'Alicia a través del espejo': un sueño pagano de fuegos artificiales

"Desde luego hay una cosa de la que estamos bien seguros, y es que el gatito blanco no tuvo absolutamente nada que ver con todo este enredo", advierte LewisCarroll -Charles Dodgson- en las primeras líneas de 'Alicia a través del espejo'. Y, efectivamente, ni rastro de Dina. Ni de las flores vivas vocingleras, ni de los mosquitos del tamaño de una gallina. La 'Alicia a través del espejo' del directorJames Bobin es...otra cosa. Una Alicia que crece al nutrirse de la pócima mágica de la posproducción. Ahora lo ves, ahora no lo ves. Te saco una máquina del tiempo detrás de la oreja y un galimatazo enfurecido de la chistera.

Alicia -Mia Wasikowska- se ha hecho mayor -¡oh, no!, se lamentaría el diácono Dodgson-, y Bobin también. Cuando le llegó el proyecto a las manos, el director británico pensó en una niña de ocho años, que se llama Maddy y que es su hija. Atrás quedan la irreverencia de losAli G, Borat y Brüno que bosquejó junto a Sacha Baron Cohen y esa serie de culto de la HBO que es'Flight of the Conchords'. Aquí Bobin se sumerge de lleno en una fábula 'steampunk' que rehace desde los cimientosla obra Carroll con ayuda de Linda Woolverton, guionista de cantera de Disney. Y a Maddy le ha encantado.

Fiestas del té con dietilamida

Después de un viaje alrededor del mundo a bordo de su barco 'Maravillas' -suyo, suyo, que por algo es la capitana-, Alicia regresa a la encorsetada Londres convertida en la nota disonante de una sociedad victoriana de moralina apolillada y olor a alcanfor. Allí se rebela con uñas y dientes contra la imposición patriarcal delmatrimonio, la cocina o, a lo sumo, la oficina. Esta vez no está la madriguera para rescatarla del tedio, pero sí un espejo que la llevará al otro lado, donde no hay corsés ni matrimonios concertados y sí fiestas del té infinitas y algo de dietilamida. Que, dónde va a parar, suena mucho más divertido.

¿Y qué se encuentra Alicia al otro lado? Pues a un Sombrerero -Johnny Depp- convaleciente y a una Reina Blanca -Anne Hathaway- tan blanca, tan blanca que incluso los oscuros secretos de su pasado son níveos. El Sombrerero languidecey, para salvarlo del trauma familiar que lo consume, Alicia tendrá que viajar en el tiempo gracias a unacronosfera con la misión de cambiar los acontecimientos pasados.

Esta vez es un espejo el que llevará a Alicia al otro lado, donde no hay corsés ni matrimonios concertados y sí fiestas del té infinitas y algo de dietilamida

Y Alicia corre, vuela, corta las olas del mar -como cantaría la tuna-, pasa de un lado al otro del espejo y se enfrenta en el anversocon un diagnóstico de histeria y en el reverso -¿o es al contrario, qué es el sueño y qué la vigilia?- con una Reina Roja -Helena Bonham Carter- y un Tiempo -Baron Cohen- que se erigen no solo como una pareja de reyes; también como la sal y la pimienta de esta segunda parte de sus aventuras cinematográficas de la mano de Tim Burton, esta vez como productor.

Quizásea la falta de ideas originales -se intuyen reminiscencias de otras películas Disney, como 'La bella y la bestia'- y la apuesta por una trama más lineal y fácil de seguir lo que quita frescura a una película que, en algunos momentos, recuerda a la reflexión de la propia protagonista en 'Alicia en el país de las maravillas': "O el pozo era en verdad profundo, o ella caía muy despacio".

Sin embargo, esta Alicia funciona como un divertimento visual, como un prodigio técnico que se entrega a la inmersión en el delirio onírico, a un sueño candoroso en las antípodas de la 'Alicia' de Svankmajer. En fin, una Alicia pagana y revestida de fuegos artificiales. Y los fuegos artificiales siempre son bonitos de mirar.