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El Real Madrid sufre y escucha los silbidos del Bernabéu pero termina goleando al Rayo
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MOURINHO CAMBIÓ EL ESQUEMA Y SU EQUIPO REACCIONÓ A TIEMPO

El Real Madrid sufre y escucha los silbidos del Bernabéu pero termina goleando al Rayo

El Real Madrid y Mourinho salvaron la papeleta que tenían tras la derrota y el empate ante el Levante y Racing que por si fuera

Foto: El Real Madrid sufre y escucha los silbidos del Bernabéu pero termina goleando al Rayo
El Real Madrid sufre y escucha los silbidos del Bernabéu pero termina goleando al Rayo

El Real Madrid y Mourinho salvaron la papeleta que tenían tras la derrota y el empate ante el Levante y Racing que por si fuera poco se incrementó con el gol de Michu a los dieciocho segundos. Treinta minutos tardaron en despertar, lo que tardó el técnico en enviar un mensaje a sus jugadores con el cambio de Özil por Lass. Hasta ese momento, pasividad, lentitud y protestas desde la grada. Mourinho ya sabe cómo suenan los pitidos de todo el estadio madridista. El cambio tuvo el efecto buscado y el Real Madrid fue otro a partir de ese momento. Nada que ver con lo anterior. Volvieron las ganas, el fútbol directo, aunque el 6-2 final (tres de Ronaldo, Higuaín, Varane y Benzema, por dos de Michu) no debe tapar algunos fallos de actitud y aptitud de algunos de los jugadores blancos. 

Sandoval ya sabe cómo es perdonar en el Santiago Bernabéu. El Rayo tenía el partido más o menos controlado pero en lo que no cayó el técnico en su planteamiento es que Movilla iba a perder un balón absurdo en la medular y que terminó con el primer gol. Tampoco contó con que a Tito se le iba a caer el balón de las manos y que eso tendría como consecuencia el segundo tanto madridista en el último minuto de la primera parte o que de un saque de esquina a favor, lanzado de manera lamentable, el Real Madrid iba a lograr la tercera diana. Así es el fútbol, así es la Primera y esta es la diferencia entre un grande y un pequeño. Uno aplasta y el otro perdona.

Mourinho tuvo que renunciar a sus principios futbolísticos para poder dar la vuelta a un partido que sirvió para demostrar que no miente y que el Real Madrid está mal, fuera de sitio. El técnico del Rayo dijo en los días previos que iba a salir a jugar como siempre, nada de encerrarse. Y cumplió, tanto que a los dieciocho segundos el equipo vallecano ya había marcado. El entrenador madridista, proclamado por la FIFA como el mejor del mundo y que lo recuerda en un anuncio para un banco portugués, tuvo que rectificar, dar un paso hacia adelante.

El Rayo estaba bailando al Real Madrid y el Bernabéu recriminó la actitud y el juego de sus jugadores. Su equipo necesitaba algo y lo encontró a mano, en el banquillo. Renunció a Lass, tiró de Özil y el panorama cambió. La calidad del alemán aportó claridad al equipo blanco, a lo que hay que añadir un toque de suerte (a Tito se le resbaló el balón en un saque de banda) y un fallo arbitral (el segundo gol llegó precedido de un fuera de juego de Sergio Ramos) que sirvieron para dar la vuelta al marcador y al signo del partido. 

Antes de ese cambio en el guión, el Rayo se sentía cómodo, jugaba con y contra el Real Madrid. En la primera media hora a los madridistas les temblaba el pulso y las piernas cada vez que la pelota caía en sus inmediaciones. Dudaban y los silbidos de la grada ayudaban a crear esa confusión en la que vivió el equipo blanco en los treinta minutos iniciales. Presionaban arriba y el Real Madrid sólo sabía sacar el balón de una manera: patadón. El gol de Michu, tras un fallo de Casillas, no fue la única ocasión que tuvieron los de Sandoval. Piti y Lass pudieron colocar el cero a dos pero sus remates salieron fuera por muy poco. El Madrid estaba tocado aunque el Rayo no supo cerrar el partido y lo terminó pagando.

Ya con el marcador a favor, el Bernabéu pensó en una plácida segunda mitad. Nada de eso. El Rayo quería seguir asustando pero carecía de la contundencia que tuvo en el arranque del partido. Michu volvió a ser el encargado de señalar a Casillas. Unos centímetros separaron al Rayo de lograr el empate. El problema es que un minuto después no sucedió lo mismo en el área contraria. Penalti sobre Kaká y Ronaldo no perdonó a la hora de sentenciar el partido pese al posterior susto de Michu con el segundo tanto del Rayo y la expulsión de Di María. La incertidumbre apenas duró diez minutos, lo que tardó Varane en estrenarse como goleador en el Bernabéu.

La diferencia entre uno y otro equipo se dejaba notar. La presión del Rayo era menor y los madridistas se sentían cómodos, ya no sufrían. Ni la expulsión de Di María niveló la balanza. La superioridad ya era blanca de una manera patente. Los locales tenían espacio y libertad para moverse, lo que más les gusta. El Rayo nunca entregó el partido pero la sentencia quedó rubricada con los goles de Varane y Benzema. Con el quinto, el partido se rompió por completo. Los de Vallecas siguieron buscando la portería de Casillas pero ya sin pegada. Cristiano Ronaldo cerró la cuenta con su tercer tanto, el segundo de penalti.

Ficha técnica:

Real Madrid: Casillas; Ramos, Varane, Albiol, Marcelo; Alonso, Lass (Ozil, m.29); Di María, Kaká (Khedira, m.60), Ronaldo; Higuaín (Benzema, m.60).

Rayo Vallecano: Dani Giménez, Tito, Arribas, Jordi, Casado, Movilla, Javi Fuego, Michu (Trashorras, m.69), Piti (Dani Pacheco, m.67), Lass y Tamudo (Delibasic, m.55).

Goles: 0-1, m.1: Michu; 1-1, m.39: Ronaldo; 2-1, m.45: Higuaín; 3-1, m.51: Ronaldo, de penalti. 3-2, m.55: Michu; 4-2, m.67: Varane; 5-2, m.73: Benzema. 6-2, m.84: Ronaldo, de penalti.

Árbitro: Jose Luis Paradas Romero, del comité Andaluz. Expulsó a Di María, por doble amarilla (m.56), y amonestó a Arribas (m.45), Movilla (m.50), Lass (m.65) y Dani Giménez, del Rayo.

Incidencias: Encuentro correspondiente a la sexta jornada de Liga disputado en el Santiago Bernabeu ante unos 72.000 espectadores. Antes del partido, el ganador de la Vuelta Ciclista a España, Juan José Cobo, hizo el saque de honor. 

El Real Madrid y Mourinho salvaron la papeleta que tenían tras la derrota y el empate ante el Levante y Racing que por si fuera poco se incrementó con el gol de Michu a los dieciocho segundos. Treinta minutos tardaron en despertar, lo que tardó el técnico en enviar un mensaje a sus jugadores con el cambio de Özil por Lass. Hasta ese momento, pasividad, lentitud y protestas desde la grada. Mourinho ya sabe cómo suenan los pitidos de todo el estadio madridista. El cambio tuvo el efecto buscado y el Real Madrid fue otro a partir de ese momento. Nada que ver con lo anterior. Volvieron las ganas, el fútbol directo, aunque el 6-2 final (tres de Ronaldo, Higuaín, Varane y Benzema, por dos de Michu) no debe tapar algunos fallos de actitud y aptitud de algunos de los jugadores blancos. 

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