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Si has vuelto a soñar que no has acabado la carrera, tienes que leer este artículo
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El inconsciente va a su bola

Si has vuelto a soñar que no has acabado la carrera, tienes que leer este artículo

Toda una vida teniendo el mismo sueño recurrente -no llegas nunca a un examen- cuando te das cuenta de que lo raro es no tenerlo... y de que quizá no signifique lo que parece

Foto: ¡Otra vez ese maldito sueño! iStock
¡Otra vez ese maldito sueño! iStock

¿Es normal soñar que no has aprobado la carrera un cuarto de siglo después de aprobarla? Resulta que sí. Lo sabemos porque en los estudios genéricos sobre sueños recurrentes, en países diferentes, aparece siempre una variación del sueño: no llegar a un examen.

Que hablamos de algo común quedó claro el otro día en Twitter, cuando la periodista andaluza Esperanza Falconet contó su caso y apareció una multitud con traumas oníricos parecidos. Su tuit ha tenido más de mil respuestas.

Hablamos con Falconet:

1) "Mis sueños son diversas versiones del mismo asunto. Compruebo que me falta una asignatura para acabar la carrera o el bachillerato y tengo que volver a la universidad o al colegio. O bien llega el día del examen y estoy completamente en blanco porque se me olvidó estudiar o perdí los apuntes".

2) "Yo entiendo que esté traumatizado alguien que estudió ingeniería aeronáutica, que es un hueso, pero ¿periodismo?".

3) "¿A qué achaco mi sueño recurrente? A una mezcla de cosas. Igual tengo algo pendiente por resolver en mi presente. O arrastro la obsesión con la meritocracia y la cultura del esfuerzo. O tengo el síndrome del impostor, pensar que nunca has hecho lo suficiente, aunque no haya suspendido nunca nada en mi vida".

"Yo entiendo que esté traumatizado alguien que estudió ingeniería aeronáutica, que es un hueso, pero ¿periodismo?"

Hay tendencia a interpretar los sueños sobre exámenes frustrados en clave literal: un trauma escolar mal curado.

Tiene lógica, porque casi todo el mundo guarda alguna experiencia educativa rayante: obsesión nacional con la titulitis, toneladas de deberes tostón, nervios antes de un examen, la pesadilla de un suspenso... ¿Cómo sacarse todo eso de la cabeza si, para colmo, cuando ya has empezado a olvidar, vienen tus hijos detrás con otra oleada de performance escolar?

El psicoanalista

No obstante, aunque la exigencia escolar como taladro infantil es algo tangible, el inconsciente no lo es. Hasta un seguidor de Freud, padre de la interpretación de los sueños, pediría prudencia a la hora de analizar un sueño como un telefilme de género transparente. Un sueño sería más una cebolla personal de capas infinitas que un relato cerrado universal. Que pase el experto.

Hablamos con el psicoanalista argentino Guillermo Matello, del madrileño Centro de Estudios Freudianos, vía zoom desde Argentina.

PREGUNTA. ¿Por qué muchas personas tienen los mismos sueños recurrentes?

RESPUESTA. Respecto a los sueños, hay que recordar las enseñanzas de Freud y Lacan: es cierto que el psicoanálisis ve un significado oculto en los sueños; pero también que no considera ningún fenómeno del inconsciente por fuera del dispositivo analítico.

P. Desarrolle.

R. Mira, Lacan dijo que el inconsciente no tiene un estatuto óntico, sino ético. ¿Qué quería decir? Que para descifrar el significado de un lapsus, sueño o síntoma, lo importante es que una persona concreta quiera indagar sobre ello. Del mismo modo, el psicoanalista necesita conocer las circunstancias, el contexto y la biografía de la persona antes de interpretar el sueño. Un sueño recurrente no es una verdad única para todos.

¿Puede el psicoanálisis interpretar sueños, analizar si tienen que ver con las frustraciones, las dificultades y los conflictos no reconocidos de una persona? Con toda seguridad sí. Lo que no puede, bajo ningún concepto, es establecer una respuesta universal a esos sueños.

Tú hablas de sueños que se repiten, pero yo te hago otra pregunta. ¿Cuántas veces repetimos conductas en la vida y no entendemos por qué las repetimos? El psicoanálisis supone que bajo estas repeticiones hay deseos inconscientes (no reconocidos) de cada sujeto. No se puede hacer una análisis universal de dichas conductas repetitivas; tampoco de los sueños.

