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Stella Goldschlag: la judía antisemita que se hizo espía de la Gestapo y delató a su pueblo
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Stella Goldschlag: la judía antisemita que se hizo espía de la Gestapo y delató a su pueblo

Llega a los cines 'Stella. Víctima y culpable', que se adentra en la parte más oscura de la Segunda Guerra Mundial: aquellos judíos que se dedicaron a delatar para la Alemania nazi

Foto: Fotografía de Stella Goldschlag.
Fotografía de Stella Goldschlag.

Stella podría conquistar el mundo o ponerlo bajo sus pies. Es guapísima, popular, canta mejor que nadie los temas de jazz más famosos del momento y, por encima de todo, es rubia y blanca, típicamente aria. Y eso, en la Alemania nazi, sin duda, es una baza a su favor. Su único problema es el momento en el que le ha tocado vivir, —cuando las deportaciones a Auschwitz y otros campos de exterminio y concentración—, y el lugar —Berlín—, donde la única manera de sobrevivir en un sistema corrupto es corromperse un poco uno mismo.

Esa es la premisa de Stella. A life, o, como han optado por llamarla en español, Stella. Víctima y culpable, la película del director alemán Kilian Riedhof que se estrenó en cines este viernes 15 de marzo y que sigue los pasos de un personaje real, Stella Goldschlag —apodada El veneno rubio—, una alemana que vivió durante la Segunda Guerra Mundial y trabajó como informante de la Gestapo a partir de 1943. En otras palabras, fue una delatora que se encargó de localizar a judíos escondidos en Berlín y entregarlos a los nazis. Una Robin Hood, pero de su propio pueblo, una traidora a todas luces, que a pesar de colaborar con la Gestapo para salvar de la muerte a su marido y a sus padres, no lo consiguió, lo que no impidió que siguiera trabajando para el enemigo. Quizá lo más sorprendente de ella es que, tras la guerra, se convirtió al cristianismo y se declaró antisemita.

La película de Riedhof recorre esos años en la vida de Stella (representada por Paula Beer, cara popular en el cine alemán y protagonista de otros títulos como Frantz o La sombra del pasado), su trabajo en una fábrica, su relación con Mikki Hellmann (Jannis Niewöhner, otra clásica belleza aria y típicamente alemana), judío y crápula a tiempo completo, las torturas de la Gestapo, el miedo atroz y, finalmente, la caída a los infiernos de un personaje que, pese a que el director retrata sin juzgar, es bastante complicado que pueda caer bien al espectador.

"La historia no es muy famosa en Alemania" apunta Kilian RIedhof en entrevista con El Confidencial. "Yo leí sobre ella hará unos 20 años, en un artículo en un periódico donde aparecía una fotografía suya en el centro de Berlín. Era una mujer que parecía muy vivaz, entonces leí su historia en el periódico y los hechos tan horribles que había cometido, pero también me sorprendió que a su vez había sido una víctima. Me gustó mucho esa ambivalencia y no tuve más remedio que preguntarme qué habría hecho yo en su lugar. Por eso me decidí a contar su historia".

"A todos los judíos se les ofrecía la posibilidad de delatar, pero en la práctica solo hay registros de que aceptaran 15 o 20 personas"

El proceso de investigación fue sumamente exhaustivo. El equipo no solo trabajó con Stella, el libro de Peter Wyden (un antiguo compañero de clase de la protagonista, que se convirtió en periodista y después relató su historia), también usaron documentos del tribunal del juicio y testimonios de la propia Stella cuando los soviéticos la interrogaron allá por el año 46. Compararon todos los testimonios para encontrar la cadena de acontecimientos que los había propiciado, y también hablaron con supervivientes que habían vivido una situación de clandestinidad en Berlín parecida a la de la protagonista, para así tener suficiente información y poder plasmarla de una manera real en la película.

La vida de los otros

¿Es otra película más de judíos en una época de saturación del género? En un extraño momento como el actual, en que acaba de ganar el Oscar a película extranjera la inquietante La zona de interés, de Jonathan Glazer, que habla de la banalidad del mal con Auschwitz como telón de fondo, y con el conflicto palestino-israelí en el aire, uno podría preguntarse qué no se ha contado ya sobre la historia del Holocausto. Sin embargo, Riedhof ha decidido poner el foco en la historia de los miserables, los que para sobrevivir decidieron delatar a otros. El director ha elegido el lado más oscuro de una historia, ya de por sí, muy oscura.

"Hoy en día nos encontramos en una situación que podría dar lugar a circunstancias muy parecidas a la de la película"

"A todos los judíos a los que detenían se les ofrecía la posibilidad de delatar", explica Riedhof. "Pero en la práctica solo hay registros de que aceptaran 15 o 20 personas en total de las miles que llevaron a campos de concentración. No era algo que aceptase todo el mundo, pero también hay que entender que Stella sufrió torturas y se la amenazó con deportarla. Fue una traidora, pero, por otro lado, estaba bajo mucha presión, hay que entender al personaje. Nosotros no pretendíamos juzgarla, ni tampoco su situación, simplemente queríamos presentar al público todos los datos sin ponernos de parte de nadie, manteniendo la ambivalencia, para que fuese el propio espectador el encargado de resolver el dilema. Hoy en día nos encontramos en una situación que podría dar lugar a circunstancias muy parecidas a la de la película".

placeholder Paula Beer en un fotograma de 'Stella. Víctima y culpable'.
Paula Beer en un fotograma de 'Stella. Víctima y culpable'.

Algunas escenas —Stella y Mikki corriendo por un subterráneo. O subidos a una mesa, ebrios de alegría, mientras las bombas resuenan en la lejanía— casi parecen sacadas, aunque la temática no tenga nada que ver, de Jules y Jim y del Truffaut más clásico. "Es que no queríamos caer en los tópicos de estas películas, sino hacer algo más sobre el terreno", relata Riedhof. "Algo del estilo The French Connection, porque igual que en esa película queríamos mostrar algo muy real, donde no se podía preveer lo que sucedería a continuación. Stella tenía una vida imprevisible, nunca daba nada por hecho ni tenía una zona de confort, sino que iba adaptándose, y eso es lo que queríamos trasladar a la pantalla".

"La acogida en Alemania ha estado muy polarizada y ha habido reacciones muy extremas, lo que me parece normal", apunta el director. "Al final se está tratando el tema de la culpa y de los delitos que se cometieron en la tierra de mis ancestros, por lo que son normales estas reacciones. Siento responsabilidad, esta parte de la historia no debe olvidarse, forma parte del ADN de los alemanes. Es un tema que siempre será muy polémico, pero es necesario que haya debate y no tener una cultura de la memoria que deje de lado ciertas partes de la historia, porque esta aún sigue vigente. Aún no ha terminado".

Stella podría conquistar el mundo o ponerlo bajo sus pies. Es guapísima, popular, canta mejor que nadie los temas de jazz más famosos del momento y, por encima de todo, es rubia y blanca, típicamente aria. Y eso, en la Alemania nazi, sin duda, es una baza a su favor. Su único problema es el momento en el que le ha tocado vivir, —cuando las deportaciones a Auschwitz y otros campos de exterminio y concentración—, y el lugar —Berlín—, donde la única manera de sobrevivir en un sistema corrupto es corromperse un poco uno mismo.

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