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La vida trepa del marqués de Villaverde, el semental de la corte de Franco
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Novela gráfica

La vida trepa del marqués de Villaverde, el semental de la corte de Franco

Un cómic retrata el recorrido de Cristóbal Martínez-Bordiú desde su boda con Carmen Franco hasta las fotos que realizó en el hospital durante la agonía del dictador

Foto: Imagen de 'El caballero del Santo Sepulcro'
Imagen de 'El caballero del Santo Sepulcro'

“Sonría, papá. Eso es. El mentón bien alto”. Click. Papá es Franco, un hombre que está entubado y con varios cables alrededor de su cabeza y pecho, enganchado artificialmente a la vida y en sus últimos estertores. Quien hace la foto es su yerno Cristóbal Martínez-Bordiú, el marqués de Villaverde, el encargado de mantener al dictador todavía en este mundo, y que fuma un cigarrillo mientras da al disparador en esta lúgubre habitación de hospital. “La culpa es de usted, ¿sabe? Por decir aquello de ‘qué duro es morir’, reprende el marqués al moribundo. Y otra fotito más.

La escena abre la novela gráfica ‘El caballero del Santo Sepulcro’, de Álex Romero y el dibujante Fritz, publicada por Akal, y bien podría haber ocurrido en aquella habitación de La Paz horas antes del 20 de noviembre de 1975. También pudo haber sido así cómo se tomaron aquellas imágenes de un Franco agonizante y desahuciado que no serían publicadas hasta 1984 por ‘La Revista’, que dirigía Jaime Peñafiel y que estaba destinada a competir con la mítica ‘Hola’. Por estas fotos se pagaron entre 6 y 15 millones de pesetas -según distintas fuentes-, y echaron por tierra definitivamente el mito de la buena muerte del dictador que había difundido el franquismo en su acto final. Hasta la fecha no se ha sabido quién las vendió, pero sí que su autor fue el marqués, el yernísimo, como se le conocía popularmente. El hombre que durante más de tres décadas se aprovechó del cortijo llamado España que el propio Franco había dispuesto alrededor de su familia, y que intentó sacar réditos incluso después de la muerte de su suegro.

El perejil de todas las salsas

El libro recorre la vida arribista del marqués y, como recalca su autor Álex Romero, está inspirado en otro yerno particularmente célebre. Y no para bien. “Todo surge del caso Urdangarín y qué tipo de cosas puede llegar a hacer alguien que intenta impresionar a su suegro. Y después, de una manera divertida, mostrar la corrupción institucional del régimen a través del marqués, que era el perejil de todas las salsas”, señala Romero. Todo ello documentado a partir de diferentes libros y reportajes sobre la época.

El libro está inspirado en Urdangarín y qué tipo de cosas puede llegar a hacer alguien que intenta impresionar a su suegro

Porque hay una parte de ficción, como cuando una de sus supuestas amantes le llama ‘marqués de villaverga’, “lo cual no quiere decir que no llegara a ocurrir”, admite Romero, ya que las infidelidades de Martínez-Bordiu a Carmen Franco eran bastante conocidas; pero incluso hasta cuestiones surrealistas como cuando, tras ser despedido de La Paz por ser un cardiólogo vago e incompetente -obviamente ya tras la muerte de su protector- , se decía que “había matado más en La Paz que Franco en la guerra”, están basadas en fuentes documentales verídicas.

Tras el inicio con la agonía del dictador, un flashback devuelve al lector a la infancia del marqués, que comienza a relatar a un Franco sedado toda su vida como si se tratara de la protagonista de ‘Cinco horas con Mario’, de Delibes. “Es alguien que tiene toda una serie de reproches y que quiere desahogarse con alguien que está apenas vivo”, sostiene Romero. Y todo esto sin dejar de fumar en la habitación del hospital, toda una declaración gráfica de la época.

El marqués semental

Por las viñetas pasa la niñez del marqués, que acudía a clase en un Rolls Royce por las calles de Madrid, su juventud toreando las vaquillas de Luis Miguel Dominguín, su adhesión a las milicias universitarias, sus aventuras amorosas e incluso cómo conoció a Carmen Franco en la boite Larré, que no estaba lejos del Cuartel General del Ejército. El marqués está dibujado como el Peter Sellers de ‘El Guateque’ que tiene en Carmen Polo a su némesis. “Es la que menos me costó dibujar porque tiene siempre esa sonrisa hierática que da hasta miedo”, comenta Fritz.

