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El Thyssen se pone feminista con 'Maestras', una expo que peca de demasiadas obviedades
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hasta el 4 de febrero

El Thyssen se pone feminista con 'Maestras', una expo que peca de demasiadas obviedades

La pinacoteca inaugura una muestra con más de un centenar de obras de pintoras desde finales del XVI a comienzos del XX que recorre temas como los cuidados, las maternidades o la sororidad

Foto: Exposición “maestras”. (EFE/Rodrigo Jiménez)
Exposición “maestras”. (EFE/Rodrigo Jiménez)

“Borrado histórico”, “noción actual de sororidad”, “sistema patriarcal”, “exposición de mujeres que representan a mujeres”, “recibieron los más altos reconocimientos simbólicos”. Estas son algunas de las expresiones que se pueden leer en el cartel introductorio de la exposición Maestras, que se inaugura mañana en el Museo Thyssen-Bornemisza. Lo ha escrito Rocío de la Villa, al frente de la asociación Mujeres en las Artes Visuales, y comisaria de una muestra que reúne un centenar de piezas concebidas únicamente por mujeres desde finales del XVI a comienzos del XX. Las temáticas: sororidad I y II, botánicas (bodegones y flores), ilustradas y académicas, orientalismo/costumbrismo, trabajos y cuidados, nuevas maternidades, emancipadas. Ahí hay algo que pone en alerta: ¿no hemos escuchado ya todo esto de mujer-madre-amiga-cuidadora y/o emancipada hace décadas (menos libres)? Por cierto, Maestras está patrocinada por Carolina Herrera.

“Esta exposición culmina un proceso de toma de conciencia feminista con el que este museo se ha ido comprometiendo desde hace más de diez años cuando ya se hizo la muestra Heroínas. Y va a repercutir en la concepción del museo”, explicaba esta mañana Guillermo Solana, director artístico del Thyssen, durante la presentación a la prensa. Él mismo intentaba dar relevancia a lo que la exposición también podría enseñar, como descubrir a “artistas que yo ignoraba por completo como Henriette Browne o Marie-Louise Petiet, además de transformar nuestra mirada con esa estructura subyacente en la que cada siglo se corresponde con un género artístico”. El director recalcó, por ejemplo, cómo en la pintura de bodegones cambia el predominio de la vanitas por el de la maravilla científica, o cómo en el relato se ve la complicidad entre pintora y retratada. Solana no dejó de insistir, por otra parte, en que “no es nada sectaria, no excluye a nadie, incluso a los que no se sienten feministas. Que vengan y abandonen los prejuicios. Es una exposición que gustará a todos”.

Lo cierto es que, precisamente, a este proyecto que se ha ido macerando los últimos tres años lo que le falta es disidencia y le sobra obviedad.

Puntos a favor

Hablemos primero, no obstante, de los puntos a favor. Uno de ellos es que reúne a muchas artistas que han estado durante años guardadas en almacenes y que ahora vuelven a colgar de las paredes de los museos. Es más, como sucede con las cosas que se ponen de moda, ahora es muy difícil que otras pinacotecas te presten cuadros de otras mujeres, ya que los quieren exponer ellos, como señalaron tanto Solana como De la Villa.

"Esta exposición culmina un proceso de toma de conciencia feminista con el que este museo se ha ido comprometiendo desde hace más de diez años"

El visitante va a descubrir, aparte de las ya archiconocidas para el gran público como Artemisia Gentileschi, Frida Kahlo o Maruja Mallo, a Clara Peeteer, Rachel Ruysch o Mary Cassatt, por citar solo a algunas del catálogo. Una señal de que, como manifestó De la Villa, estas artistas “estuvieron en la literatura artística del momento”, es decir, contaron con una serie de circunstancias favorables y llegaron a obtener reconocimiento. En este sentido, no es una muestra desde los hándicaps que han tenido las mujeres sino que, como refrendó la comisaria, es “en positivo”, rastreando cómo también contaron con la complicidad de compañeros artistas, padres o mecenas.

Luego, eso sí, “el patriarcado las envió al almacén”, apostilló De la Villa. De varias maneras, explicó: o bien encasillándolas con pinturas como los bodegones (frutas, flores y plantas, muy de mujeres), o bien olvidándolas. “Y cuando a las mujeres se les roba su pasado, se roba su identidad y es normal que el otro sexo las ninguneé o incluso las maltrate”, añadió la comisaria.

placeholder El Museo Thyssen-Bornemisza inaugura 'Maestras', una exposición que ofrece un recorrido, desde finales del siglo XVI a las primeras décadas del siglo XX, a través de más de un centenar de piezas de artistas como Artemisia Gentileschi, Angelica Kauffmann o Clara Peeters. EFE  Rodrigo Jimenez
El Museo Thyssen-Bornemisza inaugura 'Maestras', una exposición que ofrece un recorrido, desde finales del siglo XVI a las primeras décadas del siglo XX, a través de más de un centenar de piezas de artistas como Artemisia Gentileschi, Angelica Kauffmann o Clara Peeters. EFE Rodrigo Jimenez

Otro punto interesante, si bien puede causar cierto debate, es que sea una muestra grupal de mujeres y no algo monográfico. Las preguntas son lícitas: ¿las mujeres se tienen que exponer con otras mujeres para darles relevancia como si se tratara de un gineceo? ¿No funcionan de manera individual? “Tenemos exposiciones monográficas de mujeres que ayudan a consolidar la investigación, pero no tienen tanta potencia ni son tan empoderantes ni cambian tanto los cánones ni el museo se ve tan modificado”, respondió De la Villa.

