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Trueba, Erice, Berlanga: un aplauso para los grandes del cine español
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Trueba, Erice, Berlanga: un aplauso para los grandes del cine español

Furtivos prepara una serie sobre los directores que han cambiado la historia del cine español

Foto: Un fotograma de 'Plácido', de Berlanga
Un fotograma de 'Plácido', de Berlanga

Con los muchos artículos que llevamos publicados en los últimos tres años, los "Furtivos" hemos procurado denunciar aquellas carencias que observamos en el actual cine español. Aunque también aplaudimos la aparición de jóvenes cineastas, que vimos subir al escenario de los Premios Goya el pasado sábado con excelentes producciones. Somos profesionales de este mundo, al que hemos dedicado lo mejor de nuestras vidas, y aunque seamos poco amigos de actitudes corporativistas, tenemos, desde luego, ese sentido del compañerismo y la solidaridad que es propio a casi cualquier oficio.

Hemos intentado, pues, no molestar a persona alguna que comparta los rigores de nuestra profesión, esté en el nivel que esté, porque en este sector nuestro, nadie, absolutamente nadie, puede hacer nada sin el concurso de otros. Nuestro propósito ha sido, y será, llamar la atención, denunciar si es preciso, todo aquello que, a nuestro juicio, pueda contribuir a mejorar nuestro cine. Lo dijo Beaumarchais y lo llevó a su cabecera el diario francés 'Le Figaro': "Sin libertad de crítica, no hay elogio halagador".

Con las reseñas sobre Buñuel, Saura y Almodóvar empezamos una serie de cinco entregas para glosar el trabajo de los quince directores que, en los últimos 40 años, más han contribuido a la grandeza del arte cinematográfico nacional dentro y fuera de nuestras fronteras. Ojalá el talento de los jóvenes cineastas actuales mejoren su obra pero, de momento, sirva ésta de guía y ejemplo para quienes así lo consideren.

Sabemos que no están todos los que son, pero no nos cabe duda de que sí son los que están y estarán. Muchos lectores echarán en falta a grandes cineastas como Agustín Díaz-Yanes, David Trueba, Ray Lóriga, Enrique Urbizu, Daniel Monzón, Alejandro Amenábar o alguno de obra más reciente, como Santiago Segura, Alberto Rodríguez, Julio Medem y Juan Antonio Bayona. La única razón para excluirlos de estas entregas iniciales, es que no han completado diez largometrajes. Es un criterio absolutamente arbitrario pero entendemos que es imprescindible atenerse a un juicio, una pauta, un método de selección. Procuraremos, sin embargo, mencionar a alguno de los que nos hubiera gustado poder incluir en esta lista.

placeholder Luis Buñuel en el rodaje de 'Tristana'. (Efe)
Luis Buñuel en el rodaje de 'Tristana'. (Efe)

Tras Buñuel, Saura y Almodóvar, los Furtivos les presentamos (es un decir) a otros tres directores que nos han dado muchos años de gloria. Con ustedes, Luis García Berlanga, Manuel Gutiérrez Aragón y Fernando Trueba. Cineastas todos ellos que han estado muy presentes en las 32 ediciones anteriores de los Goyas. Solo las películas (8) de Fernando Trueba han tenido 69 nominaciones y sus protagonistas han subido a recibir el premio en 32 ocasiones. Un récord difícil de superar.

Don Luis, que fue maestro de generaciones, mantenía que para dar clase es mejor una cafetería que un aula y que el cine se aprende pero no se puede enseñar.

