Lance Stroll, de perro apaleado a nuevo hombre récord de la Fórmula 1

Es indudable que la pole position número 69 —más que nadie en la historia de la Fórmula 1— de Lewis Hamilton es uno de los mayores puntos de conversación en el circuito de Monza. Pero a su lado en la parrilla de salida del Gran Premio de Italia arrancará un debutante de 18 años que se convertirá de esta forma en el piloto más joven en empezar una carrera de la máxima categoría en primera fila. El canadiense Lance Stroll bate el récord de Max Verstappen —segundo en Bélgica en 2016— por 23 días en un coche mucho menos competitivo y unas condiciones de pista infinitamente más complicadas. Además de haberse labrado en la primera parte de la temporada de debut una fama mucho peor que la del neerlandés.

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Toques con otros pilotos, accidentes y errores en solitario no son lo mejor para un debutante. El canadiense se labró al principio fama de piloto errático y poco preparado para el salto a la F1.Pero el quebequés supo mantenerse firme y precisamente en el Gran Premio de Canadá obtuvo una novena posición que le supo a victoria. Pero lo mejor estaba por llegar. En la loca carrera de Bakú, Stroll se convirtió en el segundo piloto más joven en subirse al podio en la Fórmula 1. Fue tercero donde fallaron pilotos mucho más experimentados. El encontrarse en posiciones delanteras no le hizo sucumbir a la presión.

Su credibilidad siguió ganando enteros con el décimo de Austria. Pero desde entonces, el FW38 parece en caída libre y tanto él como Massa han sufrido con su máquina en las últimas carreras. ¿Cómo brillar en una Fórmula 1 que no acababa de estar convencida de su talento? La respuesta estába en realizar una gran actuación en condiciones complejas, y fue lo que hizo ayer en Monza. Stroll fue cuarto en la sesión clasificatoria, batiendo incluso a Bottas, lo que le sitúa segundo en parrilla tras las penalizaciones técnicas a los Red Bull. Pero también había sido competitivo en la Q2 y en la corta sesión de Libres 3 fue el más rápido: no fue casualidad.

Stroll llegó a la Fórmula 1 como segundo piloto de Williams envuelto en una preocupante nube de polémica. Inexperto, excesivamente agresivo, apoyado por un padre rico y con muchísimas más facilidades que la gran mayoría pueden permitirse. Sus mayores críticos se regocijaron con su terrible inicio: continuos trompos y accidentes en los test de Barcelona a los que siguieron tres abandonos en sus tres primeras carreras y una falta grave de ritmo respecto a Felipe Massa. Habría sido fácil verse superado por la situación, pero si algo ha demostrado el joven canadiense es que no le falta tesón.

Hijo del millonario canadiense Lawrence Stroll, llegó a la F1 un programa de pruebas privado a bordo de un Williams FW36 de 2014 en varios circuitos de todo el mundo y con Gary Paffett —piloto del DTM y probador de McLaren durante nueve años— como entrenador personal. Incluso rodó en Hockenheim con el coche de 2014 antes del Gran Premio de Bélgica— e incluso asegurarse una cierta salud económica del equipo en el que corra. El dinero le permitió sumar mucha más experiencia al volante de un Fórmula 1 de la que normalmente habría tenido. Pero no fue así al principio, hasta que logró reconducir su destino aún con una máquina que no es especialmente competitiva.

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Aunque es evidente que lo tiene fácil, sus actuaciones en categorías menores como en la Fórmula 3 dejaban entrever más talento del que mostró al comienzo de su debut en la F1. Veamos hasta dónde puede llegar cuando tenga un coche competitivo en la Fórmula 1. De momento, ya cuenta con dos récords.