Es noticia
Cuando te la cuelan (en el arte) es porque quieres que te la cuelen
  1. Cultura
Paula Corroto

Por

Cuando te la cuelan (en el arte) es porque quieres que te la cuelen

Por listos, por nuevos ricos y por estúpidos, dan muchas ganas de decirles a los millonarios estafados en el mercado del arte: pues ahora, querido, te comes el 'fake'

Foto: Imagen del documental sobre el arte falso. (Netflix)
Imagen del documental sobre el arte falso. (Netflix)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

En 2020 se estrenó un estupendo documental sobre una de las mayores estafas en el mundo del arte. Su título: Te ha hecho mirar: una historia verdadera sobre arte falso (Made you look, a true story about fake art), su director, Barry Avrich, y su trama, un descomunal timo que duró décadas a una de las principales galerías de Nueva York y en el que estuvo implicado hasta un gallego con cuenta corriente en Caja Madrid. Lo emitió Netflix, pero si no dispone de suscripción ahora está en abierto para todo el mundo en RTVE Play y ya les digo que es una maravilla.

Por muchas razones. Primero porque, aunque fue un caso real y está narrado a la manera tradicional, es como una peli con sus villanos, sus personajes ambiguos —¿estaba esta metida en el ajo o no?— esa prensa cultureta que ahora va de lista —pero hizo bastante la vista gorda con la galería— y, sobre todo, con esa inmensa cantidad de multimillonarios bronceados que acaban todos estafados por orgullo y vanidad. Por querer tener ese Rothko a toda costa sin tener demasiado en cuenta un documento que acreditara su autenticidad. O por fiarse de una galerista que… también quería vender ese Rothko a toda costa para ser la mejor de la ciudad. Las pulsiones humanas, como ocurre con el amor, siempre nos vuelven ciegos. Hay otro que nos seduce y nos engaña sí, pero porque queremos ser engañados.

El arte, por otro lado, es un sector —como sucede con el amor— en el que, precisamente, la confianza es fundamental. De alguna manera, a pesar de que existan documentos que lo certifiquen, tienes que tener fe en que ese Pollock del año 1958 que vale dos millones dólares (y tiro por lo bajo) es real. Tienes que fiarte de quién te lo vende. Casi como cuando te prometen amor eterno (aunque muchas veces más valga decir, mira no me quieras tanto).

placeholder Imagen del documental 'Made you look'.
Imagen del documental 'Made you look'.

Hasta que todo saltó por los aires, la galería neoyorkina Knoedler & Company tenía ese prurito de confianza. Era un buen novio o novia, si bien le acechaban unas cuantas sombras como era su implicación en el arte confiscado por los nazis. De hecho, fue la galería de donde salió el famoso Pissarro expoliado a los Cassirer en 1939 y que acabaría comprando en 1976 el barón Heinrich Thyssen-Bornemisza (y que ahora se expone en el Museo Thyssen de Madrid). Un asunto que a día de hoy todavía se dirime en los tribunales, puesto que aunque una sentencia confirmó la pertenencia del cuadro al museo español, la familia Cassirer sigue luchando por su restitución.

En cualquier caso, volvamos al arte falso y no expoliado, que ese es otro gran tema del que ya hablaré en otra ocasión. La galería tenía una buena reputación en cuanto a arte verdadero -tenía más de 160 años de historia, estaba localizada en el Upper West Side, cerca de Central Park, la Fritz Collection y el MET- con muy buenos expertos en todos los movimientos artísticos menos, como se insiste en el documental, en el expresionismo abstracto. Es decir, los Rothko, Pollock, De Kooning, Motherwell, Krasner… Los de las manchas, los puntos, las rayas, los rayajos… Y por ahí se la colaron.

