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5.000 euros al aire: Yung Beef y la aspiración por parecer enorme (y no serlo)
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¿Un trapero en decadencia?

5.000 euros al aire: Yung Beef y la aspiración por parecer enorme (y no serlo)

Fue el pionero del trap en España, pero no ha conseguido trascender de su nicho concreto. Su último EP, 'Ganster Paradise', no ha obtenido los números que se esperaban

Foto: El rapero Yung Beef tras lanzar billetes reales en el centro de Madrid  para promocionar su último trabajo (EFE)
El rapero Yung Beef tras lanzar billetes reales en el centro de Madrid para promocionar su último trabajo (EFE)

Locura es la palabra que define lo que pasó el 30 de marzo en la madrileña plaza de Callao cuando Yung Beef, el legendario trapero granadino, lanzó al aire 5000 euros para promocionar su nuevo EP, Ganster Paradise; un EP que, a pesar de su gran promoción en redes sociales y la vida real, no está alcanzado los números que se esperan de alguien con el renombre de Beef – la canción más escuchada, la introducción del trabajo, apenas supera en Spotify las 559.000 reproducciones. Lo que pasó en Callao fue una muestra del músculo financiero de eso que llamamos música ‘underground’ y todavía no sabemos qué es, pero también una muestra del propio poder de Yung Beef. O de sus aspiraciones de poder, al menos.

Para entender exactamente por qué hizo lo que hizo, nos tenemos que remontar a la década del 2010. Estamos en España y, mientras el reguetón y las músicas urbanas (tampoco sabemos exactamente qué son) empiezan a reventar los mercados de medio mundo, la escena patria se encuentra dominada por un puñado de artistas en Zaragoza y Sevilla (Toteking, los desaparecidos Violadores del Verso, SFDK, etcétera).

A pesar de su gran promoción en redes sociales y la vida real, el EP no está alcanzado los números que se esperan de alguien con el renombre de Beef

Mientras en la mayoría de países latinoamericanos los raperos, traperos y reguetoneros juegan a venderse al capital, a entrar en discográficas multinacionales y conseguir copar los mercados con sus sonidos, en España, la música urbana mantiene un estatus de pureza en el que lo importante es mantener el sonido más “real” posible, mantenerse pulcro para mantenerse auténtico. Hasta que llegaron los 4+1 para cambiarlo todo.

Con este contexto y ya a mediados de la mencionada década, aparecen en España cuatro artistas que revolucionarían por completo el panorama: Bad Gyal, Yung Beef, C. Tangana y Dellafuente. Además, como no, de la todopoderosa Rosalía.

placeholder C. Tangana durante el concierto en el Andalucía Big Festival by Mad Cool, el pasado verano (EFE)
C. Tangana durante el concierto en el Andalucía Big Festival by Mad Cool, el pasado verano (EFE)

Con artistas consagrados como Kase.O defendiendo ese ‘rap puro’ que prefería mantener los sonidos clásicos y evitar “venderse” al capital de la industria musical, estos 4+1 empezarían a importar sonidos latinoamericanos y yankis, a romper el concepto del rap español para no solo revolucionar los sonidos, sino también revolucionar eso que llaman industria musical.

Mientras todos los raperos defendían, en una especie de extraño voto de pobreza, C. Tangana abogaba por venderse al capital

Mientras todos los raperos defendían, en una especie de extraño voto de pobreza, mantenerse alejados de las chequeras de las grandes editoriales musicales, C. Tangana, en Madrid, abogaba por venderse al capital e intentar romper los límites de la música urbana para sonar en la radio y trascender, no solo económicamente, sino culturalmente: la cosa no iba solo de hacerse rico, sino de que te escuchara todo el mundo, no solo los chavales que iban al parque con pantalones cuatro tallas más grandes. Y mientras todos los raperos rechazaban eso que todavía no había llegado a España llamado trap, Yung Beef lo adoptaba y lo hacía suyo, convirtiéndose automáticamente en el primer trapero patrio.

Granada, Londres

Yung Beef, llamado realmente Fernando Gálvez Gómez, es un músico urbano de origen granadino. Nacido en el año 90, hay mucha autoficción tras su vida, por lo que es complicado saber qué es real y qué no de su biografía. Por ejemplo, se sabe que se crio con su madre y su padrastro; también se sabe que este último acabó en la cárcel (le ha dedicado multitud de canciones y letras en su extensísima discografía). También se conoce que se fue a vivir a Londres y que esa decisión cambió para siempre la historia de la música comercial en España.

Según cuenta, una noche de borrachera en la capital inglesa, donde curraba como camarero, Fernando Gálvez se acordó de la canción Young and Beatiful, de Lana del Rey, por lo que decidió ponerse el nombre de Yung Beef. Allí, empezó a trastear con la música hasta que, un tiempo después, volvió a España, donde empezó a rapear y a jugar con los nuevos sonidos que llegaban de Estados Unidos; sonidos oscuros, influenciados por los viejos Three 6 Mafia, en los que se rompía el beat para hacer una especie de rap, pero diferente. De hecho, fue en Granada, en 2010, cuando montó junto a varios colegas Kefta Boys, un colectivo/grupo musical que empezó a subir sus temas a Soundcloud: sin quererlo, habían traído el trap a España.

