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Natalia de Molina: "La educación sexual en España brilla por su ausencia"
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PROTAGONIZA 'LAS NIÑAS'

Natalia de Molina: "La educación sexual en España brilla por su ausencia"

La actriz más galardonada de su generación estrena 'Las niñas', la ópera prima de Pilar Palomero, una joya humilde que devuelve al espectador a la España de la provincia en 1992

Foto: Natalia de Molina es una madre que cría sola a su hija en 'Las niñas'. (BTeam)
Natalia de Molina es una madre que cría sola a su hija en 'Las niñas'. (BTeam)

La primera vez que se puso frente a una cámara para rodar un largometraje acabó llevándose el Goya a Mejor actriz revelación. Fue en 2013 y a las órdenes de David Trueba en 'Vivir es fácil con los ojos cerrados'. Siete años después, Natalia de Molina acumula dos cabezones y otras dos nominaciones, conseguidas gracias a películas pequeñas, arriesgadas, de directores jóvenes, noveles, de los márgenes. Este fin de semana ha estrenado la que a todas luces se convertirá en la joya tapada de este año raro de cine interruptus, 'Las niñas', una película bella y humilde que se merece el éxito y la resonancia de la antigua normalidad.

Pero este año ha sido en el que Pilar Palomero, su directora, ha conseguido sacar adelante su primer proyecto autoral, a pesar de contar con una experiencia más que reseñable en los departamentos de producción, fotografía, montaje, dirección, guión y todos los imaginables. Una directora multiusos que ha querido rescatar el pulso de una infancia en la Zaragoza de 1992, donde la educación, la religión y el día a día andaban inseparables de la mano.

Foto: Natalia de Molina y Andrea Fandos son madre e hija en 'Las niñas'. (BTeam)

Celia –interpretada por Andrea Fandos, que se estrena en el oficio de la interpretación– es los ojos a través de los cuales Palomero cuenta la historia de una España a dos velocidades: por un lado, la de la cuna de grupos como Héroes del Silencio o Niños del Brasil, de letras modernas y festivamente subversivas; por otro, la misma educación de siempre, la de sus padres y los padres de sus padres, en la que la religión y la tradición jugaban un papel capital e inmóvil. "Cuando recibí el guión y el proyecto no lo dudé ni un segundo", reconoce De Molina. "Me hubiera dado igual hacer de madre o de monja o lo que fuese, porque me vi muy reflejada en esas niñas. Y no sólo a mí, también a mis hermanas, a mi madre, a mi abuela. Veía a varias generaciones de mujeres representadas y quería formar parte de un proyecto que lo hiciese posible. Normalmente recibo las cosas y me dejo arrastras por las intuiciones. Es una cosa más de instinto. En los pases que hemos hecho, hemos visto a generaciones muy anteriores que también se sienten reflejadas, lo que me hace pensar que la educación en España, aunque nos cueste reconocerlo, ha estado estancada durante mucho tiempo. A veces la sociedad y la realidad van a un ritmo que la educación no sigue, y de ahí que muchos niños y niñas crezcan con las contradicciones y unos cacaos en la cabeza...".

"Yo necesitaba conocer a la mujer que había escrito aquello", prosigue. "Cuando quedamos sentí una sintonía absoluta: lo que yo había leído, lo que había entendido, coincidíamos en todo. Lo que yo pensaba que se estaba contando era lo que ella tenía en mente. Ojalá más directoras así. Ahora lo importante es que pueda seguir contando historias y haciendo películas. Sé que ahora está trabajando en otra que le han cogido en la Residencia de la Academia, 'La materna', interesantísima también".

placeholder Pilar Palomero y las protagonistas de 'Las niñas'. (efe)
Pilar Palomero y las protagonistas de 'Las niñas'. (efe)

Parece que por fin Palomero ha conseguido el respaldo que se ha trabajado durante más de catorce años de profesión en el gremio, sin conseguir sacar adelante hasta ahora un proyecto que la crítica y la industria aplauden, claro, después de haber pasado por la Berlinale y haberse llevado la Biznaga de Oro en Málaga. "Te das cuenta de lo difícil que lo tenemos las mujeres cuando ves a una tía tan preparada como Pilar, con un mundo muy especial, y lo que le ha costado levantar la película, porque llevaba mucho tiempo intentando contar esta historia. A ella le ha costado el cuátruple. Y ahora la gente ve la película y flipa. Pero claro, es que hay mucha preparación y mucho talento detrás", razona la actriz.

De Molina interpreta a la madre de Celia, un papel aparentemente pequeño que acaba inundando toda la película con sus silencios y sus ausencias. Una madre que tiene que sacar a su hija adelante sola y, que además, tiene que cargar con un estigma que no le pertenece. "La mayoría de actores pensamos que cuanto más texto tengamos y cuanto más tiempo en pantalla estemos el papel es más importante o más interesante", reconoce. "Yo, con la experiencia, me he dado cuenta de que lo más difícil e interesante es trabajar la escucha, el silencio, hablar sin tener que hablar. Las miradas están cargadas de emoción y el espectador lo siente todo. Es muy difícil de conseguir, porque estás más vulnerable y expuesto a nivel interpretativo".

