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La pelea de Fernando Alonso y Ocon como síntoma del mal de la 'generación Playstation'
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UNAS MALAS PRÁCTICAS

La pelea de Fernando Alonso y Ocon como síntoma del mal de la 'generación Playstation'

El aumento de medidas de seguridad y configuración de los circuitos está impulsando un tipo de conducción que se toma como un videojuego y en realidad entrañan graves riesgos

Foto: Esteban Ocon y Fernando Alonso en el Gran premio de Brasil. (Reuters/Ricardo Moraes)
Esteban Ocon y Fernando Alonso en el Gran premio de Brasil. (Reuters/Ricardo Moraes)

No ha sido la primera vez que Fernando Alonso y Esteban Ocon se las tenían tiesas en una pista, pero, quizá, la carrera de Brasil haya sido la más reveladora en cuanto a una tendencia hacia un tipo de conducción muy peligrosa, que cada vez se va haciendo más visible en las carreras. La sensación de protección que sienten hoy día muchos pilotos ante maniobras que décadas atrás jamás hubieran osado realizar, está a la orden del día, tentando demasiado a la suerte.

Lo vivido en Interlagos en la carrera al sprint del sábado y el Gran Premio el domingo excede lo temeroso. Además de los roces que tuvieron ambos pilotos, vimos muchas otras maniobras peligrosas y evitables. Los golpes entre Lando Norris y Charles Leclerc, Lewis Hamilton y Max Verstappen o la peligrosísima cerrada de Lance Stroll a su compañero de equipo Sebastian Vettel, encierran el mismo problema de fondo: se acabó lo de dejar espacio al rival.

placeholder Michael Schumacher empezó a convertir acciones no exentas de temeridad en norma. (REUTERS Wolfgang Rattay)
Michael Schumacher empezó a convertir acciones no exentas de temeridad en norma. (REUTERS Wolfgang Rattay)

Males que vienen de lejos

Quizá fuera en la era Schumacher cuando el 'kaiser' empezó a abusar de un tipo de conducción defensiva cercana a lo temerario por decirlo suave. Pero dado que nunca hubo ningún accidente grave que lamentar y lque os éxitos deportivos acompañaron a esas maniobras, mandó un terrible mensaje a las nuevas generaciones de pilotos. Ahora, si quieres triunfar, tienes que ser "duro", necesitas "carácter". Una absoluta falacia porque se puede pilotar duro y al límite pero respetando al rival. No hablamos de décadas atrás para encontrar ejemplos de ello, porque esta misma temporada hemos visto luchas al límite, pero deportivas, entre Fernando Alonso y Sebastian Vettel. No se concedían un solo centímetro de más, pero tampoco de menos.

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No quiere decir que en el pasado los pilotos fueran angelitos y no fueran agresivos e incluso en ocasiones también antideportivos, pero las precarias medidas de seguridad, eran un recordatorio permanente de que pasarse de la raya, te podía enviar directamente al otro barrio. En aquellos años donde no existían las escapatorias de asfalto, el halo o los crash-test de los chasis, palabras tan en boca de todos hoy día como "estrangular" al piloto a la salida de la curva no existían. Los pilotos, por supuesto, se tocaban entre ellos y en ocasiones con consecuencias graves, pero el origen de los accidentes venía casi siempre por errores de juicio por medir mal las distancias. La acción deliberada de sacar a otro piloto de la pista era la excepción y no la norma, como es en la actualidad.

placeholder La filosofía de toda la vida de dejar espacio al rival, cada día se respeta menos como se vio en el golpe entre Verstappen y Hamilton. (REUTERS/Amanda Perobelli )
La filosofía de toda la vida de dejar espacio al rival, cada día se respeta menos como se vio en el golpe entre Verstappen y Hamilton. (REUTERS/Amanda Perobelli )

Accidentes evitables

Sirva el contraste en la misma curva de Interlagos entre los accidentes de Daniel Ricciardo y Kevin Magnussen, al sufrido por Charles Leclerc y Lando Norris. Mientras que el primer caso es un caso claro de error de pilotaje en una frenada, en el segundo un piloto Norris modifica su línea de pilotaje con el único objetivo de obligar a Leclerc a levantar el pie. De nada servía que el monegasco dejara suficiente espacio al británico, porque sabedor, quizá, de que en caso de que hubiera enganchón entre ambos coches, las consecuencias no serían graves desde el punto de vista físico, se provocó un encontronazo absolutamente evitable. La sanción de cinco segundos no puede resultar más ridícula, si lo que se busca es evitar la repetición de estos comportamientos

