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El inventor de la ranciedad explica por qué nos hace tanta gracia el 'caso Koldo'
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entrevista con pedro vera

El inventor de la ranciedad explica por qué nos hace tanta gracia el 'caso Koldo'

La trama de corrupción que atenaza al gobierno nos indigna al mismo tiempo que nos mata de risa. Hablamos con el mayor experto vivo de costumbrismo chusco español para entender qué está pasando

Foto: Autorretrato. (Pedro Vera)
Autorretrato. (Pedro Vera)

Hay una turbación en la rancioesfera y Pedro Vera está obligado a acudir a la llamada. Como cada vez que pasa, sus seguidores le apremian en redes sociales para que ponga orden. Las rancioseñales, así las llaman, se proyectan en el cielo evocando el ejemplo de Batman. El ‘caso Koldo’, sus personajes y sus tramas, han reavivado un folclore cómico que ni se crea ni se destruye, y que nadie ha sabido captar de manera tan magistral como este historietista nacido en 1967 en San Pedro del Pinatar (Murcia). En los vademécum de la ranciedad que elabora minuciosamente (por ejemplo, este), los casos de corrupción (el "chorizamen", lo llama Vera) ocupan un lugar importante. Vamos a verlo.

PREGUNTA. Has dibujado a muchos políticos, pero no sé si has dibujado alguna vez a Ábalos porque no era un personaje tan, tan popular hasta hace apenas unos días.

RESPUESTA. Mmmm. Pues creo que no. Y si me lo piden esta semana me jodería porque la primera caricatura cuesta mucho. Me acuerdo lo que me costó sacar a Pablo Casado, que me pasé un fin de semana entero. No me salía ni de coña y mira que tiene unos rasgos marcados. Hay algunos más difíciles que otros. Jesulín por ejemplo, es facilísimo. Pablo Iglesias, también. A Ayuso le tengo pillado el punto, sobre todo por los ojos. Pedro Sánchez me cuesta un poco más. Ferreras se me da muy bien y también su mujer, Ana Pastor. Marhuenda e Inda son una fantasía total. De verdad que son maravillosos. Y luego hay alguno que te sorprende. Por ejemplo, Margarita Robles pensaba que iba a ser difícil y ha sido un exitazo. Estoy muy orgulloso de esa caricatura.

placeholder Caricatura del periodista de LaSexta, Antonio García Ferreras, dentro de un televisor. (P. V.)
Caricatura del periodista de LaSexta, Antonio García Ferreras, dentro de un televisor. (P. V.)

P. ¿Por qué nos hace tanta gracia todo esto? ¿Por qué convertimos la corrupción en un chiste?

R. Lo primero es que son personajes muy pintorescos. No son corruptos calculadores y fríos como los de las películas americanas. El chorizamen español es muy entretenido. Creo que de alguna manera nos identificamos con esa gente, son una versión grotesca y cómica de una parte de nuestra vida. Las contestaciones que dan, la manera de salir del paso que tienen, las chorradas que repiten sin pestañear. Yo los envidio porque soy muy poca cosa, enseguida me arrugo. Defenderse con ese morro que tienen es algo increíble de hacer. Muy difícil y también muy cómico.

P. Los personajes parece que se repiten en cada trama. Es un universo genuino de cubatas en vaso de tubo, de expresiones hechas, de volquetes de putas, de reservados, de teatralidad... Con algún matiz, son personajes transversales a izquierda y derecha porque el trinque no polariza. Y luego que hay una línea que los une y te puedes remontar en el tiempo todo lo que quieras. Cuando iba al instituto había un chaval que llevaba la carpeta forrada con fotos de Jesús Gil y Ruiz Mateos porque le hacían gracia.

R. Jajaj. Es que hay algunas cosas que si me las invento yo en mis viñetas me acusan de exagerado. Lo del volquete de putas, por ejemplo. Si yo lo dibujo, me dirían que dónde voy. O Ábalos llorando en el programa de Risto Mejide. Tú fíjate en el Tito Berni, que hasta el nombre parece hecho aposta. Hasta los que son un poco más sofisticados, como esos de las mascarillas, los Luceño y Medina, que parecen de Faemino y Cansado. Hay un mundo ahí de puticlubs, whiskerías, bingos... En parte es el modelo de ocio casposo de los años 80 o 90. Pero es que nunca se termina. Por mucha hamburguesería gourmet que abran, se seguirán sirviendo benjamines de champán en algún puticlub.

placeholder La corrupción, vista por Pedro Vera.
La corrupción, vista por Pedro Vera.

