Cuando Force India va a por la épica y acaba haciéndose el 'harakiri'

Felipe Massa decía hace poco a El Confidencial que la distancia entre Ferrari y Mercedes con el resto es "demasiado grande", y que "los equipos pequeños necesitan más oportunidades para estar arriba". A otra publicación reveló lo mismo con un ejemplo sencillo. "¿Cómo puede ganar un equipo con 80 millones contra uno de 400? Eso puede ocurrir en el fútbol como con el Leicester City, pero no aquí", decía recordando al humilde equipo inglés que ganó la liga en 2016 contra otros con cuatro veces su presupuesto. Pero a Massa se le olvidó que Force India ya cumple este papel en la Fórmula 1.

Es verdad que nunca han ganado un mundial, pero en el palmarés de este equipo indobritánico figuran gestas nada envidiables a la del Leicester: en 2016, quedaron cuartos en el mundial, sólo un puesto detrás de Red Bull con la mitad de dinero. ¿Más? Consiguieron tres podios y ganaron a McLaren y Williams, dos históricos de éxito. Hubo carreras donde hasta intimidaron a Ferrari, y en 2017 iban camino de convertirse en el 'David' victorioso contra 'Goliat'. Quién les iba a decir que, al final, se acabarían clavando la espalda en su propio estómago.

Este lunes, cualquier lector podría haber oído hablar de la primera victoria de Force India en la Fórmula 1. No ocurrió, por supuesto, pero hubiera bastado con que Sergio Pérez y Esteban Ocon no se tocaran en Azerbaiyán para vivir tal acontecimiento histórico. Es paradójico, pero la que es probablemente la mejor pareja de pilotos que ha tenido este equipo en sus nueve años de historia está suponiendo un obstáculo, y de los duros, en su camino a la gloria. Parafraseando algo que suele salir de boca de Carlos Sainz, su situación es verdaderamente compleja por ser "culpa de todos, y culpa de nadie a la vez".

Una maniobra cara... e "inaceptable"

Como una película de Hitchcock, la autodestrucción de Force India tiene dos partes, cada cual más dramática. Empezó en Canadá, donde Ocon le pidió a los ingenieros que le dejaran pasar a Pérez por llevar mejor ritmo, se lo negaron y al final acabaron fuera del podio cuando lo tenían en la mano. Todos señalaban al equipo por su mala gestión, y así lo reconocieron ellos mismos. Fue el primer engranaje de lo que vendría dos semanas después en Bakú, con un toque de Ocon a Pérez que colmó el vaso de la paciencia interna. De la resignación pasaron al enfrenamiento interno.

"No podemos andar así y arruinar resultados tan buenos", le decía Pérez a Ocon, a quien le dejó un recado. "He tenido muchos compañeros que luchaban duro, pero me dejaban hueco en pista. Nunca hacían lo que él ha hecho". Un periodista le transmitió estas palabras a Ocon y soltó una sonrisa maliciosa. "¿En serio ha dicho eso? Bueno... no voy a decir nada. Nos hemos tocado en la segunda curva, pero él me ha golpeado antes en la primera". Quedaron en solucionarlo "internamente", pero al equipo no le bastó con las buenas intenciones, más aún tras haberse enzarzado ya en Montreal.

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"Esto es inaceptable", resumía Otmar Szafnauer, su director deportivo. No se quedó corto, pues ambos pilotos se truncaron sus carreras cuando tenían a tiro dar un susto a los grandes, y con un coche que ya está más que firme en puestos de Q3. Szafnauer hablaba de un "50-50" de responsabilidad, por mucho que la mayoría viera culpable a Ocon, cuya ambición pudo arruinar a su equipo mínimo un "segundo o tercer puesto". ¿Pero qué ha hecho este brillante piloto francés (con raíces españolas) para que los podios que conseguía Pérez por su cuenta en 2016 sean ahora episodios de tensión interna?

Ocon, el 'maldito' talento que explica todo

"En realidad, ha rendido mucho mejor de lo que esperaba", contaba Bob Fernley, jefe de Force India, sobre Ocon. Lo cierto es que no sólo se ha subido a las barbas de Pérez desde el minuto 1, sino que ha desatado con él una pugna interna que sus jefes aún no saben bien cómo manejar. En esta línea se explica por qué al irse de Canadá hablaban de "arreglar el asunto desde dentro" y en Bakú tiraron por la borda un doble podio que sería suyo de haberse anticipado algo mejor a la tensión que ya estaba presente entre ambos. Ocon y su talento han creado, sin quererlo, un buen desbarajuste en el equipo.

Y si estas dos últimas carreras ya han generado cierto choque de trenes, las próximas carreras pueden ser aún más conflictivas. "La segunda mitad del año va a ser todavía más movida entre ambos, porque van a llegar a circuitos que Ocon conoce y donde ya han competido en años anteriores. A partir de julio, habrá que estar alerta a todo", contaba Fernley. A la vista de que el francés ya ha puesto a Pérez contra las cuerdas en 'territorio desconocido', competir igualados en esta etapa del mundial puede dinamitar la batalla interna.

¿Está listo Force India para el reto?

Está por ver si Force India será capaz de evitar más conflictos en pista, que serían ya letales para el ambiente interno. En cualquier caso, hay quien duda de que este equipo histórico de la zona media sea capaz de gestionar un conflicto de tal calibre. En el aire flotan aún las órdenes de equipo que sugirió su presidente, Vijay Mallya, como remedio para evitar más problemas. La cuestión es que ejecutarlas requiere un excelente manejo de los tiempos propio de Mercedes o Red Bull que aún no controlan, según sugieren sus tribulaciones desde el muro en Canadá. Y ni Ocon con su progresión ni Pérez y su fuerte temperamento aceptarían fácilmente ser relegados en plena carrera. La dimensión del problema se perfila enorme.

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Y a excepción de Hungría o Singapur, no llegarán circuitos del todo favorables para su coche. Canadá y Bakú eran precisamente los más propicios del año para copar todas las portadas, pero ahora afrontan un panorama incierto con una guerra interna cerca de estallar y sin soluciones claras para ponerle remedio. Si el Leicester llegó a lo más alto en el futbol creyéndose un grande, Force India tendrá que hacerlo en la Fórmula 1 actuando como tal.