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Los Lagos vuelven a la Historia: Roglič sentencia la Vuelta en la locura de Bernal
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Décimo séptima etapa

Los Lagos vuelven a la Historia: Roglič sentencia la Vuelta en la locura de Bernal

El esloveno, gracias a este triunfo, se queda cerca de lograr por tercera vez consecutiva este campeonato. Se mantiene líder, al que sigue a 2:22 Enric Mas

Foto: Roglic celebra la victoria. (EFE)
Roglic celebra la victoria. (EFE)

Antes todo esto era verde, y sembraos, y bosques, escajos, cagigas. También puertecitos sin importancia, dos o tres altos de interés, recorridos donde te puede ganar hasta el sprinter de turno. Pero esa era antes. Después llegaron los Lagos.

Los Lagos. Año 1983. Sobreestimar la importancia que tiene este puerto en la historia de la carrera es, seguramente, complicado. Un salto, uno enorme. De El Escudo a la Huesera. Desde Urkiola hasta Enol. No es poco cambio, ¿eh? Ayudó también, claro, el cómo fue todo aquel asunto. Bernard, invencible, penando. Que necesito aquí un piñón de 25 dientes, y en Alpe d´Huez subo bien con 21. Marino Lejarreta atacando, Marino alzando brazos en cima. Los españoles buscando cosquillas a Le Blaireau. Luego el bretón pilló venganza, y allá por Serranillos arrasó todo, a todos, dejó los edificios en ruinas, desató plagas egipcias, se comió los dos últimos trozos de tarta. Implacable. Pero vaya estreno, amigos, vaya estreno.

Luego vino leyenda sobre la leyenda. Perico Delgado, Herrera espoleando a un pueblo, Dietzen que se convierte en el rubito calvo preferido por todos. Rincón, Jalabert, Pino. Grandes nombres. A veces, muchas, decisivo. Otras cuando menos importante. Las de más allá impone.

Sucede que nosotros nos vamos haciendo viejos, y los puertos también. Algunos, con suerte, se ponen disfraz de venerables, y a todos nos suenan así, como cosa para respetar. Abuelos del ciclismo. Tourmalet, Galibier, incluso Stelvio. Pero otros no. Igual porque llevan menos con nosotros, y no parecen ancianitos majos, sino divorciados cuarentones que se han comprado una moto (seguro que saben a lo que me refiero... mucha grima). Los Lagos no es que den cosuca, ni mucho menos, pero por unas u otras razones su palmarés, de unos años a esta parte, ya no exhibe tanto apretar de dientes de Hinault como sonrisillas de Efimkin, Piedra o Przemysław Niemiec (nombre guapísimo, eso sí). Pinot y Quintana sobresalen casi como erratas estadísticas, oigan.

placeholder Roglic, durante la etapa. (EFE)
Roglic, durante la etapa. (EFE)

Todos van más rápidos

Es que ahora todos van más rápidos, y aquí hasta el más tonto sabe hacer relojes. Y no vean qué de relojes se pueden trenzar en un grupillo de ciclistas, ¿eh? Y eso, que los Lagos ya... pues casi anonimato. Cierta mística, pero sin incidencia real. Influye que aparecen siempre solos, como Alex Ubago al final de las canciones. Bueno, vale, El Fito, pero El Fito hoy en día, como comprenderán ustedes, da menos miedo que Álex Ubago en un callejón oscuro. Un abrazo a Álex Ubago, que tanto ayuda para estas crónicas...

Quizá por eso, por la pérdida de interés, este año se ha cargado la etapa. Tampoco de la mejor forma posible (esas vueltas a los Picos de Europa siguen inéditas, y no vean qué de kilómetros se pueden añadir en desniveles por allá) pero se agradece la intención. Qué coño, y que es bastante duro. Collada Llomena, doble paso. Casi ocho kilómetros, más del nueve de pendiente media. Cosa a tenerse en cuenta. Enlazado flojete, tampoco vamos a engañarles, pero al menos llegarán los ciclistas con las piernas calentitas hasta La Riera, que otros años poco menos que iban tirando selfis por Cangas de Onís...

Buen momento, además, para hacer algo nuevo. Porque, oigan, digo yo que algo tendrá que acabar pasando, ¿no? Que sude un poco Primož Roglič, que se le ponga cara de qué miedo, que se quede medio calvo como en la Planche des Belles Filles. No sé, algo. Qué patazas, Mas. Qué solvente, López. Qué casta, Egan. Menudas arrancadas, Adam Yates. Y todos ellos ¿solo para dar palmitas? En fin, el día grande parecía mañana, no voy a ocultárselo, pero a base de dejar pasar oportunidades al final es que las oportunidades pasan de ti, como aquella mozuca con la que tonteaba tontamente, pero luego no, y más tarde sí, pero finalmente no. Pues La Vuelta un poco parecido, pero sin lloros. Vamos, sin lloros para Roglič, el resto ya tal. Demasiado tiempo para recuperar para demasiadas pocas etapas. Hagan algo, prueben cosas. Tampoco hablo de inmolarse (o sí, ¿eh?), pero algo...

