Es noticia
Pellegrini deja escapar viva la venganza ante un Mourinho que supo rectificar a tiempo
  1. Deportes
  2. Fútbol
LAMENTABLE ACTITUD DEL REAL MADRID EN LA PRIMERA PARTE, QUE DEJA MUY TOCADO A KAKÁ

Pellegrini deja escapar viva la venganza ante un Mourinho que supo rectificar a tiempo

Los equipos de Mourinho no dejan indiferente a nadie y el actual Real Madrid no es una excepción. Otro entrenador hubiera tirado el partido con el

Foto: Pellegrini deja escapar viva la venganza ante un Mourinho que supo rectificar a tiempo
Pellegrini deja escapar viva la venganza ante un Mourinho que supo rectificar a tiempo

Los equipos de Mourinho no dejan indiferente a nadie y el actual Real Madrid no es una excepción. Otro entrenador hubiera tirado el partido con el cero a dos del descanso, pero el portugués no se conforma con derrota alguna y decidió mover al equipo entero, tirar de algunos de los que fueron suplentes, señalar a otros de manera definitiva como a Kaká. Todo con tal de no aceptar un resultado contrario. Y es que el Real Madrid ofreció dos imágenes bien distintas. Una pasota, indiferente ante lo que sucedía sobre el césped y otra desbordante de motivación, de empuje y fuerza, capaz de levantar en diez minutos los dos goles de desventaja con los que llegó al minuto 68, hasta lograr cerrar el marcador con el tres a dos final. La venganza de Pellegrini tendrá que esperar una semana, al menos hasta el choque de vuelta, ya que de tenerlo todo en la mano pasó a marcharse con una derrota, dolorosa por cierto.

La eliminatoria queda abierta, pero durante muchos minutos estuvo muy cerca de quedar resuelta de lado del Málaga. El equipo de Pellegrini se mostró serio, ordenado, con las ideas muy claras durante la primera hora del choque. Después se vio desbordado por esa energía que demuestra el equipo de un Mourinho triste y abatido en la primera mitad, pero lleno de vitalidad en la segunda. Y es que al portugués no le gustó nada de lo que vio en los primeros cuarenta y cinco minutos, especialmente lo mostrado por Kaká. Lo extraño de esa primera parte es que todos los mensajes emitidos por el técnico madridista iban encaminados hacia la importancia que la da a la Copa, con la alineación de Casillas como titular, pero está claro que no todos sus jugadores lo entendieron, al menos de inicio. Tras el descanso todo cambió.

El Real Madrid se vuelve vulgar cuando pierde la concentración y muchos de sus jugadores se creen que pueden ganar a cualquier rival con el simple paseo del escudo de la camiseta. Esa superioridad de la que tanto se habla queda reducida a la nada cuando falla la actitud. El Málaga tiró de orden, de un planteamiento más que correcto y del saber aprovechar las oportunidades para derrotar a un equipo blanco que nada transmitió. Mourinho, por su parte, se limitó a contemplar la dejadez mostrada por algunos de sus jugadores. Y es que Higuaín primero y Ronaldo después se limitaron a ver cómo Sergio Sánchez y Demichelis remataban a placer ante la indecisión de un Casillas que no tuvo uno de sus mejores días, poniendo su granito de arena a los goles rivales.

Los de Mourinho iniciaron el partido a cámara lenta. La velocidad, presión y desborde del mes de noviembre eran historia. Los madridistas se mostraban previsibles, por lo que los de Pellegrini tenían suficiente con mantener el orden para anular las acometidas de los blancos. La falta de profundidad confundió a jugadores como Cristiano Ronaldo, que cada elección que tomaba se convertía en un error tras otro. Tiraba todo, se peleaba con el mundo y cuando su equipo requería pausa, aceleraba y así durante toda la primera mitad. Otros como Kaká demostraron lo que ya se sabía, que no es otra cosa que ya no están para estos partidos. El brasileño es historia, al menos para el exigente fútbol de Mourinho. No tiene ritmo, ni profundidad y, por supuesto, potencia física alguna. Si no se llamara Kaká no volvería a tener oportunidad alguna. Seguro.

Inicio fulgurante del Málaga

El Málaga avisó a los seis minutos. Cazorla la tuvo pero su inocente remate terminó en las manos de Casillas, desaprovechando la buena jugada de Isco, que cada día tener pinta de ser un gran jugador. Del Real Madrid apenas se tenían noticias por la portería de Caballero. El campeón de Europa se iba mostrando cada vez más. Quería la pelota, la buscaba y todo lo que hacía tenía sentido, intención, tal y como demostró a los doce minutos poniendo el balón en la cabeza de Sergio Sánchez. Escena que repitió al borde de la media hora, poniendo medio gol en la cabeza de Demichelis. Dos goles calcados, mitad culpa del que pone el pase y mitad del que se relaja en las marcas. Tantos, al fin y al cabo, de los que desesperan a los entrenadores por la falta de actitud defensiva de sus jugadores.

