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"Usted primero, por favor": La sorpresa que pocos se esperaban en la Fórmula 1
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Un DRS más importante que nunca

"Usted primero, por favor": La sorpresa que pocos se esperaban en la Fórmula 1

Las dos primeras carreras bajo el nuevo reglamento han reforzado el papel del DRS, cuando se pensaba que la nueva filosofía aerodinámica lo haría menos importante

Foto: Verstappen, frenando ante la zona DRS para no adelantar a Leclerc. (Formula 1)
Verstappen, frenando ante la zona DRS para no adelantar a Leclerc. (Formula 1)

Al final de la recta principal de Shakir y con Max Verstappen soplándole en el cogote, Charles Leclerc levantó el pie del acelerador con tanta anticipación que parecía haber sacado un paracaídas en el alerón del monoplaza. O que sufría un problema con su unidad de potencia. Un Fórmula 3 podría haber frenado más tarde.

En Jeddah Corniche, mientras Verstappen y el monegasco luchaban, el holandés frenó tan fuerte que bloqueó las ruedas en su intento, quién lo diría, de no superar a su rival cuando podía, pero no quería hacerlo. Maniobras a las que los pilotos no nos tienen acostumbrados. Si puedes adelantar, a machete y punto.

Juego de pícaros

No es la primera vez que se ha visto este juego entre pilotos en el pasado, pero la igualdad entre Ferrari y Red Bull indica que estos juegos serán frecuentes esta temporada con los nuevos monoplazas. Y relacionados con el uso estratégico del DRS, una suerte de "usted primero, por favor" para aprovechar las ventajas que concede el sistema de reducción de 'drag', incorporado en el alerón trasero a comienzos de la pasada década. ¿Pero no había futurólogos que vaticinaban que la diferente filosofía aerodinámica de esta nueva generación de monoplazas haría del DRS un dispositivo innecesario? Pues va a ser que no.

Carlos Sainz, por ejemplo, hizo el pasado año algo parecido con Lando Norris en el GP de Estados Unidos, cuando le pidieron que devolviera la posición al británico tras una ligera salida de pista. El español lo hizo en el punto adecuado para tirar el ancla al McLaren con el DRS e inmediatamente después recuperar la posición. Hasta Andreas Seidl reconoció la picardía del español y de Ferrari. Un juego que también provocó el famoso incidente entre Lewis Hamilton y Verstappen en Arabia Saudí, cuando ambos acabaron tocándose ante la entrada de la zona de DRS. Sin embargo, la pugna en los dos primeros grandes premios entre Leclerc y Verstappen ocurrió con los nuevos monoplazas con los que, teóricamente, debería facilitar el seguirse unos a otros y, por tanto, aprovechar el efecto rebufo para pasarle por la piedra. Pues negativo.

Las dos carreras ofrecieron un juego de pícaros entre el Ferrari y el Red Bull. Cada piloto buscó dejar pasar al otro o no adelantarle para mantener la opción de usar el DRS, un factor clave de adelantamiento en Jeddah Corniche, no solo para los dos aspirantes a la victoria. Ya en Shakir los pilotos descubrieron que estos monoplazas se podían seguir más de cerca. Y más fácilmente que sus predecesores. Lo que no implicaba que fuera más fácil adelantar. Quién iba a decirlo.

Simplificando el concepto, la nueva filosofía aerodinámica ha buscado crear un mayor túnel de aire limpio para que un monoplaza no pierda casi la mitad de carga aerodinámica cuando rueda, aproximadamente, a unos diez metros del que le precede. Se consiguió el objetivo. Pero a partir de ese momento, cuando el monoplaza se sale de la estela tras haber ganado unos cuatro o cinco kilómetros de velocidad extra, se suponía que contaba con margen para pasar como un cañón a su rival. Va a ser que no. Ahí estaban Max Verstappen y Charles Leclerc para certificarlo.

"Sin DRS no hubiera ganado"

"Creo que el DRS debe quedarse por ahora, de lo contrario las carreras serían muy aburridas. Por mucho que seguir a otro coche sea ahora más fácil que el año pasado, lo que es muy positivo, sigo pensando que no es suficiente para deshacernos del DRS". En la rueda de prensa de Ferrari posterior a la carrera, el monegasco reconoció, ante la sorpresa de quienes le escuchaban que, al contrario de lo que podría parecer o desearse, el DRS ha ganado enteros en la bolsa de esta nueva era de la Fórmula 1. El gozo en el pozo, porque el magnífico duelo ofrecido por ambos pilotos dependía de un elemento que el mismísimo Ayrton Senna hubiera arrojado a la hoguera. El brasileño y otros muchos, porque el DRS supuso eliminar de un plumazo uno de los talentos básicos de cualquier piloto de carreras. Sin embargo, así se escribe la historia de la aerodinámica y el espectáculo de la competición.

"En realidad disfruto bastante con él", explicó Leclerc para desazón de quienes le escuchaban. "Forma parte de la estrategia de cada piloto en lo que se refiere a defensa y adelantamiento, y es parte de las carreras". Lo dicho, Senna o Mansell se hubieran revuelto contra el monegasco de tenerle delante. No obstante, el holandés habría acudido al refuerzo de su rival con similar reconocimiento al terminar la carrera. "Si no hubiera tenido DRS, nunca le hubiera pasado. Creo que todavía los coches son demasiado sensibles (degradación del neumático a la estela de otro coche). Y, por supuesto, en algunas pistas es más fácil pasar que en otras. Para mí, sin DRS, habría sido segundo".

El gozo en el pozo

"Por lo que me han dicho todos, tanto dentro de mi equipo como en otros, todos piensan que las nuevas reglas funcionarán, pero no se sabrá hasta que no las entiendas. Así que creo que mantener el DRS inicialmente es una buena idea y pienso: "Necesitamos DRS? ¿Lo necesitamos por más o menos tiempo?", se preguntó Zak Brown el pasado año al recoger la esperanza generalizada. ¿Podría la Fórmula 1 retirar finalmente el DRS? Los dos primeros grandes premios y las opiniones de los interesados enterraban el debate.

Como argumento, según Verstappen, los neumáticos siguen sufriendo, y el mayor peso de los coches también favorece su degradación. Y aunque los monoplazas pueden marcarse más en corto, el rebufo paradójicamente parece perder fuerza respecto al pasado. Si alguien pensó que el DRS iba a pasar a mejor vida, un elemento denostado y un mal necesario, ahora parece convertirse en un tótem a adorar por los pilotos. "Sin esas tres o cuatro décimas que te da el DRS en cada recta, sería imposible pasar, también porque el rebufo es más bajo que el año pasado", remató Sainz. "Pasé usted, por favor". Quién iba a decirlo. Lo dicho, Ayrton Senna debe estar con las manos en la cabeza: "No se les puede dejar solos".

Al final de la recta principal de Shakir y con Max Verstappen soplándole en el cogote, Charles Leclerc levantó el pie del acelerador con tanta anticipación que parecía haber sacado un paracaídas en el alerón del monoplaza. O que sufría un problema con su unidad de potencia. Un Fórmula 3 podría haber frenado más tarde.

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