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Por primera vez en un gran evento: España autoriza que Kosovo luzca himno y bandera en Sevilla
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ACERCAMIENTO DIPLOMÁTICO

Por primera vez en un gran evento: España autoriza que Kosovo luzca himno y bandera en Sevilla

Primero el COI y después la FIFA doblan las muñecas a España con la cuestión kosovar

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El Gobierno de España permitirá que Kosovo luzca su bandera y su himno en el partido de fútbol clasificatorio para Qatar 2022 que tendrá lugar el 31 de marzo en el estadio de La Cartuja, en Sevilla. Se trata de un paso decisivo en la normalización de las relaciones con Kosovo, ya que España, que lidera el grupo europeo compuesto por solo cinco países, se niega a reconocer la soberanía del territorio balcánico.

Desde Exteriores indican a este periódico que "la disputa de este partido de fútbol entre las selecciones de ambas federaciones en modo alguno altera la postura española de no reconocimiento de Kosovo como Estado". Sin embargo, resulta evidente que España está relajando los vetos que mantuvo férreos hasta 2019. A la fuerza ahorcan: en noviembre de 2018, el Comité Olímpico Internacional amenazó a España con excluirla de las competiciones por imponer trabas a la participación de Kosovo, forzando una excepción de urgencia con las competiciones olímpicas amparada en un real decreto de 1982.

Ahora son FIFA y UEFA las que tumban la posición española, obligándola a tragar con el despliegue de toda la simbología nacional kosovar en Sevilla. Aunque España ya había abierto la mano en eventos menores, como el mundial de balonmano sub 21 disputado el año pasado en Galicia, en esta ocasión Kosovo dará un paso más en un partido de fútbol entre selecciones absolutas, valedero para el próximo Mundial y ante las cámaras de televisión de todo el mundo.

Foto: El entrenador de la selección de España, Luis Enrique. (EFE)

La medida llega después de que un tuit de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) derivase en incidente diplomático. Guiados por las pautas que les habían impuesto desde el CSD en los últimos días, la RFEF se refirió a Kosovo como "un territorio" en las redes sociales, detalle que provocó la reacción inmediata de su próximo rival sobre el césped. "El intento de los españoles de minimizar la condición de Estado de Kosovo (...), refiriéndose a Kosovo como territorio, es vano e injusto. Deben ser conscientes de que el 31 de marzo se enfrentarán a la Selección Nacional de Kosovo, que se presentará allí como cualquier otro país", escribió en una nota de queja la federación kosovar. Según ha podido saber este periódico, la RFEF recibió consignas para evitar referirse a Kosovo como 'nación' o 'país', en favor de términos como 'territorio' o 'federación'.

Los kosovares amenazaron públicamente con no disputar el partido si no se les permitía jugar con su himno, su bandera y su uniforme nacional, y esta tarde la RFEF les ha dado luz verde: Kosovo podrá hacer lo que nunca ha hecho en España. "Para nuestro presidente y la RFEF, esta medida es justa y constructiva. Somos una nación soberana y nuestra federación es miembro de FIFA y UEFA. Estamos seguros de que tendremos buenas relaciones y buenos partidos. Es solo un encuentro de fútbol", afirman desde la federación de Kosovo a este periódico.

Un cambio de política

España siempre se ha mostrado muy beligerante con Kosovo, llegando incluso a vetar declaraciones de la UE para no tener que firmar un mismo documento con los balcánicos. Como trasfondo, ya sabe, está la forma en que Kosovo obtuvo su independencia de Serbia, de modo unilateral, en 2008. Desde entonces, ha sido una "chinita en el zapato" para España, como la definió Josep Borrell, porque su reconocimiento dotaría de argumentos a regiones con intereses similares a Kosovo, como Cataluña o el País Vasco.

Sin embargo, España se ha ido quedando marginada en su cruzada, solo apoyada en Europa por Rumanía, Grecia, Chipre y Eslovaquia, y sus vetos han comenzado a molestar en la comunidad internacional. Además del toque de atención del COI, que fue una amenaza en toda regla, la UEFA despojó a España de un torneo internacional sub 17 que se iba a disputar en Benidorm por no permitir la bandera kosovar. Desde entonces, y coincidiendo con la llegada de Sánchez a Moncloa, España ha ido suavizando su discurso y realizado con disimulo ciertas concesiones que el Ejecutivo de Rajoy no se planteaba.

Foto: Momento en el que salió Kosovo en el sorteo de la fase de grupos para el clasificatorio del Mundial 2022. (REUTES) Opinión

Pese a que desde el CSD y Exteriores insisten en señalar la medida como una decisión deportiva que nada tiene que ver con la política, lo cierto es que supone un cambio con respecto a los últimos años. Hasta los recientes choques con el COI y la FIFA, España se había mostrado inflexible con Kosovo en el deporte. Por ejemplo, en los Juegos Mediterráneos disputados en Tarragona en 2018, solo se permitió a los atletas kosovares desfilar con la bandera y la denominación de su comité olímpico, mientras que, meses más tarde, en el Mundial de kárate de Madrid, se negó a los kosovares competir con su ropa deportiva, ya que lucía los colores nacionales.

Es más: este mismo Gobierno ni siquiera contemplaba un escenario como el de hoy hace un par de años. En enero de 2019, el CSD remitió una circular a todas las federaciones explicando que cualquier evento en el que participase Kosovo y no estuviese organizado por el COI debía ser autorizado por las autoridades españolas. Pero, incluso en caso de ser permitido, el documento detallaba una serie de exigencias que los deportistas balcánicos debían cumplir, como que su visado no fuera en una hoja de pasaporte, sino en un anexo, o la completa renuncia a participar bajo la bandera o el himno de Kosovo, que es lo que sucederá este mes.

El Gobierno de España permitirá que Kosovo luzca su bandera y su himno en el partido de fútbol clasificatorio para Qatar 2022 que tendrá lugar el 31 de marzo en el estadio de La Cartuja, en Sevilla. Se trata de un paso decisivo en la normalización de las relaciones con Kosovo, ya que España, que lidera el grupo europeo compuesto por solo cinco países, se niega a reconocer la soberanía del territorio balcánico.

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