Hasta reconforta ver a esos millonarios timados por esa vanidad y orgullo de poseer lo "exclusivo"

A mediados de los noventa, al frente de la galería se encontraba Ann Freedman, que según The New York Times era la mejor galerista de Nueva York. Con un título así un poco sí que te lo crees porque ser lo más en las vernissages neoyorkinas desde luego no está al alcance de cualquiera. Y un día recaló por allí la que decía ser marchante Glacira Rosales —tiene nombre de novela de Javier Marías— que estaba casada con el gallego José Carlos Bergantiños Díaz, que le dijo que tenía por ahí unos Rothkos, Pollocks, De Koonings etc, que nadie había visto nunca, que no estaban en los catálogos, pero que de verdad de la buena eran reales y que ella se los dejaba a precio de ganga. Y Freedman, reputadísima galerista, se lo creyó. Y detrás de ella todos los ricos millonarios a quienes vendió los cuadros falsos. Que no fueron pocos: la estafa duró años y alcanzó los 80 millones de dólares, de los cuales a Freedman fue a parar una buena comisión.

¿Estuvo Freedman en el entramado estafador? Es algo que otea continuamente en el documental en el que ella da su versión de los hechos (y obviamente afirma que siempre creyó que eran verdaderos). Porque al final alguien decidió quitarse la venda de los ojos y preguntarse si se podía aceptar que apareciera de la nada un Pollock, así como así. No tardaron en descubrir que, por ejemplo, la pintura utilizada no era de 1958, como a lo mejor habían dicho sino que el color que aparecía en el cuadro falso no se empezó a comercializar hasta los setenta. Es decir, no era algo que viera fácilmente cualquiera, pero tampoco era tan complicado para los que trabajan en esto. También descubrieron que quien pintaba los cuadros falsos era un chino, Pei-Shen Qian. Aquí hay un momento bastante racista en el documental, ya que dicen que los chinos son magos en el arte de la copia, y lo mismo te hacen un cuadro falso que un bolso o un Iphone. Falseadores genéticos. En fin, en cualquier caso, el asunto acabó yendo a juicio, hubo una serie de culpables y ante la avalancha de demandas que sufrió la galería por parte de los estafados, esta acabó cerrando en 2011

placeholder  José Carlos Bergantiños Díaz, en una imagen del documental
José Carlos Bergantiños Díaz, en una imagen del documental

Aparte del chino —quien por cierto cuando empiezan las pesquisas rápidamente se largó a China y se quedó allí sin ser extraditado a EEUU para ser juzgado— quienes quedan como verdaderos timadores son Rosales y Bergantiños. A la primera le cayeron unos meses de cárcel. El segundo, el gallego de Lugo, se libró porque se marchó a España y nuestro país tampoco accedió a la extradición. Hay que proteger a los nuestros. Bergantiños, además, es otro que demuestra sus artes hasta el último minuto: aparece en el documental ofreciendo su versión… e intenta venderle una armónica al periodista diciéndole que era de Bob Dylan. Genio y figura.

*Si no ves correctamente el módulo de suscripción, haz clic aquí

"El mercado del arte está loco; la gente paga hoy cantidades ingentes por obras muy mediocres", me dijo una vez en una entrevista el británico y crítico de arte de la BBC Will Gompertz, autor de varios libros, entre ellos el fantástico Mira lo que te pierdes. El mundo visto a través del arte. Con estos mimbres es lógico que los pícaros se muevan en este mundillo como peces en el agua. Porque finalmente en el documental, los de la trama estafadora -estuviera o no la galerista- no son los peores. Hasta reconforta ver a esos millonarios timados por esa vanidad y orgullo de poseer lo "exclusivo". En el mismo sentido les recomiendo también el documental El misterio del Salvator Mundi (en Filmin) sobre cómo un cuadro que parece que también salió de un garaje se atribuyó a Leonardo Da Vinci y acabó vendiéndose por una millonada primero a un ruso y luego a un árabe que ahora no tienen muy claro qué compraron. Pues por listos, por nuevos ricos y por estúpidos, dan muchas ganas de decirles, pues ahora, querido, te comes el fake.

En 2020 se estrenó un estupendo documental sobre una de las mayores estafas en el mundo del arte. Su título: Te ha hecho mirar: una historia verdadera sobre arte falso (Made you look, a true story about fake art), su director, Barry Avrich, y su trama, un descomunal timo que duró décadas a una de las principales galerías de Nueva York y en el que estuvo implicado hasta un gallego con cuenta corriente en Caja Madrid. Lo emitió Netflix, pero si no dispone de suscripción ahora está en abierto para todo el mundo en RTVE Play y ya les digo que es una maravilla.

Arte contemporáneo Arte
El redactor recomienda