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La rebelión de la clase media
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FERRARI, MCLAREN Y RENAULT DOMINARON LA ÚLTIMA DÉCADA

La rebelión de la clase media

La incertidumbre se ha instalado en la Fórmula 1 y amenaza con quedarse. El primer Gran Premio de la temporada ha servido, fundamentalmente, para sembrar de

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La rebelión de la clase media

La incertidumbre se ha instalado en la Fórmula 1 y amenaza con quedarse. El primer Gran Premio de la temporada ha servido, fundamentalmente, para sembrar de dudas a equipos, pilotos, especialistas y aficionados. En Melbourne se dio el pistoletazo de salida al campeonato de 2009 y lo primero que se vio es que esto ya no es cosa de dos escuderías –léase Ferrari y McLaren- más algún invitado eventual –léase Renault-, como así fue durante los últimos once años.

Tras los dobletes de Williams en 1996 y 1997 (de la mano de Damon Hill, primero, y de Jacques Villeneuve, después), entre McLaren, Ferrari y Renault se han repartido todos los campeonatos hasta la fecha, tanto de pilotos como de constructores. Pero en Australia se han anunciado grandes cambios en lo que a esta jerarquía se refiere. A la espectacular irrupción de Brawn GP -que logró pole, victoria y segundo puesto- hay que sumar la buena imagen de otros equipos acostumbrados, años atrás, a ser actores secundarios. 

El gran papel de la escudería debutante del 'visionario' Ross Brawn es una de las noticias más sorprendentes de las últimas temporadas. El total dominador de la carrera australiana, Jenson Button, acabó 2008 en decimoctava posición con tres puntos. Ahora ya lleva diez, y ha vuelto a ocupar lo más alto del podio por segunda vez en su carrera. Su compañero, el brasileño Rubens Barrichello, logró terminar detrás de él después de un inicio de carrera desastroso. Este grandísimo resultado no se lo podían ni imaginar ambos pilotos hace unas semanas cuando ni siquiera sabían si correrían en el presente campeonato tras el abandono de Honda, antiguo propietario de Brawn GP. El nuevo equipo encabeza una rebelión contra los grandes, y en la primera cita de la temporada le secundaron Toyota, RedBull, BMW-Sauber y Williams.

El gran presupuesto de Toyota parece haber encontrado por fin el buen camino después de varios años de batacazo en batacazo. Sus monoplazas han rodado al ritmo de los mejores en Albert Park. El sábado, Jarno Trulli y Timo Glock fueron relegados al final de la parrilla de salida por irregularidades en el peso de su alerón trasero y aún así lograron acabar la carrera en tercera y quinta posición respectivamente. Luego, el italiano fue sancionado por los comisarios con 25 segundos de penalización al entender que había adelantado a Lewis Hamilton con el safetycar en pista, terminando en una definitiva duodécima posición. Más allá de estos contratiempos, las sensaciones del equipo japonés en Australia le convierten en una de las escuderías favoritas.

BMW-Sauber hubiera logrado una gran segunda plaza gracias a Robert Kubica de no haberle echado de la pista Sebastian Vettel. La promesa de RedBull rodaba segundo a falta de cuatro vueltas, pero a un ritmo muy bajo, y al intentar evitar el adelantamiento del polaco, le embestía quedando los dos fuera de carrera. De no ser por este incidente, el equipo de la bebida energética también hubiera subido al cajón refrendando un gran trabajo durante todo el fin de semana.

Por último, Nico Rosberg logró ser el mejor en las dos primeras sesiones de entrenamientos libres a manos de su Williams. Y también cuajó un buen Gran Premio, acabando en la sexta plaza y reivindicando a su equipo, uno de los peores en 2008. Y los dos Toro Rosso acabaron en las dos plazas que cierran los puntos, séptima y octava, beneficiados por el incidente de Vettel y Kubica pero demostrando tener fiabilidad, algo de lo que han carecido, sin ir más lejos, los actuales campeones del Mundial de constructores, Ferrari.

Ferrari, McLaren y Renault, obligados a mejorar

La Scuderia tuvo que soportar el enésimo abandono de Felipe Massa en Australia, y el problema mecánico de Kimi Raikkonen. Pero durante el fin de semana sólo tuvieron el objetivo de subir al podio, dando por imposible el triunfo en este primer Gran Premio y admitiendo su actual inferioridad.

Algo peor lo han tenido McLaren y Renault. El equipo inglés ya sabía que iba a Melbourne en clara desventaja. Y la escudería del rombo tardó poco tiempo, el pasado viernes, en darse cuenta de que había tres o cuatro equipos en mejores condiciones para afrontar el fin de semana. Aún así, la gran calidad de sus dos líderes, los dos campeones del mundo Lewis Hamilton y Fernando Alonso, fue lo que ha permitido que ambos equipos se consuelen con seis y cuatro puntos, respectivamente, sacando petróleo de una carrera caótica.

En definitiva, este 2009 ya ha demostrado en su primera carrera que habrá mucha igualdad durante todo el año. McLaren y Ferrari están obligados a demostrar su poderío tecnológico, desarrollando sus monoplazas hasta igualarlos a los de los habitualmente medianos pero ahora los más poderosos de la parrilla. De Renault y de Alonso se espera algo similar. El trabajo en las distintas bases de estos tres equipos será fundamental, en un año sin apenas entrenamientos oficiales para corregir errores en pista. Por ello, la simulación jugará un papel muy importante. Cada Gran Premio traerá nuevas sorpresas en cuanto al rendimiento de los equipos se refiere.

Este domingo, a través de una carrera caótica y complicada de descifrar a primera vista, los aficionados asistieron atónitos a una situación nueva para ellos. Una rebelión de los equipos de la ‘mitad de la tabla’, que con toda la osadía del mundo han dado un golpe en la mesa para hacer temblar a los grandes de la Fórmula 1. Este año nadie puede negar que la emoción no esté servida.

La incertidumbre se ha instalado en la Fórmula 1 y amenaza con quedarse. El primer Gran Premio de la temporada ha servido, fundamentalmente, para sembrar de dudas a equipos, pilotos, especialistas y aficionados. En Melbourne se dio el pistoletazo de salida al campeonato de 2009 y lo primero que se vio es que esto ya no es cosa de dos escuderías –léase Ferrari y McLaren- más algún invitado eventual –léase Renault-, como así fue durante los últimos once años.

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