"Lo primero rodamos toda la trama de Andrea y mía. Empezamos por lo más dramático. Era la primera película de Andrea y ella ni siquiera tenía el guión", explica la actriz. "Trabajamos las semanas antes Andrea y yo y nos movimos mucho por la casa, que ya estaba ambientada. Fuimos a comprar al supermercado, hicimos de comer e intentamos crear un vínculo. Y también hablamos de la época y de cosas que ella, por edad, no conocía. Empezamos desde la improvisación –aunque yo sí tenía el guión– y eso lo consigues en la primera toma, pero después de otra toma y otra toma me di cuenta de que esta niña es actriz, porque lo hacía perfecto todas las veces. Dependiendo de cada secuencia mi trabajo ha sido ayudar a Pilar y a Andrea a llegar a esos estados que requería la película. Nunca había trabajado así, la verdad, y al principio da miedo, pero luego entras en la dinámica y ha sido una experiencia diferente y muy enriquecedora".

'Las niñas' es una píldora de la memoria para recordarnos que aquellas clases de costura, aquellos dictados sobre la sexualidad según Dios en clase de Lengua, aquella rigidez moral no quedan tan lejos como creemos. "Cuando me leí el guión me hice muchas preguntas sobre mi infancia y me di cuenta de que yo, que me había desarrollado más hacia finales de los noventa y principios de los 2000, mi infancia no era tan diferente a la de esas niñas", admite De Molina. "Y yo no iba a colegio de monjas, pero sí tenía un profesor que nos hacía rezar a todos juntos allí en clase nada más llegar. Y la Religión en los primeros años era obligatoria, pero luego podías elegir optativa que ni siquiera era optativa, era ir a la clase de al lado a dar la clase que estuvieran dando. Y yo vengo de padres divorciados, era la única de clase con esa situación, y se metían conmigo. Y eso que era diez años después de lo que cuenta la película".

placeholder La actriz Natalia de Molina. (Efe)
La actriz Natalia de Molina. (Efe)

La relación de los adolescentes con el sexo ha pasado del puritanismo y tabú más absoluto a la sobreexposición de estímulos a través de la pornografía, que está a un click de distancia. "Todo ha venido con las nuevas tecnologías, con la revolución de internet. Aunque yo creo que también, dentro de 20 años, cuando las cineastas jóvenes cuenten cómo era su infancia ahora nos podremos echar las manos a la cabeza, porque yo creo que también en internet y las redes sociales no creo que sean, en el sentido educativo, del todo positivas. La educación sexual en España brilla por su ausencia. Se ha intentado hacer cursos y clases en las que los alumnos se aproximen a la sexualidad desde un punto que no sea estrictamente biológica. Tenemos un montón de problemas. Vivimos en un país laico en el que la religión sigue estando muy presente. Tienen mucho poder todavía hoy, tanto como para meterse en lo que hace la gente en la cama".

Y cuenta su propia experiencia, cargada de muchos de los prejuicios que Palomero recuerda en su película. "En mi casa nunca se habló de sexo ni de nada. Lo hablabas con amigas. Con lo que te contaban los más mayores. A mí lo que me da miedo es que ahora los niños con internet están educándose sexualmente a través de la pornografía, y eso es también terrible. A ver si ahora, que estamos casi en 2021, acabamos con ese tipo de tabús".

placeholder Andrea Fandos en su primer papel en 'Las niñas'. (BTeam)
Andrea Fandos en su primer papel en 'Las niñas'. (BTeam)

La actriz está convencida de que 'Las niñas', al igual que lo fue 'Verano 1993', es el fruto de las políticas de igualdad dentro de la industria del cine, que han hecho que mucha de la savia nueva venga de parte de jóvenes directoras. Algo que también ha favorecido una mirada más amplia y heterogénea sobre el mundo. "La entrada en la adolescencia de las chicas se ha contado poco y, cuando se ha contado, se ha hecho desde el punto de vista de ellos. Nunca había visto una película sobre el paso a la adolescencia que me hablase directamente a mí, y eso es muy importante. Es muy importante que las mujeres también contemos nuestra visión del mundo. Siempre se nos ha dicho que a las mujeres no hay quien nos entienda. Quizás porque no nos han escuchado ni nos habéis dejado dar nuestra visión. A lo mejor no nos entendéis porque no habéis querido darnos nuestro lugar. Que no hemos robado nada. Sólo queremos ocupar nuestro lugar. Y eso lo necesitan ellos tanto como nosotras. Nos afecta a los dos".

La primera vez que se puso frente a una cámara para rodar un largometraje acabó llevándose el Goya a Mejor actriz revelación. Fue en 2013 y a las órdenes de David Trueba en 'Vivir es fácil con los ojos cerrados'. Siete años después, Natalia de Molina acumula dos cabezones y otras dos nominaciones, conseguidas gracias a películas pequeñas, arriesgadas, de directores jóvenes, noveles, de los márgenes. Este fin de semana ha estrenado la que a todas luces se convertirá en la joya tapada de este año raro de cine interruptus, 'Las niñas', una película bella y humilde que se merece el éxito y la resonancia de la antigua normalidad.

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