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Sospechas y dobles intenciones: el 'Juego de Tronos' de Red Bull con el futuro de Alpha Tauri
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UN ANUNCIO SOSPECHOSO

Sospechas y dobles intenciones: el 'Juego de Tronos' de Red Bull con el futuro de Alpha Tauri

La compañía de bebidas energéticas ha anunciado que está pensando trasladar al equipo de Italia al Reino Unido o incluso venderlo. Pero hay cierta incongruencia en el mensaje

Foto: Un Alpha Tauri en el pasado Gran Premio de Mexico.
Un Alpha Tauri en el pasado Gran Premio de Mexico.

Después de que falleciera Dietrich Mateschitz el pasado verano, algunas cosas están cambiando con Oliver Mintzlaff como director general de Red Bull. El antiguo gestor del equipo de futbol de Salzburgo (patrocinado también por la compañía austríaca) está revisando una a una todas las divisiones empresariales de la compañía, que están fuera del negocio matriz de las bebidas. Si en vida de Mateschitz, alguna de estas inversiones se mantenían, aunque fueran deficitarias por el cariño que les dispensaba el jefe, ahora no queda espacio para el romanticismo. Si no aporta valor a la compañía, o se reforma para hacerse rentable, se vende.

Esta es la situación que actualmente parece afectar al equipo Alpha Tauri, del que se ha anunciado que o se marcha de Italia al Reino Unido o se vende. En el típico estilo Red Bull, este tipo de anuncios siempre precisan de una segunda lectura, porque hay una intención diferente de la que emerge como inicial. Cuando el fundador de la compañía hace 18 años compró el equipo Minardi y lo renombró Toro Rosso, una de las condiciones que quiso respetar fue la de no moverlo de su base de Faenza. La cuestión es que desde la entrada de los límites presupuestarios, la filosofía de manejar dos estructuras con cierta independencia ha dejado de tener sentido.

Durante un tiempo, es cierto que el equipo cumplía una función de ‘cantera’ de talentos técnicos y de pilotaje para el equipo titular, pero cada vez ha ido a menos relevante esta función y hoy día su principal objetivo es la de aportar su asignación de recursos técnicos y presupuestarios a mayor beneficio del equipo titular. Dado que hoy día en Faenza, aparte de marketing, comunicación, logística y algo de mantenimiento, no se hace mucho más. Es lógica la tentación de llevarse el equipo al completo a Milton Keynes e integrarlo en el campus tecnológico que Red Bull tiene en esa localidad. A fin de cuentas, desde hace un par de temporadas, tanto las horas de túnel de viento como la práctica totalidad del coche se realizan en el Reino Unido, por lo que tener una sub sede a miles de kilómetros no parece prágmatico.

Dependientes, no 'independientes'

Ahora bien, está por ver que al resto de los equipos le parezca bien ese eufemismo de que Red Bull y Alpha Tauri se presenten como equipos independientes, cuando en realidad se trata del mismo equipo que presenta cuatro coches en pista, dos de ellos al tope de evoluciones y los otros dos descafeinados a base de gastar en ellos lo imprescindible. En el fondo, esta es una sospecha que planea sobre los actuales campeones del mundo desde hace tiempo, pero ahora se haría sin ningún tipo de disimulo. Por eso sorprende la disyuntiva 'traslado o venta', porque si algo es estratégico, no puede depender de una mudanza el que un activo sea vendido o no. Parece más bien el típico globo sonda para testar el sentir de sus rivales y para lanzar un aviso a los empleados italianos: "O mudanza al Reino Unido o a buscar otro trabajo".

Si de verdad la venta es una opción que ha considerado la dirección actual de Red Bull, no parece muy lógico el precio de 700 millones de euros en el que se ha tasado el equipo. Suena al típico precio inflado de una casa donde su propietario en el fondo no quiere vender, pero sí quiere sondear a ver como está el ambiente. Si Andretti, Honda, Porsche o cualquier otro candidato a entrar en la Fórmula 1, tiene que pagar una reserva de 200 millones de euros por formar parte del club, todavía le quedan 500 millones de euros para construirse la sede donde la venga en gana. Faenza, situada en el mismo ‘Motor Valley’ de Ferrari, Lamborghini, Dallara o Ducati, no es un mal sitio, pero no necesariamente es la localización ideal para cualquier candidato. Es más, todos esos posibles compradores ya cuentan con buenas instalaciones en su haber, por lo que tendría más lógica invertir ese dinero en complementar sus activos actuales, que invertir una fortuna en una fábrica de Fórmula 1 con todas las letras.