El tercer punto es que esta muestra va a estar acompañada de diferentes actividades que la complementan. Habrá un ciclo de cine con documentales, biopics y ficción dramatizada sobre Artemisia Gentileschi, Rosa Bonheur, Paula Modersohn-Becker -una de las artistas que más relevancia está tomando en los últimos años, según apostilló Solana- Berthe Morisot y Frida Kahlo. También habrá un seminario sobre figuras femeninas del arte español, un simposio sobre artistas actuales con prestigiosas historiadoras del arte, y la creación de un microsite para reflexionar sobre la exposición a cargo de diferentes mujeres profesionales del ámbito del arte, la filología, la política o la antropología.

Y en contra

Pese a todos estos puntos destacados, la exposición se diluye en un recorrido que, incluso ya desde el inicio, nos topa con temas manidos. Los primeros, esos asuntos bíblicos de Judit con la cabeza de Holofernes y Susana y los viejos, que en tantas ocasiones hemos visto recientemente y que aboca a una relación siempre conflictiva entre hombres y mujeres. Ahí están, una vez más, los lienzos de las pintoras del XVII Artemisia Gentileschi, Lavinia Fontana o Elisabetta Sirani que no es que resten por calidad sino por acumulación.

De ahí pasamos a los bodegones con sus frutas, flores y plantas, también del XVII, para saltar a los retratos realizados por creadoras británicas, francesas y españolas ya en el XVIII gracias a mecenazgos como el de Maria Antonieta pero que muestran que las mujeres solo pintaban a otras mujeres. Por supuesto, siempre de la clase alta. Y en un saloncito del té.

placeholder El área dedicada a las trabajadoras en la exposición 'Maestras' (EFE)
El área dedicada a las trabajadoras en la exposición 'Maestras' (EFE)

Le siguen las artistas viajeras que pintaron escenas orientales y exóticas -también a otras mujeres- para adentrarnos en las últimas salas en los temas que más fuerza han cobrado en los últimos años: los cuidados, las nuevas maternidades y la sororidad. Como si la mujer no pudiera desprenderse de estas costuras (valga la redundancia con esta palabra).

Acerca del trabajo y los cuidados, los lienzos representan siempre grupos de mujeres trabajando juntas (y siempre bien). Según el texto explicativo: “A diferencia de las figuras con frecuencia aisladas y encerradas en su trabajo representadas por artistas varones, las trabajadoras retratadas por mujeres nunca están solas e interactúan entre sí, subrayando en sus obras lazos de compañerismo”. Entre los cuadros: Las lavanderas (1882), de Marie-Louise Petiet o La zapatería, de Elizabeth Sparhawk-Jones, los cuales, por otra parte, más allá de lecturas hermenéuticas, son una belleza.

En el asunto de las nuevas maternidades, el texto quiere contraponerse a esa figura del “ángel del hogar”, pero lo que vemos son imágenes de madres amantes de sus bebés o niños pequeños, sin que ninguno altere la vista o provoque algún tipo de perturbación.

placeholder Las nuevas maternidades (que son las de siempre) en la exposición del Thyssen, 'Maestras' (EFE)
Las nuevas maternidades (que son las de siempre) en la exposición del Thyssen, 'Maestras' (EFE)

La sororidad se ve representada con cuadros de amigas “cómplices” en determinados momentos, desde navegando en una barca como en Un día de verano (1879), de Berthe Morisot a estar tumbadas en un jardín, como en Jóvenes (1893), de Louise Catherine Breslau. Son lienzos que se nutren de la época impresionista, con esa paz y delicadeza que rezumó ese movimiento artístico. Otra vez: nada altera la relación.

Probablemente, la última parte de la exposición, Emancipadas, sea la más sugerente. Reúne a artistas de entre 1900 y 1937 como Camille Claudel, Ángeles Santos, Maruja Mallo, Natalia Goncharova y Frida Kahlo, entre otras. Artistas que probaron otras temáticas y que resaltaron su independencia con lienzos como La mujer con cabra (1927), de Mallo o En el palco (1904-1907), de Helene Funke. Mujeres que sí que rompieron las cadenas más obvias y que siempre habían representado a la mujer.

Porque al final de la muestra la sensación es que algo falta. Faltan otro tipo de relaciones entre mujeres y hombres, desde el amor, a la amistad o la mentoría, faltan otro tipo de relaciones entre mujeres, desde el conflicto a la pasión. Y lo que queda es la representación de una mujer que parecía que ya teníamos superada.

“Borrado histórico”, “noción actual de sororidad”, “sistema patriarcal”, “exposición de mujeres que representan a mujeres”, “recibieron los más altos reconocimientos simbólicos”. Estas son algunas de las expresiones que se pueden leer en el cartel introductorio de la exposición Maestras, que se inaugura mañana en el Museo Thyssen-Bornemisza. Lo ha escrito Rocío de la Villa, al frente de la asociación Mujeres en las Artes Visuales, y comisaria de una muestra que reúne un centenar de piezas concebidas únicamente por mujeres desde finales del XVI a comienzos del XX. Las temáticas: sororidad I y II, botánicas (bodegones y flores), ilustradas y académicas, orientalismo/costumbrismo, trabajos y cuidados, nuevas maternidades, emancipadas. Ahí hay algo que pone en alerta: ¿no hemos escuchado ya todo esto de mujer-madre-amiga-cuidadora y/o emancipada hace décadas (menos libres)? Por cierto, Maestras está patrocinada por Carolina Herrera.

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