Y, bueno... cosas preparándose. Escapada. Escapada que se hace después de muchas escapadas, con varios de los sospechosos (y caraduras) habituales, hasta veinte tíos o así. Subiendo Llomena (lo que antes llamaban Les Bedules, que en la tele parece muy duro, pero si vas para allá es sencillamente monstruoso) se hacen distintos grupillos, algunos bien grandes, oigan. En el pelotón empieza a tirar Ineos. Sivakov, concretamente, que lleva cara como de ir muriendo un poco. Quinto círculo, mostró ira en otras etapas. Bernal avisó que un sexto no le servía de nada (ay, música para mis oídos), y parece ponerse a ello. Pero entonces ocurre.

Mikel Landa sufre

Ocurre.

Las hojas dejan de moverse en el aire, las garduñas aventan con cuidado, dos o tres arroyos cabritean montaña arriba, completamente locos. Porque ocurre. Ustedes saben. Ocurre.

Salta Mikel Landa. Que llevaba días diciendo sí, sigo, quiero ganar en Lagos. Que sufre, pero sufre con esa cara de ir sufriendo en plan irónico, en plan sufro porque hay que sufrir. Ojillos mirando puerto arriba, manos asidas manillar abajo. Los fanses enloquecen, las multitudes gritan su nombre, Mikel, Mikel, las gradas tiemblan, Slash se marca un punteo a mitad de Nightrain. Que ataca Mikel Landa, colegas. Los grupos de whatsapp echando humo, los transistores (¿todavía existen transistores?) enardecidos locamente. Allí, en un bosque de xanas y trasgus, ataca Mikel Landa.

Es la hostia, macho.

Pasa que por detrás nadie se duerme, y Jumbo dice que envida cuatro a grande, y Wanty no lo ve (para esto sirve dejar el liderato, amigos), y los demás a la expectativa, y ese zafarrancho inicial de Ineos finalmente no fue tan apocalíptico como pareció. Y encima llueve, que siempre molesta, la lluvia, que qué coñazo, la lluvia, y el pelotón se echa encima de los escapados, y Mikel no está, porque su reino no es de este mundo y ha sido arrebatado por un carro de fuego, como Elías, y esta carretera reluce como la calva de Viktor Onopko por la Calle Gascona, sábado, tres a.m.

placeholder Los aficionados animan a Roglic. (EFE)
Los aficionados animan a Roglic. (EFE)

Se echa de menos a Pinot

Ah, por delante aguanta solo Olivier Le Gac, que tiene un cierto aire a Thibaut Pinot, y aquí queremos mucho a Thibaut Pinot, y no vean cómo se echa de menos a Thibaut Pinot, y ojalá le vaya bien todo a Thibaut Pinot. Y eso, que no es él, pero nos engañamos, porque el ciclismo (y la vida) consiste muchas veces en crearte ilusiones que sabes falsas.

Segundo paso por Llomena y lo mismo. Ineos tira, Pidcock dice que hace un día chulo, que en su casa llueve bastante más, que vaya montañas más bonitas. Luego Sivakov. Ritmito y quedan solo los grandes, grandes. Entre ellos Martin, pero no Eiking, que igual no se leyó esta mañana lo de Giovannetti (bueno, qué coño, y que no es Giovannetti, ya le gustaría). Luego tuvo una caída, pero que le quiten lo bailao. Ah, tampoco está Landa, solo que él no se descuelga, sino que trasciende a otro espacio...

Y entonces ataca Egan, y eso es un gran cambio, porque la cosa se pone a lo grande. Sesenta kilómetros hasta Enol y valentía. A por él saltan solo Primož Roglič y Sepp Kuss, que se descuelga rápido, no vaya a ser que pierda su oportunidad de otro día sin trabajar demasiado. Abren hueco rápido, entre otras cosas porque, siendo sinceros, son los dos mejores ciclistas que hay en la Vuelta. Ah, y porque sin Jumbo e Ineos tira nadie. ¿Bahrein? Hombre, pues no sé, se ponen, pero... ¿Movistar? Aprieta, aprieta, cagonsos. Tienes dos opciones y no sale ninguna (López lo intenta, pero queda entre dos aguas), pero tampoco persigues. En fin, es mejor eso que morirse, como decía la niña aquella tan existencialista. Pero a mí que me expliquen.

placeholder Roglic, tras pasar la línea de meta. (EFE)
Roglic, tras pasar la línea de meta. (EFE)

Egan y Roglic, valientes

Casi un minuto arriba. En aquel momento no hay nada seguro. Pero aplauso, ojo. Para Egan y para Roglič. Ambiciosos los dos, valientes ambos. Ah, a ratucos parece que el colombiano llevó con el gancho a Primož. Que igual fue solo la impresión, ojo, pero ahora todos lo tendremos olvidado, y sería una pena.