No hay que olvidar, que aunque ahora esté infrautilizada, la que fuera antigua sede del equipo Minardi es una instalación más que decente y capacitada para sostener un equipo competitivo en el mundial. Sin embargo, tal y como puntualizaba Helmut Marko, el histórico asesor de Dietrich Mateschitz, "si tienes dos equipos, uno ganando el mundial y el otro en la novena plaza, está claro que las sinergias no funcionan". Lo que no cuenta Marko (aunque lo conoce de sobra) es que la caída en rendimiento estos dos últimos años del equipo filial, ha coincido con la entrada en vigor de los límites presupuestarios.

Todos hemos podido ver siempre el tremendo parecido visual que tenían los Red Bull y los Alpha Tauri, en cuanto eran desvelados por primera vez al público. También pudimos ver estas temporadas pasadas como los ‘filiales’ era muy competitivos las primeras carreras y luego iban perdiendo fuelle a medida que avanza la temporada. Si a través de ingeniería contable, todos los recursos y ‘dineros’ se destinaban al equipo matriz y al filial no llegan más que las migajas, no debería sorprender que a final de año uno acabe el primero y el otro por el fondo del pelotón. Por tanto, es obvio que Alpha Tauri sí que supone un factor clave en el éxito de su hermano mayor. Otra cosa es que se mantengan las formas y no se tenga el descaro de reconocer lo que gran parte del paddock intuye. Y todo esto, sin entrar en las 'ayuditas' en pista realizadas para favorecer el paso de los amigos y entorpecer el de los enemigos.

placeholder La Santisima Trinidad de Red Bull: Max Verstappen, Christian Horner y el Dr. Helmut Marko.(REUTERS /Aleksandra Szmigiel)
La Santisima Trinidad de Red Bull: Max Verstappen, Christian Horner y el Dr. Helmut Marko.(REUTERS /Aleksandra Szmigiel)

Una táctica ya conocida

Tampoco hay que engañarse, porque en mayor o menor medida, es lo mismo que hace Ferrari con Haas, o Mercedes venía haciendo con Williams. Aparte de amortizar inversiones en investigación y desarrollo en dos estructuras con financiación independiente, siempre queda un resquicio para aprovechar en beneficio propio la norma de los límites presupuestarios. Viene a ser la misma falacia, de esos países contaminantes que firman protocolos de límites de emisiones de Co2 y para cumplir la norma, compran cuotas a países no contaminantes.

Lo más llamativo de todo este asunto, es que esta noticia surja justo en el inicio de una temporada con el precedente de una multa a Red Bull por haberse excedido en los límites presupuestarios. Según Christian Horner, el jefe del equipo austro-británico, la multa de 7 millones de euros y sobre todo la limitación de un 10 por ciento de horas de uso de túnel de viento, iba a ser una losa muy difícil de superar para ellos. Sin embargo, en pretemporada la ventaja aerodinámica de Red Bull sobre sus rivales, lejos de haberse acortado, parece haberse ensanchado. Crucialmente, Alpha Tauri es la pretemporada que más lejos se ha mostrado en competitividad respecto al equipo matriz. Si ambos coches comparten todo el conjunto matriz y de suspensiones y sólo les diferencia la aerodinámica, ¿podemos hablar de casualidad? En la Fórmula 1 la pocas cosas son casuales y menos aún, cuando se comparte el mismo túnel de viento y los cheques los firma la misma empresa.

Al final, como ocurre casi siempre, detrás de una noticia, para encontrar su significado real, lo mejor es seguir el rastro del dinero. Es decir, que Alpha Tauri siga cumpliendo la misma función que venía desempeñando históricamente para Red Bull, pero ahorrándose ahora todos los costes superfluos que supone tener una sede independiente. En breve encontraremos respuestas al globo sonda.

Después de que falleciera Dietrich Mateschitz el pasado verano, algunas cosas están cambiando con Oliver Mintzlaff como director general de Red Bull. El antiguo gestor del equipo de futbol de Salzburgo (patrocinado también por la compañía austríaca) está revisando una a una todas las divisiones empresariales de la compañía, que están fuera del negocio matriz de las bebidas. Si en vida de Mateschitz, alguna de estas inversiones se mantenían, aunque fueran deficitarias por el cariño que les dispensaba el jefe, ahora no queda espacio para el romanticismo. Si no aporta valor a la compañía, o se reforma para hacerse rentable, se vende.

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