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Simon Critchley: "La tragedia es que sabíamos que esto iba a pasar"
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Simon Critchley: "La tragedia es que sabíamos que esto iba a pasar"

El filósofo británico ha publicado en español 'La tragedia, los griegos y nosotros' y en esta entrevista reflexiona sobre nuestro presente trágico y nuestro futuro

Foto: El filósofo Simon Critchley
El filósofo Simon Critchley

El británico Simon Critchley (1960) es un filósofo que igual diserta sobre David Bowie que lo hace sobre el fútbol -es un gran seguidor del Liverpool- o los grandes pensadores griegos. Sus libros y sus columnas en 'The New York Times' mezclan el pensamiento con la cultura pop. Su último libro publicado en España, que salió muy poco antes del confinamiento, es 'La tragedia, los griegos y nosotros' (Turner), en el que aborda la tragedia griega de Sófocles y Eurípides y la filosofía de Platón -a quien le enmienda bastante la plana- y Aristóteles. Este libro y el momento actual, bastante trágico, pero no tan atípico ya que como bien dice, todas las civilizaciones han sufrido plagas y ya nos tocaba, sirve para hablar de filosofía y cómo es el presente y podrá ser el futuro. Critchley da razones, no para ser optimista ni pesimista, sino realista. Nuestra vida antes del coronavirus ha quedado atrás.

PREGUNTA: ¿Cómo deberíamos pensar esta pandemia?

placeholder 'La tragedia, los griegos y nosotros' (Turner)
'La tragedia, los griegos y nosotros' (Turner)

RESPUESTA: Esto es una tragedia, es un virus que mata a personas. Pero el aspecto verdaderamente trágico es que sabíamos que esto podía pasar. Sabíamos que habría señales causadas por nuevos tipos de virus. Por eso en la época de Obama se creó un comité de expertos en pandemias, que sin embargo Donald Trump dinamitó en 2018 porque decía que era muy caro de mantener. Es decir, de muchas formas, sabíamos que esto pasaría, sabíamos que una cosa tan pequeña como un virus podría cargarse a toda una civilización y no hicimos absolutamente nada. Lo que hicimos fue seguir viviendo como siempre porque preferimos vivir con ilusiones que enfrentarnos a la realidad. Y ahora esta situación es trágica. Ahora bien, lo que podemos aprender es que tenemos que ser más humildes, modestos. Tenemos que ser cuidadosos y rigurosos con nuestro pensamiento. Este es el momento de mostrar respeto por la actividad científica, obviamente, pero también este es el momento de reflexionar, pensar y permitirnos volver a las tradiciones de los grandes que definieron la civilización en el pasado y no huir hacia respuestas fáciles o decir que todo nos va a ir bien, porque sabemos que no es así. Ahora es el momento de pensar cuidadosamente.

P:¿Cómo cree que entenderían los griegos y reflexionarían sobre una pandemia como esta? ¿Qué ha cambiado desde entonces?

R: Buenos, los griegos estarían bastante familiarizados con una pandemia como esta. Había plagas continuamente en la época de las antiguas civilizaciones. En la época de las tragedias, en el siglo V A.C, específicamente alrededor del 429-428, cuando Sófocles escribió Edipo Rey, fue representado en la ciudad y había muchísima gente porque esta venía de las afueras para protegerse. En las afueras había una guerra entre Atenas y Esparta, una guerra que dejaba heridos, destruía las granjas, mataba a la gente, y por eso la gente se sentía más protegida en la ciudad. Y toda esa gente que estaba en la ciudad hizo que se provocara una contaminación de los suministros de agua y eso causó un contagio masivo. Creo que un tercio de la población de la antigua Atenas murió de esa peste. Cuando pensamos en las plagas que ha habido en la historia de Europa en la Edad Media…Creo que una plaga es una característica constante de la sociedad humana. Los humanos están juntos en pueblos, ciudades y son el objeto de los efectos de los virus… Es el precio que tenemos que pagar por vivir todos juntos. Lo que hace a nuestra sociedad diferente de las antiguas civilizaciones es que nosotros no habíamos pensado en que somos vulnerables. Nosotros pensábamos que teníamos una especie de protección especial, pero ahora estamos en una situación bastante similar a las que han vivido nuestros ancestros

Lo que hace a nuestra sociedad diferente de las antiguas civilizaciones es que nosotros no habíamos pensado que somos vulnerables

P: Los periodistas estamos informando cada día de las muertes, de los contagiados, del dolor. ¿Somos una sociedad más necrofílica, más sentimental que las antiguas civilizaciones?