P. Dices que alguien que quiere saber qué le pasa va al psicoanalista. La experiencia de este tipo de sueños también es muy particular. Siendo todo tan personal, ¿no es paradójico que muchas personas, incluso en otras culturas, tengan sueños parecidos sobre, por ejemplo, no llegar a un examen?

"Si alguien sueña durante 30 años que no terminó la carrera, puede significar que alberga sueños por realizar que no tienen que ver con la carrera"

R. Más que de sueños universales yo hablaría de dramas universales, que no tienen ni tiempo ni lugar, dramas vinculados a los afectos y a las relaciones humanas, sentimientos comunes como envidia, celos, rivalidad o culpa. ¿Qué dice de esto el psicoanálisis? Que nuestros afectos se despliegan en la vida adulta -en nuestras relaciones con parejas, amigos, padres, madres, hijos o jefes- sobre patrones formateados en la primera infancia, dentro del triángulo edípico hijo-madre-padre. Todo remite ahí. Es el mapa inconsciente que nos guía, que nos hace elegir determinados objetos de amor, valorar ciertos rasgos de personalidad y apostar por determinadas formas de disfrute, incluso masoquista o de padecimiento, en función de traumas que buscamos repetir inconscientemente. Son las huellas de nuestros primeros contactos con el mundo, que vuelven como conductas o sueños en nuestra vida adulta, sin que a nivel consciente o racional tengamos claro si eso sucedió alguna vez en nuestra infancia, donde verdad y fantasía se entremezclan.

No es casual que Freud desarrollara sus teorías rigurosas sobre el narcisismo o el Complejo de Edipo basándose en la mitología griega. Ya los griegos, de un modo menos científico, hablaron sobre las tendencias amorosas de un hijo hacia su madre, de la hostilidad de un hijo hacia su padre, de la culpa por todo ello, de la ambivalencia, de la repetición, del castigo y de la culpa. Tendencias humanas relacionadas con el manejo de nuestros afectos, siempre escasos e insuficientes. No importa cuánto avance la tecnología o cómo de inteligentes seamos, siempre habrá hueco para los celos, la envidia y la rivalidad. Seguimos teniendo sueños insatisfechos, seguimos teniendo mucho miedo a concretar nuestros sueños.

El sueño que comentas está muy bien trabajado en un texto de Freud llamado Los que fracasan cuando triunfan. O cuando algo se anhela demasiado. Lo vemos en conductas cotidianas: cuando un tenista gana un torneo largamente anhelado y lo vemos conmoverse hasta la angustia, no sabemos si está más alegre o angustiado. Cuando la fantasía se hace realidad, puede devenir traumática, un encuentro con algo primitivo, difícil de sopesar anímicamente.

Lo que hay son dramas universales. No hay civilización humana que haya resuelto los afectos. Siempre hay un resto por elaborar que nuestros procesos inconscientes buscan tramitar como pueden, por ejemplo, con los sueños.

P. Cuando la gente dice que lleva 30 años soñando que no llega a un examen y no acaba la carrera, tiende a llamar al orden (racional) al inconsciente, en plan: “Pss, pss, inconsciente, ¿no te das cuenta de que ya soy un profesional y es hora de dejar de soñar esto? Pero claro, pedirle al inconsciente que racionalice igual es equivocarse de ventanilla, ¿no?

R. ¿Cuántas veces has escuchado a alguien decir que lleva 30 años pidiéndole a su mujer/marido que haga algo y no lo consigue?

Hay una instancia racional que advierte que algo no va bien; y otra más inconsciente, que para Lacan era goce y para Freud placer/displacer. Si te sucede algo displacentero desde hace 30 años, algo pasa ahí.

Freud hablaba mucho de condensación, de desplazamiento, de que los afectos pueden viajar en las representaciones del sueño. Si una persona sueña durante 30 años que no terminó su carrera, pese a haberla acabado hace mucho tiempo, es decir, no habiendo conexión aparente entre la trama del sueño y la vivencia real, puede significar que esa persona alberga sueños por realizar y cumplir, que igual no tienen que ver con la carrera, sino con otras cosas. Como si el sueño le estuviera recordando a esa persona que se ocupara de sus sueños. Tú puedes creer que lograste lo que querías con esa carrera, con ese empleo soñado o con tu vida perfecta, pero el inconsciente te recuerda que hay otros deseos a los que estás haciendo caso omiso y reflejan una insatisfacción. O el inconsciente como lugar de nuestros deseos y anhelos que no se ajusta del todo a los ideales sociales, y por ello, nos sigue recordando nuestras cuentas pendientes.