El cuarto de hora final de la primera parte sirvió para que el Real Madrid buscara con rabia, pero sin orden ni sentido la portería de Caballero. Mourinho decidió dar la vuelta al equipo, dejando fuera a Arbeloa, Kaká y Callejón, muy desacertado por cierto. El portugués colocó a Lass en el lateral derecho, Khedira en el doble pivote con Benzema, Özil y Ronaldo jugando por detrás de Higuaín. El juego ya era otro muy distinto, pero sobre todo por el cambio de actitud. El técnico puso las cosas en su sitio y el 'toque' que recibieron algunos en el vestuario sonó a sentencia y, a su vez, sirvió para que el resto despertaran, se acordaran que el fútbol es un deporte de equipo en el que la actitud y la solidaridad forman una parte tan importante como el de la calidad.

Remontada 'made in' Bernabéu

Pellegrini, propiciado en parte por el empuje blanco, metió a sus jugadores alrededor del área de Caballero. Demichelis y Mathijsen empezaban a sufrir y la pelota quemaba en los pies de jugadores tan seguros en la primera mitad como Apoño, Toulalan y Cazorla. La consecuencia es que el dominio pasó a ser completamente madridista y cuando eso sucede el asunto suele terminar en goles. Y eso que jugadores como Ronaldo seguían tirando todo lo que caía por su zona de influencia. Daba lo mismo un melón que un balón. Otros, como Benzema, pusieron su fútbol al servicio del equipo y otros como Khedira su músculo. Cada uno lo suyo.

El mediocentro alemán sorprendió a todos llegando con peligro primero, jugada anulada por fuera de juego, y después de manera mortífera sacando partido de su fuerza para derribar la resistencia del Málaga. El gol llevó al equipo de Pellegrini a entrar en lo que quería el Real Madrid, que no era otra cosa que el intercambio de golpes. Y llegados a ese punto los de Mourinho se mueve como nadie, tanto que en diez minutos dio la vuelta al marcador, aprovechando un error descomunal de Sergio Sánchez y después una gran asistencia de Higuaín a Benzema, que en cuarenta y cinco minutos demostraron que son compatibles y necesarios para este Real Madrid. El Málaga se vino abajo y no supo aguantar un marcador que le era más que favorable. Pellegrini no supo sujetar el partido y lo terminó pagando con un nueva derrota ante su exequipo.

Ficha técnica:

3 - Real Madrid: Casillas; Arbeloa, Raúl Albiol, Pepe, Marcelo; Lass, Xabi Alonso; Callejón, Kaká, Cristiano Ronaldo; e Higuaín.

2 - Málaga: Caballero; Gámez, Demichelis, Mathijsen, Monreal; Cazorla (Buonanotte, m.79), Toulalan, Apoño, Isco; Seba Fernández y Van Nistelrooy (Rondón, m.60).

Goles: 0-1, m.10: Sergio Sánchez. 0-2, m.29: Demichelis. 1-2, m.68: Khedira. 2-2, m.69: Higuaín. 3-2, m.78: Benzema.

Árbitro: Teixeira Vitienes (Comité Cantabro). Amonestó a Arbeloa (27), Higuaín (27) y Pepe (75) por el Real Madrid, y a Sergio Sánchez (57), Toulalan (77) y Monreal (80) por el Málaga. Expulsó a Rui Faría, ayudante de Mourinho.

Incidencias: partido de ida de los octavos de final de Copa del Rey, disputado en el estadio Santiago Bernabéu, lleno, ante la presencia de 83.500 espectadores.

Los equipos de Mourinho no dejan indiferente a nadie y el actual Real Madrid no es una excepción. Otro entrenador hubiera tirado el partido con el cero a dos del descanso, pero el portugués no se conforma con derrota alguna y decidió mover al equipo entero, tirar de algunos de los que fueron suplentes, señalar a otros de manera definitiva como a Kaká. Todo con tal de no aceptar un resultado contrario. Y es que el Real Madrid ofreció dos imágenes bien distintas. Una pasota, indiferente ante lo que sucedía sobre el césped y otra desbordante de motivación, de empuje y fuerza, capaz de levantar en diez minutos los dos goles de desventaja con los que llegó al minuto 68, hasta lograr cerrar el marcador con el tres a dos final. La venganza de Pellegrini tendrá que esperar una semana, al menos hasta el choque de vuelta, ya que de tenerlo todo en la mano pasó a marcharse con una derrota, dolorosa por cierto.

José Mourinho