Tras el éxito de estos temas en redes, Fernando se mudó a Barcelona para colaborar con Steve Lean, mítico productor, y otros prototraperos como Kaydy Cain o Khaled en Pxxr Gvng (pur gang, se pronuncia), un grupo de trap que pasaría a formar parte de la cultura popular millenial.

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PXXR GVNG con Yung Beef

A pesar de su éxito con Pxxr, lo que realmente marcó la carrera en solitario de Yung Beef fue ‘A.D.R.O.M.I.C.F.M.S. 1’ (sí, es así, no me he equivocado con el teclado), un álbum que vio la luz en 2013 y, con todas sus limitaciones, se convirtió en el primer disco de un artista trap en solitario en España.

Con una producción absolutamente adelantada para su época, este disco catapultó a Fernando a lo que es hoy en día: el gran visionario que supo adaptar el trap en España; el gran genio musical que, durante sus diez años de carrera, ha sacado singles reconocidísimos como ‘METALLICA’ o ‘Ready pa morir’. Sin embargo, no todo son rosas y no todo tiene la importancia que se puede pensar.

Pionero del trap

Mientras Yung Beef continuaba con su carrera haciendo hincapié en la necesidad de crear una industria musical paralela a la oficial, a la de los grandes sellos y multinacionales, C. Tangana (pionero, recordemos, de esos 4+1) apostaba por adaptar su música para crecer dentro del mercado. Es decir, el primero quería crecer y hacerse rico siendo independiente; el segundo, hacerlo gracias a las infraestructuras que el mercado ya había conseguido.

Yung Beef, aun como gran pionero del sonido trap en España, ha estado siempre en una segunda o tercera posición respecto a sus compis pioneros de aquellos años. Mientras Rosalía y C. Tangana han explotado sus carreras internacionales convirtiéndose en símbolos, en tótems de la escena musical casi intocables, Yung Beef ha vivido estos últimos años con unos números muy alejados de las primeras posiciones.

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Rosalía durante el festival AXE Ceremonia en el Parque Bicentenario, en Ciudad de México (México). EFE Isaac Esquivel

En la conferencia de prensa del festival Primavera Pop de 2018, estos dos (junto a Bad Gyal) se metieron en una candente discusión sobre la industria musical en la que ambos defendieron sus posturas. Mientras C. Tangana abogaba por “infiltrarse” dentro de los grandes sellos (en su momento, su contrato con Sony Music fue el más caro de la música en España) para conseguir sus objetivos, Yung Beef defendía la necesidad de mantenerse alternativo, independiente, alejado de los cantos de las multinacionales (por si el lector se lo pregunta, esta discusión acabó con C. Tangana haciendo un fotomontaje con la cara de Yung Beef y el Che Guevara, imprimiendo camisetas, vendiéndolas por valor de 20.000 euros y presumiendo de ello en una canción llamada Forfri).

Básicamente, a pesar de ser el pionero en España, de ser la primera persona qué empezó a trabajar esos sonidos, Yung Beef no ha conseguido todavía trascender de su nicho concreto.

Yung Beef defendía la necesidad de mantenerse alternativo, independiente, alejado de los cantos de las multinacionales

Abanderando esa idea de industria independiente a través de su propio sello musical, La Vendición Récords, Yung Beef no ha logrado alcanzar ese estatus de tótem de la industria que, por qué no, se merece. Es por eso, quizá, que el granadino tiene la necesidad constante (un poco como todos los traperos) de mostrar todo su poder, todo su dinero, para intentar ganar el relato de quién tuvo razón: si él, niño originario de una familia humilde, pobre, que quería llegar a lo más manteniéndose real e independiente; o El Madrileño, chaval de familia acomodada de la capital, chico bien de colegio concertado, que vio una grieta en el muro de la industria musical y decidió meterse para cambiarlo todo.

El Madrileño es un chaval de familia acomodada de la capital, chico bien de colegio concertado, que vio una grieta en el muro de la industria musical

De hecho, todavía se acuerda de aquel debate con Tangana (hace poco, en una entrevista para un youtuber, volvió a hablar de él) y sigue enroscado en esa idea de ser alguien grande, de tener poder, de ser importante, de la que tanto habla en sus discos y canciones (también en su último EP). Básicamente, por esto tiró 5.000 euros en Callao: porque necesita demostrar que es una leyenda.

Locura es la palabra que define lo que pasó el 30 de marzo en la madrileña plaza de Callao cuando Yung Beef, el legendario trapero granadino, lanzó al aire 5000 euros para promocionar su nuevo EP, Ganster Paradise; un EP que, a pesar de su gran promoción en redes sociales y la vida real, no está alcanzado los números que se esperan de alguien con el renombre de Beef – la canción más escuchada, la introducción del trabajo, apenas supera en Spotify las 559.000 reproducciones. Lo que pasó en Callao fue una muestra del músculo financiero de eso que llamamos música ‘underground’ y todavía no sabemos qué es, pero también una muestra del propio poder de Yung Beef. O de sus aspiraciones de poder, al menos.

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