"Ganamos juntos, perdemos juntos". En el caso de Carlos Sainz, unos más que otros

Andreas Seidl, máximo responsable de McLaren, tiene una obsesión permanente en sus declaraciones: la referencia constante al equipo, a su grupo de gente en el conjunto británico. El resultado de uno es el de todos y viceversa. El Gran Premio de Estiria fue otro ejemplo perfecto que ilustra esta sagrada ley de las carreras. Pero con Carlos Sainz llevándose la peor parte, convertido en 'receiving end', como define el argot carrerista en inglés al que se las lleva todas.

Porque McLaren ha puntuado con sus dos pilotos en las dos primeras pruebas. Sainz y Norris han entrado en las Q3 sin problemas. El equipo británico es segundo en la clasificación, por delante de Red Bull y Ferrari. Norris, tercero de la general ¿Se puede pedir más? Seidl lo estará disfrutando. Carlos Sainz no tanto este fin de semana. “En una carrera normal, hubiera estado por delante de los Racing Point sin problemas”, lamentó al terminar. Su experiencia fue el perfecto reverso de Norris. “Todos cometemos errores, somos un equipo. Ganamos y perdemos juntos”, recordó solidario y comprensivo el madrileño. Cierto, pero en el Red Bull Ring unos perdieron más que otros.

"La diferencia del aire sucio"

“Sin problemas, Carlos, concentrémonos en nuestro ritmo”. Tom Stallard le recordaba al español la estrategia para el primer relevo, una vez superado por Bottas y con Albon en la nuca. “Estoy cómodo con el ritmo”, le confirmaba el piloto que, efectivamente, controlaba a sus rivales sin grandes dificultades. Sainz enviaba a los dos Renault y al Racing Point de Stroll todo el 'aire sucio' de su McLaren. Ninguno podía acercarse. Sainz tan solo necesitaba una parada limpia para mantener esa quinta posición sin contratiempos, solo con la duda del 'avión rosa' que venía desde lejos pilotado por Sergio Pérez.

“No es que tuviera un ritmo malo de carrera, solo que decidí cuidar mis neumáticos al principio”, comentaba Norris, a quien Sainz sirvió como referencia. “Veía que Carlos iba por delante del grupo controlando la carrera. Tenía el aire limpio y controlaba lo que hacía. Yo, sin embargo, estaba en el sitio inadecuado en el grupo”, explicaba, recordando el castigo que imprimen a los neumáticos esta generación de monoplazas. Ante la referencia que Sainz le enviaba con su ritmo y su posición, el británico decidió relajarse. “Estuve más tiempo del que pensaba que era posible con los blandos, creo que 45 vueltas, y eso fue decisivo. Lo que confirma la enorme diferencia de rodar con aire sucio”. Precisamente, el castigo y precio de la fatal parada de McLaren para Sainz: “Controlábamos la carrera, íbamos a parar para defendernos del 'undercut' y del tráfico por detrás...”.

La cara y la cruz

“La parada en boxes fue la clave de la carrera”, aseguró el español. Ocho segundos, la peor del gran premio, que además le envió precisamente allá donde Norris tanto había sufrido en el primer relevo, a ese tráfico que quería evitar: “Después de una parada tan mala he tenido que salir en tráfico. No me ha quedado más remedio que usar el neumático para adelantar, no pensaba salir tan atras". Sainz paró en la vuelta 32 para controlar a sus perseguidores. Norris, en la 45 para adelantarlos.

La carrera se invirtió totalmente para los dos McLaren. La de Norris resucitaba y la de Sainz se despeñaba. Cara y cruz. En esa cabalgada se encontró al McLaren del español, de ritmo trotón. "He destrozado el neumático adelantando y la carrera se me ha hecho muy larga. No es que faltase ritmo, es que el neumático simplemente ya iba muy usado de las primeras diez vueltas después de la parada, intentando aguantar a los Racing Point, que estaban en otra liga hoy", se quejó Sainz. Sin embargo, gracias a que Norris había alargado tanto su primer relevo, disfrutaba de gomas más frescas merced a su prudencia. “Tenía mejor ritmo que los demás”, reconocía el británico. A diferencia de la semana anterior, Norris en esta ocasión volaba.

"Tengo que agradecérselo"

En el Gran Premio de Austria, Norris plantó cara a Sainz en la recta final, pero ambos luchaban por un podio. En esta ocasión, Sainz era un pato sentado para su compañero. “Ok, sin resistencia”, le avisaba Stallard a su piloto. “Copy, le dejaré pasar en la curva cuatro”. “Agradecido, chicos”, contestaba Norris cuando Sainz puso el intermitente y se echó a un lado. “Si no hubiera sido por él no hubiera tenido este resultado, tengo que agradecérselo”, afirmó Norris. Tras pasar por encima de Stroll, fue el británico y no Sainz el que de nuevo pudo echar la caña en la recta final. El quinto puesto parecía inimaginable en las primeras treinta vueltas.

Una semana atrás Lando Norris había logrado la mejor clasificación en la Fórmula 1, que capitalizó con un podio. En el Gran Premio de Estiria, era Carlos Sainz quien protagonizaba una gran sesión en mojado para cosechar su mejor resultado en la Fórmula 1, solo por detrás de Lewis Hamilton y Max Verstappen. “Era un quinto fácil”, rumiaba Sainz al final de la carrera, noveno. Le tocaba ahora. "Querríamos disculparnos con Carlos..." reconocía Andreas Seidl. Ya lo decían los estoicos: nada tienes que reprocharte sobre aquello que no está bajo tu control. Como tardar una eternidad en tu única parada en boxes.