Epílogo ligero

Discúlpenme por recurrir ahora a la primera persona, pero yo también me tomé a lo personal el tuit de Esperanza Falconet. Esta es la historia de mi sueño recurrente:

Lo he tenido dos o tres veces al año durante el último cuarto de siglo. Nunca sé cuándo volveré a tenerlo, pero sé que siempre vuelve.

Sinopsis de mi sueño recurrente: Llega el día de un examen clave para el que me he preparado regular. Voy andando hacia el colegio/la universidad. Por la calle, me encuentro con gente extraña que enreda y me aleja de mi destino. Me veo envuelto en situaciones cada vez más absurdas. Cuando intento variar el rumbo, una fuerza irresistible me lleva en dirección contraria a la escuela. No hay nada que hacer. Nunca llego al examen.

Durante un fogonazo hiperrealista estoy 100% seguro de que nunca me saqué el título y de que toda mi vida es una farsa. Un segundo después, despierto agitado y con la boca seca... ¡Solo era un mal sueño! Jo-der. ¡OTRA VEZ ESTO!

La estructura del sueño siempre es la misma -no llego a un examen- pero las circunstancias cambian, pueden ser más planas o más rocambolescas, según los personajes que se crucen en mi camino. Un amigo o un viejo conocido. Un notario o un hare krishna. Ravers, punks y presidentes de fondos de inversión. John Travolta, Bartolín y Rafael del Pino. Todos me quieren liar. Todos conspiran para que no llegue a examinarme. Toda la humanidad maquinando para que no tenga ni oficio ni beneficio. La gran confabulación onírica.

"Seguimos teniendo sueños insatisfechos, seguimos teniendo mucho miedo a concretar nuestros sueños"

El final del sueño suele ser una variación infinita de esta escena: corro confuso por la calle, incapaz de llegar al lugar donde debería estar recitando la lista de los reyes godos para convertirme en un hombre de provecho.

Tras años de carrera periodística, cabría pensar que es tiempo de dejar de soñar esto, pero no, el inconsciente es revoltoso, al inconsciente le trae sin cuidado que seas un periodista de la CNN o un bombero torero, el inconsciente sabe que hay malestares mal cerrados y los saca a pasear cuando le viene en gana, igual que David Lynch saca un enano terrorífico en sus películas cuando le sale a él de los cojones.

¿Qué significan estos sueños? ¿Que tengo el síndrome del impostor? Quizá... o algo peor. Nunca hay que descartar que uno no sea quien dice ser. ¿Quién le garantiza a usted que yo no sea Carlos Prieto, sino Rufus Mindunder? ¿Y si el sueño no era un sueño, sino la vida real y este texto -¡hola!- es el jodido Matrix? ¿Y si el director de mi tesis de 1000 páginas -FOUCAULT Y LAS ARDILLAS- es el calcetín de mi mano derecha? ¿Y si mentí a todo el mundo todo el rato? ¿Y si nunca llegué a ese examen, nunca me saqué la carrera, nunca trabajé en un periódico y este artículo solo es un delirio psicótico que escribo en el papel de water de una prisión de Saturno para impostores galácticos?

¿Soy un farsante? Lo malo es que hay una posibilidad onírica más inquietante que esa. ¿Y si me estoy haciendo trampas al solitario? ¿Y si soy yo el que sabotea su carrera dando cuerda a todos los chalados que aparecen en mis sueños? ¿Y si el sueño no va de no llegar a un examen sino de aplazar prioridades de aquí y ahora con cualquier excusa? ¿Y si todas las personas raras de mi sueño son en realidad YO CON PELUCA y con unas ganas terribles de huir de la realidad haciendo una conga?

¿Y ustedes de qué se ríen? ¿Acaso no sueñan también que no llegan a alguna parte? Pues algo tendrán pendiente. ¡Pónganse las pilas!

¿Es normal soñar que no has aprobado la carrera un cuarto de siglo después de aprobarla? Resulta que sí. Lo sabemos porque en los estudios genéricos sobre sueños recurrentes, en países diferentes, aparece siempre una variación del sueño: no llegar a un examen.

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