La reacción de Lando Norris, piloto prototípico de la ‘generación Playstation’ no podía ser más reveladora: “Necesito una carrera limpia, pero no voy a dejar pasar a todos. No estoy aquí para dejar pasar a todos”. Fíjense en la cruda realidad del mensaje cuando habla de que ‘no voy a dejar pasar’. La defensa de una posición, cuando se lucha por una plaza en carrera, debe hacerse por todos los medios al alcance de un piloto, pero nunca cuando ya se entra en el terreno directo del bloqueo. Lo que de verdad delata la forma en la que se expresa Norris, es que en su subconsciente planea la necesidad de no ser percibido como un 'blando'. El británico, y tantos otros de su quinta, confunden dejarse pasar con lo que es simplemente verse superados por rivales con pilotaje o máquina superior. Y ahí está el germen del problema que se ha extendido como una plaga.

Este es el síndrome que afecta a Esteban Ocon y que le hace comportarse con una dureza que sobrepasa lo temerario con sus rivales en general y sus compañeros de equipo en particular. Fernando Alonso no es el primer compañero de equipo que ha sufrido las malas artes del francés, pero el hecho de que se mida ahora con un piloto del prestigio del asturiano, supone un plus en esa obsesión de labrarse esa imagen de piloto ganador. Confundir ser un piloto ambicioso con un piloto antideportivo es uno de los males de esta Fórmula 1 actual.

Foto: El momento del toque de Alonso a Ocon por detrás. (Formula 1)

Los comisarios deportivos no ayudan a parar estas malas prácticas, porque entre el miedo que le tienen a las redes sociales, esa falacia del "que les dejen correr" y un modo de sancionar que castiga más la anécdota que el fondo, confunden aún más la situación. Véase por ejemplo la sanción que sufrió Fernando Alonso por golpear por detrás a Esteban Ocon al salirse de su rebufo. Es evidente que el asturiano cometió un error de juicio y qué la sanción de cinco segundos era merecida, pero el problema, es que se pasa por alto lo verdaderamente grave como son los zigzagueos del francés en la carrera. Por supuesto que un piloto puede hacer un movimiento defensivo en una recta, pero lo que no es aceptable es hacer hasta tres movimientos impredecibles.

Como pudo verse en el accidente que sufrió el propio Fernando Alonso con Lance Stroll, en Austin, los movimientos súbitos y continuados en medio de una recta, pueden saldarse con un accidente de consecuencias trágicas. Era un aviso lo suficientemente revelador como para que los comisarios reconvinieran a los pilotos alertando de duras sanciones. Y ya ven, Stroll, al igual que Ocon, reincidieron dos carreras después con sus compañeros de equipo haciendo lo mismo ¿Hasta cuándo van a esperar a poner coto a los comisarios estos desmanes?, ¿hasta el día que tengamos algo serie que lamentar?

Se quiera reconocer o no, la nueva generación de pilotos vive bastante obsesionada con el qué dirán, preocupados porque les digan que carecen del instinto asesino de Max Verstappen y de aquellos polvos estos lodos. Es una terrible paradoja que al final ser sucio en la pista suponga una cualidad y no una mancha en tu historial, pero la señal evidente del absurdo al que está llegando esta forma de comportarse de muchos pilotos, es que el muro de boxes a veces tiene que acabar reprendiéndoles por la emisora como si fueran colegiales. La regañina pública de Alpine prohibiéndole expresamente a Ocon atacar a Fernando (que tenía neumáticos más frescos), no era gratuita. Los precedentes y el tono del francés en el primer aviso, obligó a la dirección del equipo a ser tajante como rara vez se ha visto a través de una emisora. Sólo les faltó decir: Esteban, esto no es un videojuego.

No ha sido la primera vez que Fernando Alonso y Esteban Ocon se las tenían tiesas en una pista, pero, quizá, la carrera de Brasil haya sido la más reveladora en cuanto a una tendencia hacia un tipo de conducción muy peligrosa, que cada vez se va haciendo más visible en las carreras. La sensación de protección que sienten hoy día muchos pilotos ante maniobras que décadas atrás jamás hubieran osado realizar, está a la orden del día, tentando demasiado a la suerte.

Fernando Alonso Fórmula 1 Brasil
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