La paz y la amistad se le atragantan al Real Madrid cuando visita El Pireo

Si el Olympiacos es "el enemigo que nunca quieres", como reconoce Pablo Laso, el Pabellón de la Paz y la Amistad es el peor escenario posible para una batalla como la que protagonizarán este viernes el equipo griego y el Real Madrid (20:45 horas, Canal+ Deportes). Puestos a elegir un lugar para jugarse una buena parte de sus opciones de meterse en los cuartos de final de la Euroliga, el famoso pabellón no estaría entre las preferencias madridistas. La del Pireo es una cancha que se le da muy mal al Madrid: solo ha ganado uno de los 13 partidos que ha jugado allí.

Esa única victoria llegó hace más de una década, en la temporada 2004-2005. Desde entonces el equipo blanco ha visitado seis veces al Olympiacos y en las seis ha perdido. Las dos últimas derrotas llegaron hace casi dos años en el camino hacia la Final Four de Milán que acabó perdiendo ante el Maccabi. Antes de eso tuvo que enfrentarse en los cuartos de final contra el equipo griego, que ganó sus dos partidos en casa tras comenzar perdiendo 2-0 y forzó el quinto de la serie en Madrid.

Los dos equipos más competitivos de Europa

El Real Madrid está teniendo una temporada muy complicada. Las numerosas lesiones (Willy Hernangómez es baja y Gustavo Ayón jugará con molestias este viernes) han impedido a Laso contar con todos sus jugadores más de un par de semanas, y el rendimiento del equipo se ha resentido. A tres meses de que termine la temporada, el equipo blanco ya lleva tantas derrotas como en todo el curso pasado.

A pesar de eso, cuando ha tenido que ganar lo ha hecho. En los momentos más complicados, el equipo ha cumplido: lo hizo al final de la primera fase de la Euroliga, cerrada con tres victorias seguidas, y en la Copa del Rey. Esa competitividad, un rasgo tan característico del equipo como su estilo de juego, es lo que le emparenta con el Olympiacos. "Es el enemigo que nunca quieres, el que nadie da por favorito y al final siempre está", dice Laso. De esa manera, yendo de tapado, ganó la Euroliga en 2012 y 2013 y se metió en la final el año pasado tras un impresionante final de partido comandado por Vassilis Spanoulis. Luego perdió el título, en parte por la buena defensa madridista al genial base griego, pero llegó más lejos de lo que muchos esperaban. Casi siempre lo hace.

Núcleo duro nacional

Antes de la final jugada el año pasado entre ambos equipos, el seleccionador griego Fotis Katsikaris (actual entrenador del UCAM Murcia) explicaba en una entrevista con El Confidencial qué convierte al Olympiacos en un equipo tan especial:

"Es la idiosincrasia que tiene el jugador griego. Es muy competitivo, tiene mucha fe, es su trabajo creer que puede ganar, que nada es imposible. Y además la ventaja que tiene Olympiacos es que este grupo lleva muchos años junto, me refiero a los griegos. Es cierta una cosa: mantener un grupo de jugadores nacionales es clave. Luego puedes cambiar jugadores extranjeros, que la base está ahí. Y además está enseñando no solo el juego, sino la mentalidad a cualquier nuevo que entra en el equipo. Esa es la ventaja que tiene Olympiacos. Y además tiene mucho carácter y personalidad, y sabemos perfectamente que eso es lo más importante en baloncesto si quieres ganar".

Spanoulis y Printezis (y en menor medida Papanikolau, que acaba de regresar) dan identidad al Olympiacos de la misma manera que Llull, Rudy, Sergio Rodríguez y Reyes se la dan al Real Madrid. La permanencia de ambos grupos de jugadores explica gran parte de los éxitos recientes de ambos equipos, los mejores de la Euroliga en el último lustro.

Este año tienen muy complicado reeditar las finales de 2013 y 2015; la igualdad en el grupo F puede provocar que uno de los dos (o los dos) se quede fuera de los cuartos de final. Por eso la victoria en el partido de este viernes es vital. El Madrid la necesita para no complicarse la vida aún más en las últimas jornadas. Si gana, seguiría aspirando a la segunda plaza; si pierde, podría quedar atrapado en un quíntuple en la tercera plaza si el Khimki también gana su partido.