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407 imágenes que resumen la vida, sueños y dramas del siglo XX
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407 imágenes que resumen la vida, sueños y dramas del siglo XX

El Palacio Grassi en Venecia acoge una gran muestra de más de 400 imágenes de los archivos de Condé Nast que reflejan cómo era el mundo del siglo XX

Foto: Dos modelos en un oficina mirando negativos, foto de 1976 de Duane Michals. Vogue © Condé Nast
Dos modelos en un oficina mirando negativos, foto de 1976 de Duane Michals. Vogue © Condé Nast

El siglo XX ha sido el siglo de la imagen. Si hasta el siglo XIX la escritura fue el motor dominante de la cultura, todo eso comenzó a cambiar hacia 1824, cuando el francés Nicéphore Niépce obtuvo las primeras imágenes fotográficas de la historia a través de un rudimentario proceso en el que empleó betún de Judea extendido sobre una placa de plata que dejó expuesta varios días. A su muerte, Louis Daguerre fue perfeccionando el procedimiento que convertiría al siglo XX en el siglo de la cultura visual.

De eso trata Chronorama, tesoros fotográficos del siglo XX, la exposición que hasta el próximo mes de enero se puede contemplar en el Palacio Grassi de Venecia. Comisariada por Matthieu Humery, la muestra reúne 407 imágenes realizadas entre 1910 y 1979 y que, ordenadas cronológicamente por décadas, muestran a hombres, mujeres, momentos históricos, vida cotidiana, sueños y dramas del siglo XX. Un repaso visual al siglo de las imágenes.

placeholder Fotografía de 1950 de Erwin Blumenfeld de Rex Harrison y Lilli Palmer en los ojos de  un gato siamés. Vogue © Condé Nast
Fotografía de 1950 de Erwin Blumenfeld de Rex Harrison y Lilli Palmer en los ojos de un gato siamés. Vogue © Condé Nast

Esos 407 fragmentos del pasado provienen del gigantesco archivo histórico Condé Nast, uno de los más grandes grupos internacionales de revistas, dueño de cabeceras tan emblemáticas e históricas como Vogue, Vanity Fair o The New Yorker. Buena parte de ese archivo fue adquirido recientemente por el millonario francés François Pinault para engrosar su ya abultadísima colección de arte, y ahora el Palacio Grassi (también propiedad suya) acoge la mayor muestra de esos fondos que se haya hecho nunca.

Aunque en la exposición hay algunas ilustraciones de las que se empleaban para las portadas de las revistas antes del desembarco masivo de la fotografía (como los realizadas por ejemplo por el español Eduardo García Benito, quien firmó 144 cubiertas para Vogue), el grueso de la muestra lo constituyen fotos. Fotos que se publicaban en revistas, sí, pero que en realidad son mucho más. Son imágenes que narran la historia del siglo XX a través de la lente de más de 185 fotógrafos como Edward Steichen, Berenice Abbott. Cecil Beaton, Lee Miller, André Kertész, Hors P. Horst. Diane Arbus, Irving Penn o Helmut Newton.

placeholder Ilustración de 1926 del español Eduardo Garcia Benito de una mujer con un vestido rosa. Vogue © Condé Nast
Ilustración de 1926 del español Eduardo Garcia Benito de una mujer con un vestido rosa. Vogue © Condé Nast

“Cuando vi por primera vez las imágenes del archivo me emocioné profundamente”, nos cuenta Matthieu Humery, comisario de Chronorama. “He elegido para el título de la exposición la palabra ‘tesoros’ y no ‘obras maestras’ porque quería subrayar la dimensión de descubrimiento. Esta es una muestra sobre la arqueología del siglo XX”.

En la exposición de Palacio Grassi hay retratos de estrellas del mundo del espectáculo (desde Mary Pickford, Gloria Swanson, Bette Davies o Marlene Dietrich hasta Marlon Brando, Jeanne Moreau, Anna Magnani, Audrey Hepburn, Mick Jagger o Charlotte Rampling), de protagonistas del mundo de la cultura como Jean Cocteau, James Joyce o Jackson Pollock; de personalidades políticas como Winston Churchill, Charles de Gaulle o John F. Kennedy. Hay fotografías de moda, fotografías de reporterismo de guerra, de arquitectura, de naturalezas muertas, de decoración, de payasos, de boxeadores, de modelos, de intelectuales… Pero también hay imágenes que reflejan las revoluciones artísticas y culturales. Al fin y al cabo, el art decó se declinó, entre otras formas, a través de la arquitectura y la decoración; el cubismo contagió las prendas de vestir y la minifalda se convirtió a finales de los años 60 en símbolo de la revolución sexual.