R: No lo sé. Creo que es muy importante que contemos y hablemos de los muertos cada día y que podamos conocer las historias que hay detrás y que nos focalicemos en el sufrimiento, en el dolor y en la muerte. Creo que esto es absolutamente esencial. Anoche leí una historia sobre un doctor que documentaba estas historias. Preguntas si esto es muy sentimental, no lo sé. Yo creo que es realista. En defensa de este dolor por el sufrimiento, las muertes...si nosotros sufrimos, es decir, si colapsamos, podemos continuar con nuestro trabajo como doctores o como periodistas en el sentido de que tenemos que hacer una limpieza del alma con el fin de informar y con el fin de lidiar con ese dolor. Creo que ver el mundo de forma trágica no significa perder la sentimentalidad sino que se trata de aprender la parte moral del sentimiento de una forma más organizada, más disciplinada.

P: Como los griegos, nosotros también tenemos héroes, que representamos ahora en la forma de nuestro personal sanitario. ¿Qué opina de esta representación que hemos creado?

R: El personal sanitario es fantástico. Yo les aplaudo todas las tardes a las siete. E intento ir dos veces por semana al hospital y aplaudirles. Y sí, está claro, son héroes. Deberíamos recordar que en la antigua Atenas el teatro estaba en la parte sur de la acrópolis y justo al lado del teatro estaba el hospital, el Asklepion, en honor del dios Asklepio, el dios de la curación y puede haber una correlación entre el teatro y la curación. Probablemente los héroes están mucho más cerca de los asuntos que tienen que ver con la salud.

Los sanitarios son héroes. Ya en la acrópolis el teatro estaba muy cerca del hospital. Los héroes tienen mucho que ver con la salud

P: ¿Cuál será nuestra catarsis después de la pandemia? Hay personas que dicen que seremos una sociedad mejor; otros piensan todo lo contrario.

R: La pandemia está revelando las ilusiones con las que hemos vivido, la fe en la eternidad en la que hemos vivido. Cuando pensamos en una vida normal pensamos en que podemos viajar de país en país, estar conectados. Es la globalización que, aunque no la apoyáramos, nos hemos beneficiado. Y todo eso se ha ido. La era de la gran globalización se ha terminado. Creo que vamos a ser mucho más dependientes de las naciones. Paradójicamente, si pensamos en la respuesta de la pandemia en Europa veo que ha sido muy parecida a la que se ha dado aquí en Nueva York, donde vivo. Lo más interesante para mí es la manera en la que la Unión Europoea ha sido irrelevante e inefectiva en la respuesta a la pandemia. Y la gente se ha replegado en las fronteras nacionales. Creo que el mundo es más hobbesiano, es decir, basado en el pensamiento de Thomas Hobbes. Cuando el ciudadano de EEUU lo que puede esperar de su lider es su seguridad y protección, y eso no está ocurriendo en este momento... Podríamos ser mejores personas al final de esto si somos el tipo de personas que ven el sufrimiento de los otros. Ahora vivo en Nueva York y la gente mira a Nueva York y ven el lugar donde la gente está muriendo, también ven a los que está muriendo en España, en Italia y me alegra que hay ese sentimiento..., pero a la vez estoy en Nueva York y la situación es de hacerte llorar.

La Unión Europea ha sido irrelevante e inefectiva en la respuesta a la pandemia. Y la gente se ha replegado en las fronteras nacionales. Creo que el mundo es más hobbesiano


P: En el futuro veremos termómetros por todas partes, pasaportes serológicos, geolocazación obligatoria. ¿Cómo podríamos proteger la libertad individual?

R: Si nos preocupáramos realmente de la libertad individual haríamos todo lo posible para estar a salvo. Pero usamos Google Maps para encontrar lo que sea. Nosotros sabemos que la libertad podría ser un compromiso, pero creo que es un asunto más problemático de lo que la gente se puede imaginar. Si nos preocupáramos realmente no usaríamos móviles, no usaríamos portátiles… pero no lo hacemos.

P: Vivimos en una situación paradójica. Por un lado la ciencia nunca había estado tan avanzada para ayudarnos en situaciones como esta. Pero por otro han surgido bulos y mentiras propagados por la tecnología y los políticos populistas. Esto me recuerda a los sofistas. ¿Por qué surgen los sofistas en estas situaciones y cómo podemos rebatirlos con argumentos razonables?