Bajada peligrosa, con su lluvia, y su niebla, y sus hojas en el suelo, y sus helechos por cunetas. Vamos, la típica aquí. Sensación peligrosa, pequeño susto para un valiente Egan, velocidad. No es que arriesgan, es que hay riesgo. Pero siguen tensando. Y en la base empieza a pasar Primož. Relevos. Parece aventura difícil, porque hay por medio treinta kilómetros de llanada, pero también plantea cosas muy interesantes a nivel estratégico. Desgaste de ellos, sí, pero por detrás... quién persigue. Es un capítulo que ya hemos visto otras veces, y casi siempre termina con una carrera sentenciada.

Porque, oigan... la caza la llevan los Bahrein (tirando para Haig), los Cofidis (tirando para Martin) y los Bora (tirando para defender un septuagésimo tercer puesto). Movistar no, Movistar espera. Al fin y al cabo son solo segundo y tercero de la general (de la general buena, digo), qué van a hacer ellos, coño. Enric Mas mostró patazas los días anteriores, pero cuando hubo de mostrar caruca... Nada, escondido. Cero riesgo, cero recompensa. Afortunadamente el ciclismo no solo es sumar vatios, por más que le gustase a algunos...

placeholder Roglic, concentrado en la carrera. (EFE)
Roglic, concentrado en la carrera. (EFE)

Esfuerzos lejanos

Así que llegan con minuto y medio a Covadonga. Llegaron a tener dos, pero Bahrein tira como si les debieran pasta, y reducen bastante pasado Cangas de Onís. Espadas en alto y todas las opciones abiertas. Porque esto es la bici, amiguitos... esfuerzos lejanos, durante mucho tiempo, que propician respuestas no lógicas... desde explosiones de quien antes anduvo cual tiro hasta resurrección de aquel que vive mejor en agonía. Se llama de fondo... ciclismo de fondo. Y eso es algo que no deberíamos olvidar.

Y en Lagos... tortura. Para todos. Para Egan, que no puede seguir a Roglič desde antes de La Huesera, y viene a verlo La Llorona, y pinta mal el asunto para él. Tortura también para Primož, a quien muchas veces yo mismo he reprochado que refrenase los caballos hasta el último kilómetro y hoy se ha metido en una de las batallas más largas que se recuerdan por acá. Y tortura atrás, porque ser tan gris y tener tan poca ambición debe ser horrible. Ah, volvió a atacar Miguel Ángel López, que corre un poco así, en plan loco, pero no en plan tan loco como para estar loco del todo. En plan loco millenial, ustedes me entienden, en plan loco de Qué loco estoy, denme más likes.

Locos, lo que se dice locos, Bernal y Roglič.

Los ciclistas se meten entre la niebla, y la niebla siempre le da otro punto de vista a las carreras, porque la niebla mira y no deja mirar. Ciclista muerto sobre fondo blanco, como si fuese un cuadro de Friedrich. Era lo que faltaba. Acompañó también el paisaje, y la meteorología. Qué bonito es este tinglado cuando se pone bonito.

(Salvo por los idiotas grabando con el móvil, que no veas qué de idiotas grabando con el móvil. Disfruten de la carrera, mozucos, dejen el cacharro para otro ratito).

Y atacó un poco Mas, mirando para a su espalda, que es donde estaban Mäder y sus colegas. Ejem. Parece que lleva patitas, lo que es aun peor, porque su órdago llega cincuenta cinco kilómetros más tarde que el de Roglič y Egan, y además dura tres campos de fútbol, por usar medida universal. Para que se hagan cargo del asunto. Otra miradita. Otra. Lo pilla Kuss, que arranca, y yo a Sepp Kuss no lo entiendo, macho, es que no lo entiendo. Codo, codo, mirada, mirada. En fin.

Así siguen las cosas hasta meta, oigan. Etapa para Primož Roglič. Quizá la más épica de toda su carrera. Sentencia la tercera Vuelta a España consecutiva. Serio y fuerte, también valiente cuando toca. Cero pegas. Un campeón auténtico. Segundo alguien que no recuerdo, pero segundo debería haber sido Egan (casi a gatas termina), que dinamitó la carrera porque no le servía su posición (ojalá alguno aprendiese de eso), que ganó un Tour atacando de lejos, que ganó un Giro atacando en el Giau. Más de lo que han propuesto otros en toda su vida, más de lo que ha ganado nadie que no se llame Pogačar o Nibali, de entre la gente en activo. Y el resto... bueno, el resto son el resto, y el resto a veces suma, pero bien poquito. Enhorabuena a Bernal por arriesgarse, enhorabuena a Roglič por aceptar la batalla, enhorabuena a Bahrein porque tiene un montón de gregarios, enhorabuena a Martin porque su libro es muy divertido, enhorabuena a Movistar por su magnífica cobertura en los pueblos.

Hoy somos amables. Lo hemos pasado muy bien.

Antes todo esto era verde, y sembraos, y bosques, escajos, cagigas. También puertecitos sin importancia, dos o tres altos de interés, recorridos donde te puede ganar hasta el sprinter de turno. Pero esa era antes. Después llegaron los Lagos.

Enric Mas
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