placeholder La actriz Marlene Dietrich fotografiada en 1932 por Cecil Beaton. Vanity Fair © Condé Nast
La actriz Marlene Dietrich fotografiada en 1932 por Cecil Beaton. Vanity Fair © Condé Nast

Ahí está por ejemplo la foto icónica que Paul Thompson le hizo en 1911 a la cirujana, feminista y abolicionista estadounidense Mary Walker, la primera mujer del mundo en llevar en público pantalones. El disparo de Thompson la retrata precisamente luciendo pantalones, prenda que también se puso durante su boda, en la que además se negó a pronunciar la palabra “obedecer” ni a tomar el apellido de su marido, Albert Miller.

placeholder Foto de 1911 de Paul Thomson de la doctora  Mary Walker, la primera mujer en llevar pantalones en público. Vanity Fair © Condé Nast
Foto de 1911 de Paul Thomson de la doctora Mary Walker, la primera mujer en llevar pantalones en público. Vanity Fair © Condé Nast

O el retrato realizado en 1935 del púgil Joe Louis, campeón del mundo de los pesos pesados durante once años y ocho meses (desde 1937 hasta su retirada imbatido en 1949) y el primer negro en convertirse en héroe nacional en Estados Unidos. O la foto que ese mismo año de 1935 Lusha Nelson le hizo al atleta Jesse Owens, quien al año siguiente, en 1936, se coronaría como cuatro veces campeón en los Juegos Olímpicos de Berlín, convirtiéndose en símbolo de la lucha contra la propaganda nazi sobre la supuesta superioridad aria. Aún así, tras sus victorias Owen no fue recibido en la Casa Blanca a causa de la segregación racial.

O la foto de 1944 de Lee Miller de una mujer francesa con el pelo rapado para señalarla públicamente como colaboradora con los alemanes durante la ocupación de los nazis de Francia. Se calcula que unas 20.000 mujeres, muchas de ellas personas poco instruidas que habían trabajado como asistentes domésticas para los nazis limpiando sus casas, pasaron por ese trago que buscaba humillarlas.

Y así, hasta 407 fotos.

placeholder Auxiliares del ejército de EEUU fotografiadas por Toni Frissell en 1942 mientras se secan el pelo. Vogue © Condé Nast
Auxiliares del ejército de EEUU fotografiadas por Toni Frissell en 1942 mientras se secan el pelo. Vogue © Condé Nast

Se trata de auténticos tesoros en papel cuché que recorren la historia del siglo XX, bueno, una versión de la historia, la de la élite cultural y financiera occidental. En concreto, es la visión de las revistas del grupo Condé Nast que, a lo largo de décadas, ha reflejado y dado forma a las ambiciones y sueños de la gente común.

placeholder Mick Jagger, retratado por David Bailey en 1964. Vogue © Condé Nast
Mick Jagger, retratado por David Bailey en 1964. Vogue © Condé Nast

La división de la muestra por décadas funciona, porque permite ver de manera palmaria los cambios (en ocasiones, gigantescos) experimentados por la sociedad en ese breve periodo de diez años. Por no hablar del abismo que hay entre las primeras fotos de la exposición y las últimas, del gigantesco salto que media entre la foto de 1911 de Mary Walker, la primera mujer en atreverse a llevar pantalones en público, y la de Deborah Turbeville de 1975 que retrata a varias y sensuales modelos en una piscina pública de Nueva York.

Por no hablar de la icónica foto de Helmut Newton de ese mismo año de 1975 con una Lisa Taylor espatarrada mientras contempla con lascivia a un hombre semidesnudo. Porque el siglo XX, además del de las imágenes, ha sido el de los cambios a gran velocidad.

El siglo XX ha sido el siglo de la imagen. Si hasta el siglo XIX la escritura fue el motor dominante de la cultura, todo eso comenzó a cambiar hacia 1824, cuando el francés Nicéphore Niépce obtuvo las primeras imágenes fotográficas de la historia a través de un rudimentario proceso en el que empleó betún de Judea extendido sobre una placa de plata que dejó expuesta varios días. A su muerte, Louis Daguerre fue perfeccionando el procedimiento que convertiría al siglo XX en el siglo de la cultura visual.

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