Luis García Berlanga (Valencia, 1921 - Madrid, 2010) actuó casi siempre en coyunda. Al principio, codirigiendo con Juan Antonio BardemEsa pareja feliz’; más adelante, con el irrepetible guionista Rafael Azcona. Y mientras era eternamente comparado ("No, el valenciano no es comunista… como mucho anarquista"), a base de talento sin etiquetas consiguió engañar a la censura de los años cincuenta con títulos como ‘Calabuch’, ‘Los jueves, milagro’, ‘Novio a la vista’ y, naturalmente, ‘Bienvenido, Mr. Marshall’.

placeholder Luis G. Berlanga. (Efe)
Luis G. Berlanga. (Efe)

Con los inquisidores apretando las tuercas, su carrera llegaba al cenit a principios de los sesenta cuando, junto a Azcona, nos regaló ‘Plácido’ y, enseguida, a ‘El verdugo’. Ya don Luis dejó las etiquetas políticas y empezaron a juzgarle como lo que era: un genio. Y a eso ayudó mucho la censura, en la que intervino hasta el "Generalísimo". Hubo un festival de Venecia cuyo guion parece escrito por Azcona en el que intervienen autoridades civiles y militares para juzgar ‘El verdugo’.

No creemos exagerar si afirmamos que la trilogía ‘La escopeta nacional’, ‘Patrimonio nacional’ y ‘Nacional III’ son una joya de nuestra cultura desde el punto de vista histórico. Porque son un retrato feroz y auténtico de una etapa de la historia de España. Desde el cine, desde el humor hispano, desde la sociología… joyas las tres.

Don Luis dejó las etiquetas políticas y empezaron a juzgarle como lo que era: un genio

Aún junto a Azcona, allá por el año 1973, Berlanga habría de expresar una nueva muestra de su famosa afición al erotismo. (Un paréntesis para recordar que hace unas semanas salió a subasta la colección de libros eróticos de Berlanga: tres mil volúmenes, nada menos, desde libros clásicos a revistas pornográficas, amén de objetos como bolas chinas, esposas de metal, cinturones de castidad o consoladores varios. Nuestro querido erotómano, enamorado de los zapatos de tacón de aguja, entre otros fetiches, fue presidente del jurado de un premio que instituyó Tusquets Editores con el sugestivo nombre de "La Sonrisa Vertical"...).

Así que en 1973, desde Francia y con Michel Piccoli de "prota", guionista y director hicieron 'Tamaño natural' (1973), donde convierten a una muñeca hinchable en, según expresó Francisco Umbral, "la maravillosa metáfora de una mujer". “Todo el hallazgo de Azcona y Berlanga –comenta el inolvidable cronista-- está en haber contado una historia vulgar sustituyendo una actriz por una muñeca… Toda la película es una escandaloso ejercicio de ternura”. Y es que por ahí anda Berlanga. Veinte años largos antes (1951), su ópera prima, “Esa pareja feliz”, empieza retratando la pobreza de un joven matrimonio; describe luego la corrupción del consumismo desaforado, y acaba, sí, en un gran arrebato de ternura. Al hilo de esta breve nota biográfica debemos recordar a Alfredo Matas, gran amigo y productor de todas las grandes películas del maestro Berlanga.

Gutiérrez Aragón, el perezoso incansable

Gutiérrez Aragón, que hace años parecía caminar por la vida carente de pasiones externas, ha resultado ser el cineasta más pasional de su generación, y probablemente de la historia de nuestro cine. Y eso que cuando era alumno de la Escuela Oficial de Cine (EOC) procuraba pasar inadvertido, enmascarado tras su nombre real, José Manuel Gutiérrez Sánchez (Torrelavega, Santander, 1942). Entonces no le gustaba mucho el mundo de la cinematografía y presumía de ser perezoso.

Foto: José Luis Alonso es Tatín en 'Camada negra'.

Se fijaba mucho en las cosas de la vida y no en las que retrataban las grandes o pequeñas pantallas. De ahí viene esa singularidad, manifiesta en sus primeras obras, ‘El último día de la humanidad’ y ‘Habla, mudita’, en las que desarrolla una narrativa densa, muy lejos de las modas del momento.

A lo largo de una brillante carrera que no conoce el descanso, cuando ya su ilustre profesor José Luis Borau le ha inventado su nombre artístico, Gutiérrez Aragón, nos deja ‘Camada negra’, ‘El corazón del bosque’ o ‘Sonámbulos’, una espectacular colección de títulos propios y hasta uno extraño, ‘Furtivos’, filme dirigido por Borau pero en cuyo guión interviene nuestro cineasta cántabro.

