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Puede que Astana quiera 'cargarse' a Aru, pero su mosqueo saca lo mejor de él
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victoria para armée y más ventaja para froome

Puede que Astana quiera 'cargarse' a Aru, pero su mosqueo saca lo mejor de él

Entre los favoritos, el primero en cruzar la línea fue Fabio Aru, que atacó por despecho con su equipo. Froome, acompañado de Contador, se movió al final y le recuperó 21 segundos a Nibali

Foto: El campeón italiano se mostró por fin, aunque sin premio posible. (EFE)
El campeón italiano se mostró por fin, aunque sin premio posible. (EFE)

Cuando se alcanzan las últimas etapas de una gran vuelta, un siempre nutrido grupo de corredores no tienen ningún objetivo real para el que combatir día tras día. Están los que pelean por la general, que mediada la semana final se reduce a dos o tres, no más; a estos les acompañan los ayudantes, solemnes gregarios que trabajan para ellos hasta las últimas consecuencias; y por otro lado están los aventureros que intentan de manera recurrente o aislada una victoria de etapa. ¿Y los demás qué pueden hacer? Aburrirse en pos del final de la carrera o encontrar una motivación a través de la cual romper líneas y tratar de hacer algo diferente a la rutina monótona de siempre.

placeholder Así queda el top-10 de la Vuelta.
Así queda el top-10 de la Vuelta.

Cualquier motivo es igual de válido que otro para ello. Lo es también estar molesto. Se puede estar molesto con lo que sea, qué más da la razón. Un ciclista cabreado se siente espoleado por una fuerza interna que le empuja, que le permite acercarse un poco más a su límite de esfuerzo. No hay que remontarse demasiado atrás en el tiempo para recordar un ejemplo que salta a la vista de un ciclista irritado que saca provecho de su estado de ánimo. Alejandro Valverde ganó con muchísima solvencia la Volta a Catalunya porque le enfureció la decisión de la organización de sancionar a su equipo, el Movistar, por una infracción cometida en la contrarreloj por equipos inicial. Sacó su furia y se impuso en la general con tres victorias de etapa en una semana de competición.

El movimiento de Fabio Aru.

A Fabio Aru no le movía ninguna razón competitiva para alejarse del grupo del líder camino a San Toribio de Liébana. Noveno en la clasificación general, a unos siete minutos del liderato y a cuatro del podio, no estaba cerca de nada como para poner nerviosos a los ciclistas que le precedían en la tabla. Y la fuga del día iba a resultar victoriosa, pues en ese instante marchaba a gran velocidad por encima de los once minutos de ventaja sobre el pelotón principal, reducido a unos veinte efectivos por el tira y afloja en los puertos que se iban sucediendo. ¿Qué movía a Aru a realizar un sobreesfuerzo enorme para en meta obtener no más de catorce segundos con sus rivales? El enfado con su propio equipo.

No se ha conocido hasta el momento a Fabio Aru con ninguna otra camiseta que la celeste del Astana. Hizo una prueba con ellos cuando aún no era profesional y desde entonces ha pasado por todos los escalones de la escuadra kazaja hasta ser el líder único e indiscutible, el elegido para competir por los triunfos más importantes del calendario ciclista internacional. Justo cuando esto ha sucedido, en el momento en que no tenía a nadie haciéndole sombra, con Nibali y Landa ya fuera, Aru se peleó con Astana y lo han plasmado en la Vuelta.

Según informó 'La Gazzetta dello Sport', Astana se olvidó de poner el plato de 36 dientes a Aru para la etapa de este miércoles, el mismo que sí llevaba la bicicleta de Miguel Ángel López, convertido por el desarrollo de la Vuelta en el líder del Astana, pese a venir como gregario del sardo. De esta manera, le fue imposible seguir el ritmo de los de cabeza, lo cual tampoco había sido capaz de hacer en etapas anteriores el campeón italiano, y cuando acabó la carrera dijo en meta: "Me habría gustado terminar bien, pero si quieren que abandone, solo tienen que decírmelo". No fue más que la confirmación de una relación prácticamente terminada entre Aru y el director del equipo, Aleksandr Vinokourov.

Atacó este jueves para recuperar la moral, primero, y para dar un golpe en la mesa de Astana, con los que no va a seguir más allá del 31 de diciembre, ya que todos los rumores, que no suelen fallar, apuntan a que ya ha firmado por el EUA, equipo de los Emiratos Árabes Unidos. Si le hubiera aguantado a la rueda Alberto Contador y se hubiera unido López, el peligro para Froome habría sido evidente. Pero se fue solo, a su suerte, con poco éxito deportivo, pero mucha satisfacción personal.

El ataque final de Froome que le da 21 segundos más de margen.

Ganó el belga Sander Armée, que ya lo había intentado con anterioridad en esta Vuelta. Fue el más fuerte entre los ciclistas que protagonizaron la fuga del día y a pocas decenas de metros dejó sentado a Alexey Lutsenko y sorprendió con su victoria. Entre los favoritos Froome, acompañado de Alberto Contador. El británico no permitió sorpresas gracias a un trabajo excepcional de Gianni Moscon durante todo el día y posteriormente con su ataque cerca del final que alejó a Nibali a 21 segundos. En la general, el keniata sigue al frente con una ventaja ahora de 1.37 sobre Nibali.

Este viernes la decimonovena etapa se disputará entre Caso y Gijón, con un recorrido de 149,7 kilómetros.

Cuando se alcanzan las últimas etapas de una gran vuelta, un siempre nutrido grupo de corredores no tienen ningún objetivo real para el que combatir día tras día. Están los que pelean por la general, que mediada la semana final se reduce a dos o tres, no más; a estos les acompañan los ayudantes, solemnes gregarios que trabajan para ellos hasta las últimas consecuencias; y por otro lado están los aventureros que intentan de manera recurrente o aislada una victoria de etapa. ¿Y los demás qué pueden hacer? Aburrirse en pos del final de la carrera o encontrar una motivación a través de la cual romper líneas y tratar de hacer algo diferente a la rutina monótona de siempre.

Chris Froome Alberto Contador
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