron el mensaje al vuelo: en el minuto diez dejaron el partido encarrilado aunque no controlaron el choque permitiendo al Zenit asustar y firmar el un empate que sabe a victoria ya que un solo punto daba el liderato del grupo C al Málaga que, de esta forma, se desquitaba de los últimos sinsabores ligueros, demostraba que el caos institucional no afecta al juego y ratificaba su candidatura en la Champions. Que pase el siguiente.