Así fue la tragedia del K2: “A partir de ahora, solo queremos recordar a Sergi sonriendo”

El pasado 14 de enero el alpinista Carlos Garranzo era evacuado del Campo Base del K2 por helicópteros del Ejército pakistaní, previo pago de 15.000 dólares. El sufrimiento físico que soportó durante gran parte de la expedición concluyó con dos inyecciones por vena y otra intramuscular. El tratamiento del doctor Asiqh Hussain en el Hospital DHQ de Skardu fulminó la parasitosis digestiva que le había infectado. Recuperado, hace planes para los días que restan hasta su regreso a España. Ignora que a la vuelta de la esquina se le quebrará el alma.

Evacuación del campo base del K2

Carlos tuvo suerte en su salida del Campo Base del K2 y parte de ella se la debe a la Federación de Montaña de Murcia. En Pakistán, las operaciones con helicópteros en alta montaña se realizan exclusivamente por Askari Aviation. Esta compañía forma parte de un conglomerado empresarial (Army Welfare Trust), propiedad del ejército. Lo que todo alpinista sabe, aunque en ocasiones olvida, es que el helicóptero no mueve el rotor si antes no has depositado el efectivo. La federación murciana adelantó el dinero del seguro que cubre a los federados. Aceleró los tramites: no era un asunto menor. Del Campo Base del K2 solo sales en helicóptero; solo vuelan si las condiciones lo permiten y los partes meteorológicos anunciaban inestabilidad. Unos días de retraso por la burocracia y todo se hubiera complicado. Carlos insiste en este particular. “Esto no es Nepal, donde hay compañías privadas que te sacan y después arreglas cuentas. Aquí tienes que pagar antes. Aunque, en honor a la verdad, no quisieron cobrar el traslado del cuerpo de Sergi. El seguro pagó y ellos lo devolvieron”.

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Garranzo, bombero jubilado del Ayuntamiento de Cartagena, es el compañero de Sergi Mingote en la Expedición al K2. Su puntal. Bregados en duras aventuras, la montaña les ha hermanado. Esta es la primera invernal que hacen juntos a un ochomil. Se despidieron para siempre en la noche del 13 de enero. “Sergi vino y me dijo “Carlos, si quieres me quedo y no salimos - él y Juan Pablo Mohr iban a realizar su segunda ronda de aclimatación-. Yo le contesté que no, que tirasen para arriba (Estoy bien, el helicóptero viene mañana. No te preocupes). Salieron de madrugada.”

La noticia del accidente

Han transcurrido dos días desde su evacuación y Carlos Garranzo se encuentra en el pueblo de Kande. A primera hora de la tarde del 16 de enero recibe una llamada: algo le ha pasado a Sergi; ha sufrido una caída descendiendo hacia el Campo Base. La incertidumbre sobre la gravedad del accidente se disipa pronto. En torno a las 5 pm hora local, Dawa Sherpa, el jefe de la agencia nepalí Seven Summit que ha organizado la expedición, le confirma la muerte de su amigo. Poco minutos después un equipo de 10 sherpas alcanzaban la cumbre del K2. Pasan a la historia tras conquistar el último ochomil invernal. Gloria y llanto van de la mano en el alpinismo. Un deporte heroico e incomprensible.

Durante toda la expedición quien esto escribe había tenido contacto diario con Sergi, narrando sus peripecias. Hace unos días le envié un mensaje a Garranzo. Contestó, conversamos brevemente y ambos quedamos comprometidos en hacer todo lo posible para dar por concluidas las explicaciones de esta triste historia. Comprometidos en ayudar a que la familia de nuestro amigo Sergi descanse. Ayudar informando sobre lo que realmente sucedió.

La causa del fallecimiento

“Antes de nada", indica Garranzo, "quiero decirte que lo hablamos contigo y no lo haremos con nadie más. Vamos a explicarlo, sabemos que lo contareis con respeto y cariño y, en nombre de su familia, os lo agradecemos. A partir de ahora, solo queremos recordar a Sergi sonriendo”.

“Como sabes, yo permanecí en Skardu hasta que finalizaron los trámites necesarios para la repatriación. Tuve que identificarle. Estos trámites incluían un informe médico que se realizó por facultativos pakistanís. Ellos efectuaron un reconocimiento del cuerpo y un estudio radiológico. La conclusión fue que Sergi presentaba un fuerte golpe en la cabeza, con intenso sangrado, que le produjo la muerte inmediata. Esa herida con restos de sangre es algo que yo también pude observar”, explica Garranzo.

Ya en España, facultativos médicos validaron estos informes confirmando que presentaba en “región nasofrontal un fuerte impacto de alta energía por un objeto contundente e irregular”. Una roca, seguramente no muy grande, le impactó por debajo de la línea de protección del casco, causando la muerte cerebral de manera irrecuperable. La violencia del golpe provocó que se precipitara al vacío. No sufrió, murió en el acto. Sergi se encontraba en un emplazamiento que consideró seguro. “Es posible que estuviese filmando para el documental que preparaba”, añade Carlos. Juan Pablo Mohr se adelantó en el descenso y Sergi le dijo que continuase sin problema. Habían hecho una segunda ronda de aclimatación y ambos se encontraban fuertes. Estar en un lugar seguro y la necesidad de tener libertad de movimientos, coadyuvaron a que Sergi no tuviese una línea de vida, un anclaje, con las cuerdas dispuestas a lo largo de la ruta. En cualquier caso y atendiendo al informe de los facultativos, esta circunstancia tan solo hubiese evitado la caída del cuerpo ya sin vida.

Carlos Garranzo volverá al K2 este verano. Se ha comprometido consigo mismo. “Quiero recoger los objetos personales que Sergi dejó en los campos de altura e intentar la cumbre. Además, con algunos compañeros chilenos, vamos a dejar una placa en el Memorial del K2, allí donde se recuerda a los alpinistas que fallecieron en la montaña”. Desde ese túmulo, Sergi Mingote y sus compañeros Juan Pablo Mohr, Ali Sadpara, Atanas Skatov y John Snorri seguirán mirando al K2 y sonreirán por todos nosotros. Descansen en paz.