P. ¿Cuál es tu personaje favorito de esta trama?

R. Ábalos está muy bien, pero Koldo es maravilloso. Hay datos biográficos que yo supongo que son reales, como que era portero de un puticlub o que es aizcolari. Además, es enorme y tiene esa pinta… Es que lo tiene todo. Yo no puedo hacer mucho ahí para superarlo dibujando. Es difícil competir con eso. El aire fresco de humor que está llegando está muy bien, está muy entretenido. Espero que sigan sacando más cosas.

P. ¿Te has informado sobre el pueblo natal de Ábalos? ¿Sabes donde nació?

R. No ¿Dónde?

Foto: El exministro de Transportes y exdiputado del PSOE José Luis Ábalos, en el Congreso. (Europa Press/Eduardo Parra)

P. En Torrente, provincia de Valencia.

R. Jajaja. Pero bueno, pero qué escándalo. Me matas. ¿Pero cómo no se me informa a mí antes de estas cosas? Esto me da para un monográfico. De verdad que me descubro ante el maestro. Es que además es capaz de hacer registros muy variados. Lo mismo te llora un poco, lo mismo se pone digno…

P. Me da la sensación de que la imagen de PSOE juvenil que estaba intentando proyectar Pedro Sánchez en los últimos tiempos, con la Pija y la Quinqui, Inés Hernand, y todo eso, se ha evaporado…. Ha aparecido de pronto el PSOE de los 80 y los 90. Han tomado protagonismo personajes que parecían estar desapareciendo de la vida pública. ¿Hay algo de nostalgia en el cachondeo de estos días?

R. Sí, sí, desde luego. Es que son como especies en extinción y le tenemos cariño a ese tipo de personalidades. Seamos honestos. Te ponen a un cocinero de estos modernos, que te hacen hamburguesas canillitas, rock and roll, con la barba esa y las uñas pintadas y tal… Y te ponen al lado a Ábalos. ¿Y qué hacemos? Si fuera el partido del recreo, nos vamos a jugar con el equipo de Ábalos. ¿O no? Es un ejemplo muy extremo el que te he puesto, pero va por ahí la cosa, ¿no?

P. Es que llevan al paroxismo personajes que llevamos viendo toda la vida. Podrían ser nuestro cuñado, nuestro tío…

R. Yo al menos soy de una generación que hemos crecido viendo caraduras, que eran incluso un referente cultural en algunos entornos y que eran una fantasía. Esta es mi gente, como decía Héctor Lavoe. Golfos de marca mayor como Fernando Esteso, Pajares, o ese que se fue a La isla de las tentaciones y le pillaron metiendo viagra a la isla.

"Hay que mirar al futuro porque tenemos una Masía de ranciedad importante ahí"

P. ¿Tú crees que todo esto está en peligro de extinción, o está simplemente mutando?

R. La gente más joven está empujando muy fuerte, no te creas. Hay youtubers y faranduleros nuevos que están moviendo una cantidad de pasta ingente y apuntan maneras. Y ojo con esa cantera que nos pueden dar momentos gloriosos. Hay que mirar al futuro porque tenemos una Masía de ranciedad importante ahí. Cambia la forma de expresarse y el argot, pero en el fondo, dentro del mejillón, el bichico sigue siendo el mismo. Y por mucho que lo adornes, sale, porque sale la idiosincrasia española.

P. ¿Solo española?

R. Bueno, no, yo creo que es universal, la verdad. Lo cuñao o lo rancio es igual en todas partes y se puede disfrutar de muchas maneras. A mí me mandan noticias mis seguidores de Reino Unido o Estados Unidos y son cosas fantásticas. Uno de mis favoritos es Dean Norris, el cuñado de Breaking Bad, que es todavía más cuñado en la vida real. Es un tío que se va a Transilvania de vacaciones con su familia y sube a redes una foto con dos palillos en los dientes como si fuese el conde Drácula.

