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Zuckerberg vs Musk. ¿Por qué medirse a puñetazos?
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María Gelpí

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Zuckerberg vs Musk. ¿Por qué medirse a puñetazos?

La rivalidad entre Mark Zuckerberg y Elon Musk no solo se reduce al puesto que ocupan en la lista Forbes a tiempo real, la famosa lista de ricachones, gigantes tech y unicornios, esas extrañas 'startups' valoradas en más de mil millones de dólares

Foto: Foto de archivo de Mark Zuckerberg. (Reuters/Erin Scott)
Foto de archivo de Mark Zuckerberg. (Reuters/Erin Scott)
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No sabemos si veremos finalmente a Mark Zuckerberg y a Elon Musk a guantazo limpio en la jaula octagonal del UFC Apex de Las Vegas, al mejor (o el peor) estilo de las MMA (Artes Marciales Mixtas), el próximo 26 de agosto, pero parece obvio que este combate no solo va de mamporros. Los productos e intereses de estos dos magnates cada vez son más afines, así que parece lógico que se amen o se odien. Pero si bien una comparativa entre ambos debiera ser tan fácil como mirar su éxito empresarial expresado en valor económico, lo cierto es que eso no es suficiente y parece que buscan un triunfo más absoluto.

La rivalidad entre Mark Zuckerberg y Elon Musk no solo se reduce al puesto que ocupan en la lista Forbes a tiempo real, la famosa lista de ricachones, gigantes tech y unicornios, esas extrañas startups valoradas en más de mil millones de dólares. A pesar de la polémica gestión de Twitter por parte de Musk y las crisis de Meta, Forbes parece dar como ganador a Musk, que sería actualmente el hombre más rico del mundo. Sin embargo, Zuck habría tenido un crecimiento porcentual bastante mayor, lo cual nos muestra que la cosa no es tan sencilla como parece. La situación se complica cuando nos damos cuenta de que, en cuestión de popularidad, en la arena pública, también se miden aspectos como su filantropía, la libertad de expresión que permiten en sus respectivos feudos, la mejor familia, los mejores hijos, la mejor pareja, el mejor perro, las mejores casas inteligentes y blindadas o la mejor dieta.

Foto: Elon Musk 'roba' la cuenta "@x" en Twitter a un fotógrafo: el usuario era de lo más valioso (EFE/EPA/ETIENNE LAURENT)

Así que, cual trepidante y cutre escalada de violencia colegial, empezó un pique público entre ambos CEO con el lanzamiento de Threads (hilos, en inglés), la nueva red social de microblogging en Meta, clavadita a X (antes Twitter), en el momento en que Mark Zuckerberg plantó un tuit en territorio comanche: el conocido meme de los dos spiderman idénticos, que suele utilizarse para hacer burla de dos cosas muy similares. Musk contestó llamando "cornudo" a Zuck y "tenía" a Threads, de manera metafórica, al tiempo que su abogado hacía acusación pública de robo de secretos. Tras un rifirrafe en el que Musk propuso resolver diferencias en un combate cuerpo a cuerpo o midiéndose las chorras, Zuck respondía lacónicamente con frases del tipo "pasa ubicación" o "tráeme un microscopio". Hay que tener en cuenta que no es la primera vez que Musk propone resolver un conflicto mediante un duelo. La vez anterior, en lo que quizá fue su mayor meada fuera de tiesto, le propuso a Vladímir Putin jugarse Ucrania en un rin.

Tras la pretensión de Musk por retransmitir la pelea por X y donar el dinero recaudado a una ONG para veteranos de guerra, Zuckerberg parece lanzarse y propone el día 26 de agosto, mostrando su desconfianza sobre la capacidad de X para la retransmisión, mientras Musk ahora es quien pone problemas. Ambos, a su manera, caldeando el ambiente, han dejado verse en sus preparativos. Musk, con sus excentricidades, entrenando con Lex Fridman, cinturón negro de jiu-jitsu. Zuckerberg, más serio, mostrando sus logros oficiales en combate junto a Israel Adesanya y a Alexander Volkanovski, luchadores profesionales.

Pero no son los primeros superfamosos que les ha dado por medirse a puñetazos. El Youtuber británico KSI y el Youtuber estadounidense Logan Paul, que llevaban tiempo lanzándose diss tracks, lo petaron en internet en un combate de boxeo, pasando de las palabras a los puños, en 2019. El otro eventazo más reciente fue La Velada del año 3, organizada por Ibai Llanos, que tuvo lugar el pasado 1 de julio en el Estadio Metropolitano de Madrid, en donde se batieron los youtubers y twitchteros hispanohablantes más top del momento.