'Furtivos' (1975), quizá por ser de firma ajena, sea no obstante la más gutierrezaragonesa de todas sus películas. Su condición de guionista invadió toda la sustancia narrativa de esta obra, magnífica, a la que debemos nuestro “nom de plume” colectivo los arriba firmantes.

Sus solventes obras posteriores, desde ‘Demonios en el jardín’ hasta ‘Una rosa de Francia’ pasando por las dos versiones –cine y TV- del Quijote, no hacían, la verdad, presagiar la gran pirueta. Y es que un día de 2008, sin previo aviso, nos sorprende la noticia: Gutiérrez Aragón abandona el cine. Detrás de esa decisión no se esconde ni fracaso alguno, ni falta de estímulos económicos, ni pereza: porque cuando no lidiaba como director, escribía los guiones de “ Los pazos de Ulloa” para televisión y Gonzalo Suárez como director, “El Largo invierno” (Jaime Camino), “La Noche más larga” (José Luis García Sánchez), o “Cuernos de mujer” (Enrique Urbizu).

placeholder Ivonne Blake y Gutiérrez Aragón en 2016. (Efe)
Ivonne Blake y Gutiérrez Aragón en 2016. (Efe)

Fue una jugarreta, probablemente para burlarse de algunos críticos, o para escapar de los programadores televisivos.

Después de cortarse la coleta fílmica, Gutiérrez Aragón se puso a escribir, y de su pluma salieron “La vida antes de marzo’ (2009), ‘Gloria mía’ (2012) y ‘Cuando el frío llegue al corazón’ (2013).

Que nadie se extrañe si cualquier día decide llevar sus narraciones al teatro (recordemos su obra 'Morirás de otra cosa', o su versión de 'El proceso', de Kafka); a la televisión (como hiciera con el ingenioso hidalgo), o nuevamente al cine. Porque para ser, como dice, perezoso, Gutiérrez Aragón, señor miembro de la Real Academia Española con el sillón F desde 2015, ha tocado todos los palos --el cine, el teatro, la televisión, la literatura--, así que, salga por donde salga, le estaremos esperando.

Lo que Alfredo fue para Berlanga, Luis Megino lo fue para Manolo G. Aragon. Alzamos nuestra copa por Luis, desaparecido para el cine español en los últimos años, aunque siempre nos quedan sus películas.

Fernando Trueba, revolución en la comedia

Trueba entró como un obús en el cine español: con 'Ópera Prima' (1980) revolucionó la manera de entender la comedia en España. Tenía apenas 25 años pero ya contaba con la cultura cinéfila, literaria y musical tan notable que define su personalidad y con una mirada sobre la vida que sitúa, por encima de casi todo, su odio al fanatismo y el culto al arte, la belleza, la alegría, el placer, la sabiduría, la bondad y el libre albedrío. La obra de Fernando Rodríguez Trueba (Madrid, 1955) incluye comedias, dramas, thrillers, documentales musicales, cine de animación, adaptaciones literarias, discos exquisitos producidos por él o, en su condición de escritor cinematográfico, su excelente y muy revelador 'Diccionario de cine'.

Una película comercialmente poco apreciada, “Mientras el cuerpo aguante” y el empeño del productor Andrés Vicente Gómez, le anima a volver a la comedia, donde triunfa con “Sé infiel y no mires con quién” (1985), en la que cuenta con Ana Belén, Carmen Maura y Antonio Resines.

Su talento brilló sobremanera en esa inconsciente trilogía ambientada en la España de la Guerra Civil o sus aledaños y compuesta por 'El año de las luces', 'Belle Époque' y 'La niña de tus ojos'. Son filmes en los que desliza una profunda inquietud: su convencimiento de que tanto la realidad como los eternos enemigos de la ilustración, de la tolerancia y de la libertad siempre se encargan de amargar la vida y destrozar los sueños de la gente.

En los tres filmes aparece, una vez más, Rafael Azcona como guionista.

