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Tres años después, Laso disipa las dudas del Real Madrid y lo convierte en una 'familia'
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SU RENOVACIÓN AUGURA UNA GRAN ERA

Tres años después, Laso disipa las dudas del Real Madrid y lo convierte en una 'familia'

Triunfo tras triunfo, el técnico vitoriano se erige en el líder espiritual de un grupo humano altruista, de sanos hábitos y que goza de una salud envidiable

Foto: Pablo Laso da instrucciones a sus jugadores durante un tiempo muerto. (Efe).
Pablo Laso da instrucciones a sus jugadores durante un tiempo muerto. (Efe).

Un día más y otra victoria al bolsillo. Y van 15 (siete en Liga Endesa, seis en Euroliga y dos en la Supercopa Endesa) consecutivas en un inicio de campaña para enmarcar. En la tarde del domingo el Real Madrid superó por 72-57 al Estudiantes en el Centenario del emblemático derbi madrileño. El ritmo no para en un Madrid que no conoce días de asueto. Pablo Laso, recién renovado, se erige en el líder espiritual de un equipo que forma una familia de sanos hábitos y que goza de una salud envidiable. Una época de vino y rosas que hacía años que no se vivía en la sección.

"No hay que confundir la experiencia con la capacidad y yo me siento capacitado”. Corría el 29 de junio de 2011 cuando Pablo Laso aterrizaba en Madrid para ocupar el banquillo del Real Madrid. Tras algunas experiencias satisfactorias como técnico, uno de los bases más influyentes en la década de los noventa del baloncesto patrio regresaba 14 años después a la que fue su casa durante poco más de dos campañas (1995-1997). Con optimismo y confianza miraba al futuro un hombre que, en su tercera temporada en la capital, se ha ganado hasta a sus más feroces detractores.

Fue una decisión discutida y discutible para muchos. Su hoja de servicios en la élite no era todo lo dilatada que se le presupone a un entrenador del Real Madrid. Pero el club lo tuvo claro y apostó por él para conseguir enderezar el rumbo de una nave que acumulaba cuatro años navegando a la deriva. Ni el carisma de un contrastado Ettore Messina o la notable labor de un currante como Joan Plaza (Liga y ULEB Cup en la 2006/2007) que venía de abajo lograron convencer. La sección de baloncesto pedía a gritos una remodelación. Había que remontar el vuelo de uno de los equipos más laureados del viejo continente.

Laso asumió su condición de novato en las altas esferas y, seguro de sí mismo, se limitó a pedir tiempo para cumplir con unos requerimientos donde errar es un privilegio que no se contempla. Como suele ocurrir en estos casos, el tiempo ha sido el juez encargado de dictar sentencia. Las posibles dudas y reticencias han quedado disipadas de un plumazo. Gracias a su ADN ganador, la firmeza en la toma de decisiones y una autoridad que cala hondo entre sus pupilos, el Real Madrid ha alcanzado una madurez, dentro y fuera de la cancha, que es la envidia del baloncesto FIBA.

En sus dos primeros cursos las calificaciones acarician el sobresaliente: una liga (2012/2013), una Copa del Rey (2011/2012) y dos Supercopas Endesa (2011/2012 y 2012/2013) le abalan. Sólo se resiste la Euroliga, el sueño dorado perseguido por toda la sección.

Calma. Los indicios son halagüeños. Tras un recorrido encomiable, los blancos se plantaban en la final de la Euroliga, previo triunfo ante el Barcelona (67-74), 18 años después. Sólo la machada de un imperial Vassilis Spanoulis mandó a la nevera los deseos más ardientes del madridismo.

Trabajo de cantera exhaustivo

Fue en la amargura de la derrota donde Pablo Laso marcó el punto de inflexión. Había que crecer para seguir aceptando el desafío. Las bajas estaban decididas y han sido suplidas por aciertos rotundos. Con una columna vertebral inamovible, la experiencia de Bourousis y las ganas de aprender de Salah Mejri llegaron para otorgar altura y capacidad de sacrificio. Por su parte, el trabajo con la cantera está siendo exhaustivo y tutelado desde el primer equipo. Con ello se persigue poner en órbita a algunas promesas que vienen pisando fuerte. Quizá el salto de Dani Díez y su participación regular en el ‘roster’ sea la prueba más palpable de esa labor en la sombra.

Los resultados son inmejorables. Con la victoria sobre Estudiantes, el balance de Laso como entrenador del Madrid es escalofriante: 123 victorias y 33 derrotas en los 156 disputados. Un ‘Run & Gun 2.0’ que además de ‘disparar’ sin miramientos no descuida la retaguardia. Pero la pizarra de Laso no se queda en el parqué. Su influjo está presente en el día a día de todos los integrantes de la plantilla. Una plantilla que es una verdadera familia. La sintonía invade a un grupo humano fresco y feliz, sin egoísmos ni egos que perturben la armonía reinante. Un componente ineludible en la búsqueda del éxito.

Las bases están sentadas. Los ingredientes son de una frescura y una madurez exquisita. Y el plato se antoja delicioso. En las entrañas de esos fogones, un Pablo Laso que es el verdadero artífice de un momento dulce. Una racha que sólo espera, si la fortuna y la salud lo permiten, ser rubricada con títulos. Pese a la oleada de piropos en el que se encuentra instalado el equipo siempre hay lugar para la autocrítica. Sin ir más lejos, tras la victoria ante Estudiantes, Laso llegó a sala de prensa para advertir de que “los primeros 20 minutos, probablemente, fueron los peores del año”. Una identidad competitiva que no conoce límites.

Con todo bajo control y las bufandas agitando en el Palacio con más fuerza que nunca, el pasado día 22 la entidad presidida por Florentino Pérez y el técnico vitoriano quisieron reforzar una unión que no ha hecho más que afianzarse día a día. Dos años más para completar un lustro en el puesto y consolidar un proyecto con unos visos más que esperanzadores. Respeto mutuo y fe ciega en un matrimonio donde los cónyuges hacen y dejan hacer; donde nadie invade el terreno del otro. Los niños ya son mayores y están preparados para dar el salto.

“Estoy muy contento con esta renovación. Era algo que llevábamos hablando desde hace tiempo y ha sido fácil. Significa dar continuidad a un proyecto que funciona; al trabajo bien hecho. Y digo que ha sido fácil porque es como cuando dos amigos se ponen de acuerdo en algo; las dos partes hemos puesto las cosas fáciles. Estoy contento por ello, por seguir en este club”, comentaba Laso en declaraciones publicadas en la web del club. Una alegría que se ha instalado en el rostro de todos los madridistas. Con Laso como padre de familia, la reconquista de la gloria está más cerca.

Un día más y otra victoria al bolsillo. Y van 15 (siete en Liga Endesa, seis en Euroliga y dos en la Supercopa Endesa) consecutivas en un inicio de campaña para enmarcar. En la tarde del domingo el Real Madrid superó por 72-57 al Estudiantes en el Centenario del emblemático derbi madrileño. El ritmo no para en un Madrid que no conoce días de asueto. Pablo Laso, recién renovado, se erige en el líder espiritual de un equipo que forma una familia de sanos hábitos y que goza de una salud envidiable. Una época de vino y rosas que hacía años que no se vivía en la sección.

Pablo Laso Florentino Pérez
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