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'El arte de trascender': Jordi Mollà rinde homenaje al toro que castró en 'Jamón, jamón'
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'El arte de trascender': Jordi Mollà rinde homenaje al toro que castró en 'Jamón, jamón'

La madrileña Galería Gärna Art acoge algunas piezas del último proyecto del actor y pintor: trabajar sobre 65 siluetas a escala de la silueta taurina más famosa de las carreteras españolas

Foto: Mollà, con dos piezas de 'El arte de trascender'. (Alberto Bernárdez)
Mollà, con dos piezas de 'El arte de trascender'. (Alberto Bernárdez)

En una de las escenas cumbre de 'Jamón, jamón', dos jóvenes Javier Bardem y Jordi Mollà se golpean con patas de jamón en una pelea. La escena rezuma simbolismo: armados con el hueso de cerdo, los hombres recrean una parodia cañí del 'Duelo a garrotazos', de Francisco de Goya. Y muchos vieron en la imagen, como en el lienzo, la representación de la riña entre iguales como un mal nacional y endémico. En otro fragmento de la película, Mollà rompe a puñetazos los testículos de un gran Toro de Osborne, a los que Bigas Luna se refería como "los cojones de España", y que guardó durante décadas en la entrada de su casa.

Aquel fue el primer papel de Jordi Mollà en el cine. Quedó para siempre marcado por un toro negro y enorme que, como la riña cainita de Goya, ha trascendido su significado para convertirse en algo tan compartido y espinoso como un símbolo de identidad nacional. 'El arte de trascender' es, precisamente, el nombre que enmarca el último trabajo de Jordi Mollà como pintor, que coincide con el 30 aniversario del estreno de 'Jamón, jamón' y el 65 aniversario del primer toro metálico en las carreteras españolas. En su faceta de pintor, que lleva cultivando durante décadas, el actor ha pintado sobre 65 siluetas a escala de la silueta taurina más importante del paisaje nacional.

placeholder Mollà, junto a algunas de las piezas que componen la muestra.
Mollà, junto a algunas de las piezas que componen la muestra.

"No solo es un homenaje al Toro de Osborne. Jordi Mollà se sumergió en este proyecto de trabajar con 65 siluetas hechas con la chapa metálica original, y se sirvió de su imaginario artístico, de lo que esta figura ha representado en su vida y de lo que le sugiere como símbolo cultural", explica el comisario del proyecto, Eloy Martínez de la Pera. "Aquí es donde rinde tributo a todos los artistas que han influido en su pintura: aparecen los volúmenes de Chillida, los signos de Tapies, goteos que recuerdan a Pollock, rostros de Picasso, palabras lorquianas... 'El arte de trascender' es un tributo a Bigas Luna y a la silueta del toro, pero también a las figuras que han conformado a Mollà como persona y como artista".

Algunas de las siluetas se exponen en la Galería Garnä Art de Madrid. Sobre reproducciones del Toro de Osborne en piezas metálicas, el proyecto de Mollà recuerda a algunas de las pintadas que han afectado a estas vallas desde que se colocó la primera en una carretera española, en 1957. Homenajear al símbolo pintando sobre él, transformando el animal negro y racial en un lienzo colorido. "Algunos de los Toros que se han pintado en las carreteras se han usado como medio de expresión. El arte siempre ha sido un espacio reivindicativo y de discusión de ideas. Por tanto, aquí no solo se quiere rendir tributo a la tauromaquia o a ese toro a veces cuestionado como símbolo de la Fiesta Nacional. Este es el toro, pero también el minotauro. Es el lugar que ha ocupado este animal en toda la historia del arte: en la cultura mediterránea, en la civilización minoica o cretense, incluso en las pinturas rupestres. El toro siempre ha tenido un lugar privilegiado en el arte", explica Martínez de la Pera.

Foto: Manolo Prieto, trabajando en una publicación republicana, y un boceto del Toro de Osborne. (Fundación Manolo Prieto)

Para pintar los 65 animales, Mollà se encerró con ellas en la Bodega la Atalaya del Grupo Osborne, en Cádiz. En la exposición de la Galería Garnä, una de las piezas está compuesta por los pinceles y una de las prendas que el pintor llevó durante el proceso, manchada y coloreada como cada una de las siluetas. "Para pintar, se puso música de Narciso Yepes, de pasodobles, de Camarón. Este toro no es solo una valla publicitaria. Es una parte de nuestra historia y de la mochila cultural que todos llevamos. Mollà suele contar que, antes de 'Jamón, jamón', su vínculo con el animal es el que hemos tenido todos: al viajar en el coche familiar, sentado en el asiento trasero, contando los toros al pasar", cuenta el comisario de la exposición.

El famoso Toro de Osborne fue diseñado por Manolo Prieto en 1956 y se concibió como una valla publicitaria para la marca de brandy Veterano. Décadas más tarde, el Tribunal Supremo dictó una sentencia por la movilización de artistas y figuras públicas ante la ley que dictaba la retirada de las vallas y, con ellas, la silueta del toro. Bigas Luna fue una de estas figuras. En la entrada de su casa, guardó durante años los testículos del toro que Jordi Mollà golpeaba en 'Jamón, jamón'. "Mucha gente entraba y no sabía lo que eran: veía una gran circunferencia negra de casi dos metros de diámetro. 'El arte de trascender' también busca ese simbolismo y homenaje al Toro de Osborne, porque se ha servido de la chapa metálica original que han forjado los hijos de los herreros que trabajaron con la figura original", explica Martínez de la Pera.

'El arte de trascender' es una iniciativa conjunta de Rd Premium Drinks Consulting y [Sintítulo] Proyectos para la Fundación Osborne. Los fondos recaudados se dedicarán a los programas de formación e iniciativas benéficas de esta institución.

En una de las escenas cumbre de 'Jamón, jamón', dos jóvenes Javier Bardem y Jordi Mollà se golpean con patas de jamón en una pelea. La escena rezuma simbolismo: armados con el hueso de cerdo, los hombres recrean una parodia cañí del 'Duelo a garrotazos', de Francisco de Goya. Y muchos vieron en la imagen, como en el lienzo, la representación de la riña entre iguales como un mal nacional y endémico. En otro fragmento de la película, Mollà rompe a puñetazos los testículos de un gran Toro de Osborne, a los que Bigas Luna se refería como "los cojones de España", y que guardó durante décadas en la entrada de su casa.

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