Ronaldinho se pone a dieta con tal de ir al Mundial

"Ahora se entrena, antes simplemente aparecía por Milanello", afirma sobre Ronaldinho una de las personas que día tras día está pendiente de todo lo que sucede en el Milan. La consecuencia de este súbito despertar del interés deportivo del ex del Barcelona es la pérdida de peso, se habla de hasta cuatro kilos, y la lógica recuperación de su figura como futbolista. Todavía no puede presumir de abdominales como hacía en su primera etapa en el club azulgrana, pero la barriguita cervezera que le obligaba a jugar con la camiseta por fuera del pantalón está perdiendo presencia, aunque todavía amenaza con aparecer si recupera la perfecta uniformidad italiana al vestirse.Con menos peso, más fútbol. Seis goles en los tres últimos partidos es algo que se había borrado del disco duro del buen aficionado al fútbol. Hasta la página web de la FIFA le ha dedicado un amplio reportaje a ese ave fénix que vive en la capital de la moda. 

 

Los motivos de la metamorfosis son tres. Los más fieles al primer ministro italiano hablan de una hora de charla entre Berlusconi y el brasileño en el pasado mes de octubre como principal argumento. "Has sido el sueño de mi vida y un año después de tu llegada todavía no he tenido el placer de ver al verdadero Ronaldinho. Te pido que reacciones por favor", comentó el mandatario al jugador en uno de sus viajes en helicóptero a Milanello.

 

El segundo habla de la presencia del Mundial de Sudáfrica en el horizonte. Dunga, el que manda en el fútbol en Brasil, ya dijo meses atrás que no quería gordos en su selección. Ronaldo, el ex del Real Madrid, hizo caso omiso y decidió regresar al Corinthians tras las vacaciones de Navidad con algún motivo que otro para aumentar su ya de por sí dilatada pelea con la báscula. Ronaldinho, sin embargo, decidió que era el momento de cuidarse, a su manera eso sí, de quitarse esos kilos de más que le impedían aspirar a tener en su poder el visado para tierras africanas.

 

El tercer aliciente para el cambio habla de la próxima finalización del contrato entre el Milan y el que fue Balón de Oro 2007. El 30 de junio de 2011 es el momento en el que termina la unión entre las dos partes y al parecer Berlusconi le ha prometido que si llegaba una mejoría, el nuevo contrato no tardaría en llegar. Lo cierto es que Rodrigo de Assis, hermano-agente, ya ha demostrado ser un hábil negociador. Ahora su teléfono siempre está activo y operativo para cualquiera que se cruce en su camino, vamos se deja querer.

 

Lo cierto es que la aparición de un feliz y participativo Ronaldinho ha llegado en el momento límite. Italia clamaba en contra de un jugador que no tenía inconveniente alguno en aparecer en cualquier fiesta sin ningún tipo de rubor deportivo. El abandono de su físico le llevó a perder brillantez, a jugar andando. La historia de Barcelona se repetían y las fiestas del brasileño volvían a ser habituales hasta ser capaz de aparecer  en Atenas o París repartiendo sonrisas con alevosía y nocturnidad.

 

En pleno apogeo de vida nocturna, su cita con la báscula no engañaba y llegó a pararse en los 87 kilogramos. El Mundial se alejaba y para estar en Sudáfrica debía perder siete kilos. No ha sido la dieta de la alcachofa, pero el Milan le ha puesto a régimen. Ya son cuatro kilos menos, pero todavía le faltan tres para estar a punto, con tipo torero. La fórmula menos comida, más entrenamiento tiene como resultado otro Ronaldinho.

 

 

El brasileño se ha  inventado de nuevo. Se lo cree y cuando se le pregunta por si ya vuelve a ser el de antes, el de su época dorada, responde sin rubor alguno: "No soy el de antes, soy el nuevo Ronaldinho". Y es que en Barcelona todavía siguen preguntándose en qué parte del camino se quedó ese jugador que llevó al equipo azulgrana a ganar Liga y Champions, para perderse un año después, logrando desesperar a sus compañeros. Más de un día, Puyol y Xavi como capitanes de la plantilla, le pidieron que cambiara, que regresara a su estado natural y dejara de lado sus más que sospechosas llegadas al vestuario, apestando a 'noche' catalana. La respuesta de Ronnie siempre era la misma: "sí, sí no os preocupéis", levantando y agitando la mano de la manera que patentó en sus años de gloria. Ni caso.

 

Ronaldinho necesita sentirse querido. Ahora vive a orillas del lago Como junto a su hermana y cuñado. "Me siento amado, la gente, ahora, me respeta y eso me ayuda a darlo todo y emocionar a los aficionados", comenta el brasileño tras asistir a la inauguración de la pescadería de Gattuso junto a Beckham. De todas formas, el que fuera Balón de Oro no se olvida de lo que significa para él la fiesta. En la víspera de la última jornada del año y dos días antes de jugar ante la Fiorentina fue pillado de fiesta a las cinco de la mañana. Leonardo decidió castigarle, pero el frío jugó a su favor y obligó a la suspensión del partido. Genio y figura. Y lo bueno para el fútbol es que promete más, empezando por el partido ante el Inter de este fin de semana.