R: Los tiempos actuales nos llevan a aceptar que la ciencia no son teorías de todo o teorías que afirman entenderlo todo. La ciencia es una actividad de pruebas, experimentación, hipótesis, nuevos ensayos y gradual, gradual, gradualmente descubrimos áreas de realidad que necesitan ser descubiertas. Por tanto, necesitamos aceptar que la ciencia no lo hace todo entendible. Es un realismo científico y es también un realismo moral. Y sí, esa relación entre el populismo y los sofistas es importante. Tengo la esperanza de que la situación actual reducirá el populismo que ha crecido en los últimos diez años. No estoy seguro, pero espero que la situación que atravesamos tenga unas consecuencias políticas basadas en la compasión, empatía, en el hecho de que necesitamos a las instituciones y lo más importante, que necesitamos un Gobierno. Esa es la clave de todo. Esa ha sido la actitud constante de los populistas, la crítica hacia las elites, expertos y la actividad del Gobierno. Y lo que muestran tiempos como estos es que necesitamos expertos, elites, necesitamos doctores, especialistas y necesitamos un Gobierno con instrucciones claras, que es algo que por ejemplo no está pasando en EEUU bajo la malévola tiranía de Donald Trump.

Tengo la esperanza de que la situación actual reducirá el populismo que ha crecido en los últimos diez años

P: Siempre he pensado que los filósofos no son muy optimistas. Pero, aunque quizá vayamos a un mundo más hobbesiano, con más leyes y reglas, quizá haya más compasión.

R: No sé si los filósofos son optimistas o no. No veo razones para ser optimista, no veo razones para ser pesimista. Yo veo razones para ser realista. Nosotros ahora vivimos en el momento de la pandemia, el cierre total, el confinamiento, el aislamiento, y pienso que pasará un tiempo hasta que tengamos una vacuna. Este virus va a ser muy malo y va a hacer enfermar a la gente y se van a perder vidas. Y tenemos que aprender a llegar a un acuerdo a largo plazo para ver cómo podemos vivir entre todos. Yo lo espero. De hecho, hay una serie de indicaciones que muestran que eso puede suceder. Pero eso todavía será un gran misterio… Quizá volvamos a un mundo mejor, o un mundo que empiece a tener la idea de que somos frágiles, dependientes, vulnerables, y que no somos invencibles, que podemos ser eliminados muy fácilmente por un virus y que habrá otros virus en el futuro.

Es un buen momento para la filosofía porque la gente se está enfrentando a una existencia en profundidad y no de forma distraída

P: Finalmente, dígame un filósofo que pudiera comprender los tiempos en los que estamos viviendo y el control de nuestra libertad después de la pandemia.

R: La filosofía ha tenido un largo affair con el confinamiento y el aislamiento. Descartes fue un soldado, una figura militar en la Guerra de los 30 años y estuvo confinado.También está el caso de Boecio, autor de 'Consolación de la Filosofía', que fue hecho prisionero y ejecutado. Gramsci fue hecho prisionero. La filosofía es un estado consciente de confinamiento. Yo también estoy confinado ahora, como tú estás confinada. Es un mal momento, pero es un buen momento para la filosofía porque la gente se está enfrentando a una existencia en profundidad. Está enfrentando preguntas constantemente sobre la situación de una forma apasionada y no de forma distraída.

El británico Simon Critchley (1960) es un filósofo que igual diserta sobre David Bowie que lo hace sobre el fútbol -es un gran seguidor del Liverpool- o los grandes pensadores griegos. Sus libros y sus columnas en 'The New York Times' mezclan el pensamiento con la cultura pop. Su último libro publicado en España, que salió muy poco antes del confinamiento, es 'La tragedia, los griegos y nosotros' (Turner), en el que aborda la tragedia griega de Sófocles y Eurípides y la filosofía de Platón -a quien le enmienda bastante la plana- y Aristóteles. Este libro y el momento actual, bastante trágico, pero no tan atípico ya que como bien dice, todas las civilizaciones han sufrido plagas y ya nos tocaba, sirve para hablar de filosofía y cómo es el presente y podrá ser el futuro. Critchley da razones, no para ser optimista ni pesimista, sino realista. Nuestra vida antes del coronavirus ha quedado atrás.

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