¿Por qué vuelven a surgir ahora estos modos de resolución de conflictos?

El recurso a la lucha cuerpo a cuerpo es el método por antonomasia para la resolución de conflictos por la vía rápida, de manera simbólica. Lo vemos en la Ilíada, en el duelo entre Hector y Aquiles y en el Primer libro de Samuel en la Biblia, con David y Goliat, representando a sus respectivos pueblos, que bien podrían ser las empresas de Musk y Zuck. Pero también en las ordalías y los juicios por combate en el medievo, que no eran otra cosa que un modo de canalizar y hacer públicas las venganzas privadas, en donde el que ganaba, el más fuerte o el de mejor técnica, lo hacía por ser el elegido para la gloria, bajo la premisa de que Dios, en su providencia, promueve siempre el Bien y la Verdad. En la modernidad, la secularización de los valores llevó a que los duelos fueran el modo de dirimir cuestiones de honor y reconocimiento social.

Pero ¿por qué vuelven a surgir ahora estos modos de resolución de conflictos? Roland Barthes, en su primer ensayo El mundo del catch, incluido en su libro Mitologías, donde estudia la aparición de nuevos mitos modernos según la simbolización de los valores sociales, da con la clave de la cuestión. El catch es un espectáculo de lucha libre, pero nos sirve para ver cómo funciona cualquier combate con carácter de espectáculo, como el que se está pergeñando, al que no se le pide más verdad que al mismo teatro. La disputa entre Musk y Zuck, que, como hemos visto, no puede ser resuelta por medios lógicos, queda exenta del juicio de la razón para ser sometida a otro juego, mucho más claro, con otras normas. La pantomima del espectáculo sumerge al espectador en "una suerte de placer intelectual al ver funcionar tan perfectamente la mecánica moral [...], el triunfo del orgullo y la inquietud formal por la verdad". La lucha así, que sería la exageración de las pasiones hasta el paroxismo y la más barroca de las confusiones, funcionaría como una alternativa a la retórica, método racional para la verdad en juicio por excelencia, hasta que, al final, se mostraría el ganador, de manera clara y contundente, que se trasladaría a la realidad. "Sobre el ring y en el fondo de su ignominia voluntaria, los luchadores de catch siguen siendo dioses, porque son, durante algunos instantes [...], el gesto puro que separa al bien del mal y revela la figura de una justicia finalmente inteligible".

Lástima que todo esto no sea como el honor, que se mide a simples puñetazos

Pero sabemos que estas reducciones simbólicas, a modo de carnaza, calan, pero no satisfacen. Podríamos preguntarnos, retomando la lógica más clásica, Cui bono, o a quién favorece este combate. Al margen de beneficios indirectos (lo sabe el gobierno italiano que ofreció el Coliseo como emulación del pan y circo), los máximos beneficiados son los dos contendientes, que algo saben de mercadotecnia. Musk, acusado de tomar decisiones autoritarias en sus empresas y de imponer principios morales a su medida en X, busca reimpulsar su herida red social; mientras que Zuckerberg, bajo sospecha de no respetar la privacidad, motivo por el que todavía en Europa no ha podido desplegar su Threads y de usar triquiñuelas para asociar su Threads a Instagram y así petarlo en usuarios, quiere promover Meta, criticada en ocasiones por nacer muerta.

Quizá, el criterio de valoración que a los usuarios nos sería más útil, sería el que mostrara cuánto saca de nosotros cada empresa por minería de datos, cómo generan movimiento con nuestro contenido cedido, cómo alimentan la discordia social y las cajas de eco con sus algoritmos y cuánto comprometen las agendas y recursos, nacionales e internacionales. Lástima que todo esto no sea como el honor, que se mide a simples puñetazos.

No sabemos si veremos finalmente a Mark Zuckerberg y a Elon Musk a guantazo limpio en la jaula octagonal del UFC Apex de Las Vegas, al mejor (o el peor) estilo de las MMA (Artes Marciales Mixtas), el próximo 26 de agosto, pero parece obvio que este combate no solo va de mamporros. Los productos e intereses de estos dos magnates cada vez son más afines, así que parece lógico que se amen o se odien. Pero si bien una comparativa entre ambos debiera ser tan fácil como mirar su éxito empresarial expresado en valor económico, lo cierto es que eso no es suficiente y parece que buscan un triunfo más absoluto.

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