La boda con Nenuca -como se llamaba a Carmen Franco, uno de estos diminutivos de la gente bien y que duran hasta la muerte- parte en su totalidad de las imágenes que en su día ofreció el NO-DO. Fue una boda de Estado en la que no faltaron los alardes populistas del régimen, como esa comida en la que Franco invitó al pueblo junto al palacio de El Pardo. Está documentado que se repartieron café, aceite, azúcar, arroz, pasta de sopa, patatas, chocolate, pan, carne y tabaco. El padre de la novia quería que no faltara de nada.

placeholder Nacido para semental
Nacido para semental

A partir de ahí comienza el verdadero arribismo del marqués. Su primera y principal misión, aunque él no quisiera, es la de engendrar hijos, y sobre todo un varón, que no llegaría hasta el tercer intento. “El marqués quería impresionar a Franco describiéndose como un hombre de acción, un hombre del momento”, comenta Romero. “Un semental puede ser muy eficiente preñando yeguas pero esa no es razón para nombrarlo capataz de la finca”, dice Franco en el cómic. “Franco, en realidad, le quería para lo que le quería”, añade el autor del libro.

Jugando a ser cardiólogo

La otra tarea del marqués era ser considerado como el mejor cardiólogo del país aunque sus aptitudes fueran poco menos que nefastas. Su suegro le echó una buena mano y Martínez-Bordiu llegó a cobrar hasta por ocho plazas médicas, por lo que sus ingresos mensuales podían llegar a los dos millones de pesetas. Eso no lo ganaba ni el dictador, según se asegura en varios textos. El golpe de efecto para fascinar al suegro fue realizar el primer trasplante de corazón en España en 1968. Por supuesto, salió mal. El paciente murió a las horas.”Este lamentable episodio muestra lo que supone vivir en una dictadura: que te cojan como un conejillo de indias porque un cardiólogo malo se quiera colgar una medalla.Si hasta Francis Franco ha dicho que su padre no era el mejor de los médicos”, apostilla Romero.

La otra faceta era la de negociante. O mejor dicho, chanchullero. De soslayo se recoge el caso de las vespas que se importaban a Argentina sin pagar los aranceles y que supusieron unos ingentes ingresos (mafiosos, eso sí). El nombre del marqués -al que se le apodó ‘Vespaverde’- revoloteó por este turbio asunto aunque nunca se pudo comprobar que estuviera implicado.

placeholder El marqués cardiólogo
El marqués cardiólogo

De otras aficiones y contubernios sí hay más pruebas, como su pasión por jugar a la ruleta o cómo manejó los hilos para que Alfonso de Borbón, el primo de Juan Carlos, y casado con su hija Carmen, fuera el sucesor de Franco. Este asunto, de hecho, estuvo sobre la mesa hasta casi el final. “A Franco, ya medio muerto en el hospital, llegaron a mostrarle papeles para que firmara en favor de su hija”, comenta Romero.

La decrepitud de Franco fue la mejor época para Martínez-Bordiu. Hacía y deshacía. Por eso su mayor afán era conservar la vida del dictador

La decrepitud de Franco fue la mejor época para Martínez-Bordiu. Hacía y deshacía. Por eso su mayor afán era conservar la vida del dictador lo máximo posible. En el libro, no obstante, prefieren acabar con la historia abruptamente. “Él está en su apoteosis total. Es el amo del corral. Y no lo quisimos alargar porque nos parecía ser más justos con este coitus interruptus de Villaverde”, explica Romero.

“¿Sabe qué? Vamos a tomar otra foto de recuerdo. Dice Pozuelo que le están ofreciendo dinerales a cambio de alguna imagen exclusiva. Yo lo hago solo por el valor histórico, aunque a usted le guste pensar mal de mí”, dice Villaverde al final de esta historia. Es también su última función en una novela que sus autores han querido exponer como “un intento de expropiar su vida privada. Ellos [los Franco] consideraban que todo lo público era suyo, pero, en tanto que ciudadanos, la historia de España nos pertenece a nosotros”, zanja Romero.

“Sonría, papá. Eso es. El mentón bien alto”. Click. Papá es Franco, un hombre que está entubado y con varios cables alrededor de su cabeza y pecho, enganchado artificialmente a la vida y en sus últimos estertores. Quien hace la foto es su yerno Cristóbal Martínez-Bordiú, el marqués de Villaverde, el encargado de mantener al dictador todavía en este mundo, y que fuma un cigarrillo mientras da al disparador en esta lúgubre habitación de hospital. “La culpa es de usted, ¿sabe? Por decir aquello de ‘qué duro es morir’, reprende el marqués al moribundo. Y otra fotito más.

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