El intocable y sagrado Gran Premio de Mónaco, cuestionado: ¿traición o realismo?
En plena vorágine de anuncios de nuevas carreras y expansiones del calendario, ha surgido con fuerza el cuestionamiento del futuro de citas clásicas tipo Mónaco o Spa-Francorchamps
La Fórmula 1 está en pleno boom. Es innegable que, respecto a otros deportes, la especialidad está en una fase expansiva con importantes crecimientos de seguimiento e interés en distintas partes del mundo para albergar Grandes Premios. Por ello, no es de extrañar que la competición deje aparcados sentimientos, lealtades o respeto a las tradiciones.
Una situación que está empezando a ocurrir con varios circuitos que han hecho grande a este deporte, como es el caso de Mónaco o Spa-Francorchamps. Ambas pruebas corren el peligro de ser olvidadas cuando la Fórmula 1 se ha convertido en objeto de deseo a nivel mundial. Unas recientes declaraciones de Zak Brown, el jefe de McLaren, ejemplificaron perfectamente esta situación cuando el americano acaba de cuestionar abiertamente la presencia de Mónaco en el calendario.
"Mónaco siempre representó la parte más glamourosa de la Fórmula 1" Brown ha abierto un melón intocable hasta ahora que lleva largo tiempo sobre la mesa. "Sin embargo, creo que Miami, Singapur y Las Vegas están empezando a agregar también algunos mercados bastante glamourosos. Hay que tener en cuenta la historia, pero también cómo es el espectáculo que se ofrece". Un ejemplo claro de comparar peras con manzanas. No obstante, como se trata de una persona inteligente, hay una doble lectura en sus palabras: el dinero.
Mónaco, por razones históricas de mucho peso, es el gran premio que menos paga en concepto de canon por tener presencia en el calendario. Cuando el Principado abona dos millones de euros anuales al promotor, otros como Singapur pagan alrededor de 50, o los estratosféricos 70 millones que estaría pagando en la actualidad Arabia Saudí. Es muy fácil la demagogia con este asunto y que los receptores de este dinero, tanto el promotor como los equipos, recurran al simplista "que todos paguen lo mismo".
El error de comparar lo incomparable
"Creo que Mónaco necesita llegar a los mismos términos comerciales que otros grandes premios y también necesite trabajar para adaptar su pista. Porque a medida que nuestros coches se han vuelto más grandes, las carreras se han vuelto más difíciles", argumenta Brown, cuyo abuelo llevaba pantalones cortos cuando Mónaco ya organizaba grandes premios.
No se puede ignorar, el Principado también fue el precursor de los rallyes o de las grandes carreras en cuesta del período de preguerra. Es decir, un respeto por parte de la Fórmula 1 a quien puso los cimientos de tu casa. Habría que cuestionar, por ejemplo, el argumento de que el circuito se haya quedado pequeño porque los coches son más grandes, casi el doble que hace 40 años, o pesan 250 kilos más que hace 20. Aunque en parte se deba a la seguridad, la sinrazón del tamaño y peso actual de los monoplazas es culpa de la FIA y los equipos, no de Mónaco.
Brown parece sugerir con su discurso de 'actualización' que Mónaco vive de las rentas. Y que a lo largo de todos estos años no ha hecho nada para mejorar su circuito. Nada más lejos de la realidad. El Principado ha invertido cuantiosas sumas de dinero en infraestructuras de la propia ciudad con el Gran Premio en mente. Quizá la hora de hacer comparaciones con otras carreras, de nuevo habría que hablar de todo. Un ejemplo básico nos viene a la mente: ¿Qué tal comparar la extraordinaria eficacia de los operarios de Mónaco para retirar coches accidentados en pista en comparación a los de, por ejemplo, Baréin, AbuDhabi o Arabia Saudí?
Domenicali, también muy crecido
El propio Stefano Domenicali, desde hace un año al frente del promotor Liberty, parece no tener contemplaciones con la historia o la base de aficionados 'tradicionalistas'. "Ya no basta con tener pedigrí. También tienes que demostrar que te mantienes al día. El interés que la Fórmula 1 está recibiendo hoy en los Estados Unidos nunca se ha visto antes. Sería un error para nosotros no aprovechar esta oportunidad y estamos tratando de entender cómo lidiar con este crecimiento", subrayó recientemente el italiano, en la misma línea que Brown.
Más carreras, no sólo en Estados Unidos, sino en América en general, son necesarias para que la Fórmula 1 crezca en el continente desde Alaska a Tierra del Fuego. Un calendario con excesivo peso europeo siempre ha supuesto un freno por la enorme diferencia horaria para que la especialidad despegara en interés al otro lado del Atlántico. Pero otro tema es considerar prescindibles a Mónaco, Silverstone, Spa-Francorchamps o Monza.
25 carreras por temporada
En el actual Acuerdo de la Concordia hay espacio para que se celebren hasta 25 carreras en una temporada. El propio Domenicali ha alertado que en el futuro podrían llegar hasta 30 las carreras del calendario. Lo que supondría que la mitad de fines de semana del año habría competición. Sin olvidar el estrés al que van a someter al personal dedicado profesionalmente a la Fórmula 1, difícilmente asumible. Por otra parte, parece bastante incongruente cancelar una carrera en Rusia por la invasión de Ucrania mientras se anuncia una o incluso dos carreras en China, con la invasión de Taiwan siempre está flotando en el ambiente.
"En tu momento más alto, ten cuidado, ahí es cuando el diablo viene por ti", le decía Denzel Washinton a Will Smith tras el famoso incidente de los Oscar. Si la Fórmula 1 se despoja de los valores que la han engrandecido a cambio de venderse al mejor postor, Mónaco, Spa-Francorchamps o cualquiera de los socios históricos de toda la vida podrían, 'despechados', encontrar una alternativa. Otro campeonato, por ejemplo, donde no se acabe haciendo buena la profecía de Bernie Ecclestone del peligro de hacer pasar por caviar comida del McDonald´s. Todo es respetable. Pero es peligroso confundirse.
La Fórmula 1 está en pleno boom. Es innegable que, respecto a otros deportes, la especialidad está en una fase expansiva con importantes crecimientos de seguimiento e interés en distintas partes del mundo para albergar Grandes Premios. Por ello, no es de extrañar que la competición deje aparcados sentimientos, lealtades o respeto a las tradiciones.