El Oscar logrado por 'Belle Époque' –con la que ya había arrasado en los premios Goya-- le permitió un discurso de agradecimiento genial (“Me gustaría creer en Dios para darle las gracias pero sólo creo en Billy Wilder, gracias Mr. Wilder”) y lo consagró como una de las grandes figuras del cine europeo.

El irónico discurso de Trueba de agradecimiento fue malinterpretado por (recordemos) los eternos enemigos de la ilustración, de la tolerancia y de la libertad

Quizá donde más se le notara la influencia de su adorado Mr. Wilder fue en 'El sueño del mono loco' (1989), rodada directamente en inglés con dos estrellas internacionales como Miranda Richardson y Jeff Goldblum.


Con “Chico y Rita”, estupenda película de animación en la que vuelca su pasión por el jazz latino --que ya mostró en “Calle 54”--, volvió a ser candidato al Oscar. Y con “El artista y la modelo” logró el premio al mejor director del Festival de San Sebastián, un certamen al que regresó en 2015 para recoger el Premio Nacional de Cinematografía.

Esta vez, su irónico discurso de agradecimiento fue malinterpretado por (recordemos) los eternos enemigos de la ilustración, de la tolerancia y de la libertad, quienes, en cuanto estrenó “La Reina de España”, le hicieron pagar caro su fanatismo antipatriótico, siempre fiel a un lema que le retrata y que describió así: “Para mí, que no soy nacionalista, las cosas que han contribuido a tu formación, a hacerte como eres, además de tus amigos… ésa es tu patria”. Como final a esta breve semblanza celebramos la existencia de Carmen Frías, montadora de la práctica totalidad de las películas de Fernando.

Una carrera corta

Decíamos al principio de esta presentación que no queríamos dejar de mencionar el trabajo de aquellos maestros que, sin haber dirigido diez largometrajes, tienen un prestigio internacional fuera de duda.

Es el caso de Víctor Erice, una de las figuras más peculiares del cine español tanto por su obra en sí como por su relación con la industria y en particular la falta de entendimiento con sus productores...

A lo largo de medio siglo de carrera no ha realizado más que tres largometrajes, uno de ellos, 'El sur', inacabado pese a que su afán por terminarlo le ocupó infructuosamente durante varios años. Sin embargo, Erice ha obtenido un enorme reconocimiento desde su primera película, 'El espíritu de la colmena', ganadora en el Festival de San Sebastián (1973), hasta la última, 'El sol del membrillo', premio del Jurado en Cannes (1992), reconocida por 60 organismos culturales de todo el mundo como el mejor filme de la década.

Debió nuestro director tomarse su tiempo para hacer esta película-documental sobre el proceso creativo del genial pintor manchego Antonio López porque éste, que escribió el guión, llegó a decir algo así como “si yo tardara tanto como Erice no habría terminado mi primer cuadro”. (Es el momento de recordar, con afecto y sin malicia alguna, que al propio López le costaría ¡veinte años! acabar el óleo sobre 'La familia de Juan Carlos' (sí, se trata del hoy Rey emérito, la Reina Sofía y sus hijos).

Sin apartarse nunca de la cinematografía, el resto de su obra se ha reducido a algunos cortos o episodios de películas colectivas en los que frecuentemente ha abordado reflexiones sobre el mundo del cine. La hipersensibilidad que se refleja en sus películas y que cautiva a sus admiradores probablemente sea también la causa de sus importantes condicionamientos en el terreno práctico, que han reducido drásticamente el volumen de la obra que podía esperarse de su talento creador.

Con los muchos artículos que llevamos publicados en los últimos tres años, los "Furtivos" hemos procurado denunciar aquellas carencias que observamos en el actual cine español. Aunque también aplaudimos la aparición de jóvenes cineastas, que vimos subir al escenario de los Premios Goya el pasado sábado con excelentes producciones. Somos profesionales de este mundo, al que hemos dedicado lo mejor de nuestras vidas, y aunque seamos poco amigos de actitudes corporativistas, tenemos, desde luego, ese sentido del compañerismo y la solidaridad que es propio a casi cualquier oficio.

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