P. Hay quien dice que se corre el riesgo de frivolizar cosas graves como la corrupción. ¿Tú crees que es importante reírse de todo?

R. Yo creo que es lo más saludable, que por lo menos te puedas echar unas risas. Por muy dramática que sea la situación, siempre hay que buscar el chiste. Es una obligación. Se puede hacer humor de cualquier cosa, también del Holocausto. Son válvulas de escape, sobre todo cuando estás en una situación jodida. El chiste te puede sacar de una depresión.

"He sufrido más el bloqueo de gente de izquierdas que de derechas. Algunas personas tienen la piel muy fina"

P. ¿Se te indigna mucha gente? ¿Se cabrean cuando les dibujas?

R. Curiosamente he sufrido más el bloqueo de gente de izquierdas que de derechas. Algunos tiene la piel muy fina. Hace poco me bloqueó el periodista que va siempre con Pablo Iglesias, uno que no me acuerdo ahora cómo se llama, por una tontería. Entre la gente famosa que me ha bloqueado están por ejemplo Pitingo, por un chiste que hice con una cajetilla de tabaco. También me bloqueó Josef Ajram porque le tunee los tatuajes con cosas escatológicas y no le cuadró. Luego te encuentras a gente como Tomás Roncero que tiene una cintura increíble. El tío hasta se ha hecho fotos con mis dibujos. O Cristina Seguí, que le hice caricatura muy lesiva y ni se enfadó ni nada. La gente reacciona de la manera que menos te esperas.

P. Vamos a acabar contando qué son los ranciofacts, que es tu obra magna, y que mucha gente se habrá perdido.

R. Se me ocurrió hace años con un email que me mandó Pepe Colubi. Me decía que se había dejado no sé qué en el tintero. Le dije bromeando que era muy rancio decir eso por email y algo me hizo click. Empecé a pensar que había un filón cómico en todas esas frases hechas. Primero fueron los ranciofacts periodísticos. El marco incomparable, la madrileña puerta de Alcalá, esas cosas. Luego empecé con otras expresiones... Rancio no, lo siguiente. La cabeza bien amueblada. Cosas que no suenan naturales, aunque llevan tiempo circulando, que se dicen para quedar bien y ser originales, pero están enlatados.

P. Expresiones y actitudes que se han quedado rancias como los cacahuetes de algunos bares, ¿no?

R. Eso es. Pero ojo, que el colectivo que estamos en esto amamos lo rancio, no estamos para juzgarlo. Amamos que pongan películas de romanos en Semana Santa y decirle a tu cuñado en Nochevieja que ya no lo ves hasta el año que viene. Que no nos quiten eso. Es costumbrismo. Salvando las distancias, lo comparan con las cosas que hacía Luis Carandell. Y que no se nos olviden los ranciofacts visuales: museos de cera, tatuajes mal hechos o lugares como el universo Willy Wonka, ese que ha salido ahora en redes.

P. Como decías antes, la gente más joven está creando su propia ranciedad, cada generación tiene la suya. Vemos formarse en tiempo real ranciedades nuevas. Algunos de tus personajes dicen efectiviwonder, que es de una ranciedad intensísima. ¿Pero qué dicen los chavales?

R. Hace unos años estaba aquella de "a nivel de", que ahora se ha sustituido por "en plan" o el "eso es como". ¿Cómo qué, hijo puta? Termíname la frase. Pero hay muchísimo por explorar. Tenemos mucho trabajo.

Hay una turbación en la rancioesfera y Pedro Vera está obligado a acudir a la llamada. Como cada vez que pasa, sus seguidores le apremian en redes sociales para que ponga orden. Las rancioseñales, así las llaman, se proyectan en el cielo evocando el ejemplo de Batman. El ‘caso Koldo’, sus personajes y sus tramas, han reavivado un folclore cómico que ni se crea ni se destruye, y que nadie ha sabido captar de manera tan magistral como este historietista nacido en 1967 en San Pedro del Pinatar (Murcia). En los vademécum de la ranciedad que elabora minuciosamente (por ejemplo, este), los casos de corrupción (el "chorizamen", lo llama Vera) ocupan un lugar importante. Vamos a verlo.

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