La 'terapia' pública de Michael Phelps para sobrellevar su depresión
Michael Phelps tardó años en hablar de sus problemas, pero ahora lo hace a menudo para ayudar a quien esté pasando por lo mismo y para ayudarse a sí mismo
Hablar de la depresión no la cura por arte de magia, pero ayuda a superarla. Michael Phelps tardó mucho tiempo en entenderlo, y hacerlo le permitió recuperar su mejor nivel deportivo para ganar seis medallas (cinco de oro) en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro y, sobre todo, estar en paz consigo mismo. "Se me daba muy bien compartimentalizar y dejar fuera las cosas de las que no quería hablar, simplemente las evitaba", explicó a principios de año en una entrevista en la que reveló los problemas de depresión que había sufrido durante toda su carrera.
Esos problemas no han desaparecido ahora que ya no compite. Hace unas semanas, Phelps sufrió un episodio depresivo que le asustó, contó hace unos días en CNN. "Es algo que me va a seguir pasando toda mi vida", explicó. "Pero cuanto más aprenda sobre mí entenderé por qué me pasan estas cosas", dijo.
Phelps pasó por su primera depresión en 2004, el año en que ganó en Atenas las primeras ocho medallas de las 28 que acabó logrando en su carrera. El estadounidense arrasaba en la piscina, pero fuera de ella sufría. "La caída más fuerte la tuve después de los Juegos de 2012, no quería tener nada que ver con el deporte... y no quería vivir más", contó cuando reveló por primera vez por lo que había pasado.
"Al principio no quería ver a un terapeuta, pero cuando descrubí que me sentía mejor y que estaba más sano, aprendí muchas cosas sobre mí que no sabía", contó la semana pasada. "Me gusta quién soy y estoy a gusto. No podía decir eso hace unos años. Estoy en un buen momento y solo vivo el presente", continuó.
Retirado de la competición, Phelps vive junto a su mujer Nicole Johnson y sus dos hijos en Arizona, donde es entrenador asistente en la Universidad de Arizona State. "Mi mujer lo es todo, me ayuda en el día a día. No estaría donde estoy sin ella. Ha sido alguien que me ha ayudado durante la etapa más reciente", dijo Phelps.
El nadador califica la depresión como "un camino oscuro" en el que intenta mantenerse abierto de mente. Para ello, además de hablar con su mujer y su terapeuta, intenta ayudar a otros que estén en la misma situación. Lo hizo con la nadadora Missy Franklin, que también ha atravesado momentos duros con la depresión y la ansiedad. Phelps también trabaja con la compañía TalkSpace contanto su experiencia. "Me gustaría marcar la diferencia. Me gustaría salvar una vida si puedo. Para mí eso es más importante que ganar una medalla de oro".
Hablar de la depresión no la cura por arte de magia, pero ayuda a superarla. Michael Phelps tardó mucho tiempo en entenderlo, y hacerlo le permitió recuperar su mejor nivel deportivo para ganar seis medallas (cinco de oro) en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro y, sobre todo, estar en paz consigo mismo. "Se me daba muy bien compartimentalizar y dejar fuera las cosas de las que no quería hablar, simplemente las evitaba", explicó a principios de año en una entrevista en la que reveló los problemas de depresión que había sufrido durante toda su carrera.