Líos entre bambalinas del Tour: broncas, amenazas, racismo... y descalificaciones

La 101ª edición del Tour de Francia ya es historia. Cae el telón de una ‘Grande Boucle’ que encumbra a Vincenzo Nibaliy que deja al ciclismo español con un sabor agridulce después de ver cómo las opciones de Contador quedaron destrozadas en un descenso y a Alejandro Valverde se le atragantaron los últimos días. El cuarto puesto del murciano sabe a poco, sobre todo después de haber rozado el podio hasta el último momento. Por segundo año consecutivo,los españoles no logran una victoria de etapa, pero las grandes sensaciones mostradas por Ion Izaguirre y Jesús Herrada aportan un rayo de optimismo al pelotón nacional.

A la carrera francesa le ha faltado glamour. Sin desmerecer el triunfo de Nibali, las ausencias de Froome y Contador han restado brillo a este Tour de Francia. Sin embargo, lo que no ha faltado es cierta polémica entre bambalinas. Esas historias que en ocasiones la actualidad de la carrera deja en un segundo plano, pero que también forman parte del día a día y ponen un picante a veces necesario.

Amenazas entre los adoquines de Arenberg

La jornada del pavés (5ª etapa) tenía atemorizado a más de medio pelotón. La tensión de salvar ese día no era exclusiva de los corredores, que con frío, viento y lluvia se jugaron el tipo entre adoquines. Froome se marchaba para casa antes de rodar por la primera piedra y Nibali dio un golpe de autoridad en la carrera. Todos los favoritos perdieron tiempo y al finalizar la etapa, la tensión salió a flote, como contaba José Antonio Ezquerro en el diario AS. Faustino Muñoz, mecánico de Alberto Contador, mantenía una acalorada discusión con Eusebio Unzué, al que le acusaba de haber reintegrado a Valverde al grupo de favoritos, después de que éste pinchara. Cuando más tiesa se las tenían ambos, llegó José Luis Arrieta, director del Movistar, amenazando al mecánico: “Te voy a reventar la cabeza”. Por suerte, todo quedó en golpes verbales y no llegó la sangre al río, pero fue un claro ejemplo de la tensión vivida en esa jornada. Después, ninguno de los involucrados dio más importancia al asunto.

En carrera apaguen los móviles

Luca Paolini (Katusha) no se ha dejado ver en este Tour de Francia por los primeros puestos tanto como acostumbra. Sin embargo, el peculiar ciclista italiano acaparó titulares en la octava etapa cuando fue ‘cazado’ por el fotógrafo Graham Watson utilizando su teléfono móvil en plena carrera. El prestigioso reportero australiano le reprochó su actitud vía Twitter y el italiano pidió disculpas públicamente. En esa ocasión, los jueces de carrera fueron benévolos con Paolini, como lo fueron días antes con Cancellara por el mismo motivo -aunque a éste no le fotografiaron-, y sólo impuso una multa económica a los corredores. Esos mismos jueces se fueron volviendo más estrictos conforme avanzaba la carrera, pero eso es otra historia.

Van den Broeck, mal compañero en los descensos

El pelotón es como un gran patio de vecinos en el que todos se conocen, tanto para lo bueno como para lo malo. Jurgen Van den Broeck, precisamente, tiene fama entre sus ‘vecinos’ de no ser muy hábil en los descensos y quien puede evitar bajar cerca del ciclista del Lotto lo hace. El día que cayó Contador, muchos le vieron irse al suelo a la altura del belga y alguno no dudó en culparle. Van den Broeck se defendió vehementemente en la línea de meta y durante varios días hubo cruce de declaraciones en las que se escucharon frase como ésta: “Ya te conocemos y tratamos de estar lejos de ti en las bajadas”. Pocos días después, camino de Risoul (etapa 14), el escudero de Nibali, Jacob Fulgsan, sufría una aparatosa caída causada por un bote de agua del equipo Lotto. “Tenían razón cuando hablaban del peligro de Van den Broeck en las bajadas”, manifestó el danés en meta. Esta vez el belga señalado dijo que el bote de agua se había soltado por un bache que “sólo fue mala suerte” y que “lamentaba” la caída de su ‘vecino’ de pelotón.

La bronca del empleado a sus jefes

Alexander Kristoff, el esprinter del Katusha que se ha destapado como uno de los mejores velocistas de este Tour de Francia -con permiso de Kittel, que ha ganado cuatro etapas-, no se mordió la lengua tras su segundo triunfo enNimes y sacó los colores a sus jefes públicamente. El noruego reprendió el hecho de que dos días antes no ayudaran a su compañero Porsev, su lanzador en las llegadas masivas, y permitieran que éste entrara fuera de control después de que el propio equipo ruso impusiera un fuerte ritmo en el pelotón buscando los puntos de la montaña para JoaquimRodríguez. No sabemos si la bronca llegó a mayores en la intimidad, pero el noruego se ha ganado a base de triunfos mucho peso en el equipo y pocos se atreven ahora a llevarle la contraria.

El peligroso malentendido racista entre Albasini y Reza

Los Pirineos llegaron al Tour cuando la carrera casi agonizaba. En Camino de Bagneres de Luchon, en la etapa 16, se formó una escapada numerosa. Astana quería algo de respiro para su líder y dejó que los ‘valientes’ se jugaran la etapa. Albasini, suizo del Orica, y Kevin Reza, corredor negro del Europcar, son los protagonistas de una historia que nunca debió producirse. Ninguno ganó y los dos salieron muy tocados de esa etapa. Reza, que de pequeño se crió en los suburbios de Versalles y sufrió mucho, cruzó la meta llorando. Sus lágrimas no se debían a la victoria que se le escapó a su equipo sino porque según él, Albasini le llamó “sucio negro”. Jean Bernadeau, director del Europcar, se encendió con las palabras de su pupilo y se fue a hablar con el ciclista suizo, que negaba esas palabras. “Estaba molesto con Reza porque no daba relevos en la escapada y le he hablado en inglés, pero no ha habido ningún insulto racista”, se defendió Albasini. Sea como fuere, se trata de un hecho que no debe existir en el ciclismo ni en la vida y lo cierto es que ambos corredores quedaron tocados después de ese incidente.

Expulsado del Tour a las puertas de París

Llegar a París es un premio para todos los corredores que participan en el Tour de Francia. Son medallas que lucen en el curriculum personal de cada uno y quedarse fuera de carrera a sólo tres días de alcanzar la capital parisina es un golpe muy doloroso. José Joaquín Rojas, del Movistar, estaba a punto de lograrlo por quinta vez -solo ha tenido que abandonar en una de sus seis participaciones en la ronda gala-, pero camino de Hautacam los jueces de carrera -los mismos que días antes habían sido más permisivos con otras circunstancias- echaron por tierra ese sueño. El murciano fue expulsado del Tour a tres días de alcanzar París. El motivo fue “agarrarse al coche y seguir a su rebufo de manera prolongada”. Rojas niega que se agarrara y echó en falta algún aviso previo de los jueces por seguir la estela del coche de equipo, algo que es muy habitual en las etapas de montaña para los corredores que no disputan la victoria y que ese mismo día muchos otros también hicieron. Sin embargo, no hubo clemencia para el español que, pese a que en carrera le señalaron que estaba fuera del Tour, acabó la etapa para poder reclamar a posteriori. No obstante, las plegarias del Movistar y del murciano no fueron escuchadas y la soberbia de los jueces de carrera salió a relucir y José Joaquín tuvo que regresar a casa prematuramente.