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Un Hamilton irreconocible: desquiciado y con la moral tocada a 20 puntos de Vettel
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SALE DE AUSTRIA REFORZADO EN EL MUNDIAL

Un Hamilton irreconocible: desquiciado y con la moral tocada a 20 puntos de Vettel

Llegó señalado por Bakú, pero un mal fin de semana de Hamilton refuerza a Vettel, que además puso a Mercedes contra las cuerdas. La incógnita es si su rival se recuperará en Inglaterra

Foto: Vettel, saludando desde el podio de Austria. (EFE)
Vettel, saludando desde el podio de Austria. (EFE)

“Si Vettel gana la carrera, seguirá con su buena suerte”, contaba Lewis Hamilton este sábado. Y no, al final Vettel no ganó la carrera. Se quedó a un respiro de Bottas, apenas un par de metros al cruzar la meta, pero no hizo falta que venciera para entender qué había detrás de esas palabras envenenadas: mientras Hamilton seguía enfrascado en Bakú y la polémica decisión de la FIA –que todavía no ha digerido–, Vettel terminaba segundo, a la par de Mercedes y más líder del mundial. Son ya 20 puntos de ventaja. Hamilton, que acabó cuarto, estaba desquiciado.

Al disgusto de la FIA se unió una sanción de cinco puestos por cambiar la caja de cambios que le remató la moral por completo. En vez de venirse arriba, plasmó el disgusto a la pista y le fue todo en contra, primero detrás de Bottas en clasificación, luego fuera del podio saliendo 8º, y encima algo enfadado con su equipo. “No ha sabido disfrutar de la presión: cuando todo le va mal, se ofusca demasiado… ¡y al final ha acabado beneficiando a Vettel!”, era el resumen de Martin Brundle. Más que los 20 puntos, Vettel le dio en Austria un estacazo psicológico... y sin ganar la carrera.

"Hamilton estaba muy distraído"

A la prensa inglesa, que conoce bien a Hamilton, le chocó verle tan apagado todo el fin de semana, más aún tras arrasar en Canadá e ir camino de hacerlo en Bakú. Cuando una periodista le preguntó por qué “no estaba siendo él mismo”, su respuesta fue cortante. “Esa es una suposición tuya, sólo ha sido un fin de semana difícil, no hay más”. Es cierto que la sanción no ayudaba, pero detrás se escondía una resignación que algunos veían impropia de un tricampeón mundial.

No sólo el jueves, sino también el viernes y el sábado siguió hablando de la decisión de la FIA. Todos pasaban página menos él, que la seguía viendo injusta. “Fíjate en Bottas, iba centrado en su pilotaje y ganó… Lewis estaba distraído”, apuntó Damon Hill. Es cierto que estuvo a un segundo de quitar el podio a Ricciardo, y en Mercedes le veían luchando arriba si hubiera hecho la pole, siendo 6º en parrilla. Pero Lewis “cayó en la negatividad”, y cuando las circunstancias le instaban a marcar la diferencia con su talento, parecía estar ausente.

Mercedes decidió el sábado que saldría con neumáticos superblandos, que aguantan más vueltas que los ultrablandos que calzaban todos sus rivales. Era una estrategia agresiva para hacer sólo una parada e ir al podio, pero se comió las ruedas y al final hizo dos. “No es lo que teníamos pensado hacer”, dijo en referencia a su equipo, dejando luego otro mensaje amargo. “Ahora no pienso en nada, ojalá lleguemos a Silverstone sin problemas de por medio”. Él lo negó, pero recordaba a cuando en 2016 caía en la frustración máxima contra Rosberg. Por algo Vettel se frotaba las manos.

Cuando Vettel se obsesiona por ganar

Si en algo coincidieron Hamilton y Vettel fue en que ninguno de los dos acabó donde quería. El inglés decía estar “frustrado” por no ir al podio, y el alemán dejó una respuesta peculiar cuando le preguntaron si estaba contento por los 20 puntos. “¿Cómo te sentirías si acabaras a medio segundo de ganar la carrera?”. Cada uno pensaba ya clave del mundial: siendo tercero, Hamilton habría salvado un fin de semana aciago. Pero si Vettel llega a ganar, le hubiera endosado una estocada profunda.

No fueron 27 puntos, pero Vettel –fiel a su actitud tan meticulosa– intentaba entender por todos lados por qué no había ganado. Hasta le acusó a Bottas de saltarse la salida aunque la FIA lo negara con los datos en la mano. “Los doblados me han quitado tiempo: me ha faltado una vuelta para adelantarle. Es un buen resultado, pero quería ganarle”. El Hamilton más infiel a sí mismo chocaba con Vettel, que sacó a relucir esa bestia cuadriculada y competitiva que lleva dentro, infeliz por ser segundo. Era él en su más puro estilo. De ahí que el golpe fuera más psicológico que otra cosa.

¿Resurgirá Hamilton en esta etapa clave?

El fin de semana demostró que Hamilton y Vettel exhibieron en la rueda de prensa del jueves la imagen contraria a la que en realidad llevaban dentro. Si Hamilton ocultó su frustración con sonrisas, Vettel parecía asediado antes de dar el zarpazo en pista. El inglés empezaba tener el mundial en su mano, pero Vettel se echó a Ferrari a los hombros y puso a Mercedes contra las cuerdas hasta el último metro. Fue una lección para Hamilton ante una etapa clave del mundial que llega ahora.

placeholder Hamilton se dio un baño de masas el año pasado en Silverstone. Ahora necesita repetirlo más que nunca. (Reuters)
Hamilton se dio un baño de masas el año pasado en Silverstone. Ahora necesita repetirlo más que nunca. (Reuters)

A priori, no hay mejor circuito que Silverstone, su ‘casa’, para sacarse la espina. Será ahí donde tendrá que salir de la negatividad, porque en Austria seguía cabizbajo. “Quedan carreras, pero dudo que las cosas vayan a ir mucho mejor en Inglaterra”. La incógnita es si cambiará el discurso si vuelve a su mejor versión. Le bastará con no tener más penalizaciones y poner a prueba su potencial con la mente despejada ante Vettel. Lo que ocurra en ese pulso puede ser aún mejor que en Bakú.

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A Niki Lauda le preguntaron justo por Silverstone al acabar la carrera. Resopló y dejó la respuesta. “Allá tiene que cambiar todo, Hamilton necesitará estar delante”. Es probable que le baste con una pole y el calor de su público para espantar el enfado. O quizá Vettel vuelva a sorprender a todos y les ponga en aprietos. En este 2017 tan impredecible, resulta imposible predecir cualquier cosa. Basta con ver cómo estos dos pilotos comparecían el jueves… y cómo se marcharon luego el domingo.

“Si Vettel gana la carrera, seguirá con su buena suerte”, contaba Lewis Hamilton este sábado. Y no, al final Vettel no ganó la carrera. Se quedó a un respiro de Bottas, apenas un par de metros al cruzar la meta, pero no hizo falta que venciera para entender qué había detrás de esas palabras envenenadas: mientras Hamilton seguía enfrascado en Bakú y la polémica decisión de la FIA –que todavía no ha digerido–, Vettel terminaba segundo, a la par de Mercedes y más líder del mundial. Son ya 20 puntos de ventaja. Hamilton, que acabó cuarto, estaba desquiciado.

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