Nicanor Parra: poemas y antipoemas de quien tuvo que ganar el Nobel de Literatura

Antipoesía. Es la palabra que evocan otras dos que se han venido pronunciando casi desde siempre. Al menos desde hace muchos años. Este martes, 23 de enero de 2018, el poeta (o antipoeta) Nicanor Parra moría en Santiago de Chile, 103 años después de que el mundo lo viera nacer. Con 103 años se lleva Parra a sus espaldas multitud de galardones literarios, entre ellos el Premio Cervantes, que obtuvo en 2011, y el aplauso de miles y miles de personas que han leído entre sus hojas versos que han cambiado la poesía hispanoamericana.

Parra, que ha vivido dos Guerras Mundiales, nació en San Fabián de Alico (Ñuble) y a pesar de viajar a Estados Unidos a estudiar Física y Mecánica Avanzada acabó regresando a Chile, donde publicó sus primeros antipoemas en una antología mientras era director interino de la Escuela de Ingeniería. En 1954 nació su obra maestra: 'Poemas y antipoemas'. Y desde entonces, su último medio siglo ha estado plagado de premios, y de otros que no pudieron ser, como el Nobel de Literatura, para el que fue nominado en tres ocasiones.

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Al cumplir los 100 años medio mundo lo homenajeó. No era para menos: Nicanor Parra cumplió un siglo dinamitando poesía, y todos querían celebrarlo. De Nueva York a París, todos los Institutos Cervantes tenían unas palabras, una frase, una foto para el antipoeta. "Mi abuelo es indefinible, es la antidefinición", decía su nieta Isabel. "Yo digo que es el antiabuelo, el que rompe las barreras". Su último cumpleaños, el pasado mes de septiembre, lo celebró con saludo de la presidenta del país incluido, como tenía que ser, a pesar de que no era amigo de los grandes homenajes. En El Confidencial os recordamos algunos de sus mejores poemas:

El hombre imaginario

El hombre imaginario
vive en una mansión imaginaria
rodeada de árboles imaginarios
a la orilla de un río imaginario

De los muros que son imaginarios
penden antiguos cuadros imaginarios
irreparables grietas imaginarias
que representan hechos imaginarios
ocurridos en mundos imaginarios
en lugares y tiempos imaginarios

Todas las tardes tardes imaginarias
sube las escaleras imaginarias
y se asoma al balcón imaginario
a mirar el paisaje imaginario
que consiste en un valle imaginario
circundado de cerros imaginarios

Sombras imaginarias
vienen por el camino imaginario
entonando canciones imaginarias
a la muerte del sol imaginario

Y en las noches de luna imaginaria
sueña con la mujer imaginaria
que le brindó su amor imaginario
vuelve a sentir ese mismo dolor
ese mismo placer imaginario
y vuelve a palpitar
el corazón del hombre imaginario

Advertencia

Se prohíbe rezar, estornudar
escupir, elogiar, arrodillarse
venerar, aullar, expectorar.

En este recinto se prohíbe dormir
inocular, hablar, excomulgar
armonizar, huir, interceptar.

Estrictamente se prohíbe correr.

Se prohíbe fumar y fornicar.

Rompecabezas

No doy a nadie el derecho.
Adoro un trozo de trapo.
Traslado tumbas de lugar.

Traslado tumbas de lugar.
No doy a nadie el derecho.
Yo soy un tipo ridículo
A los rayos del sol,
Azote de las fuentes de soda
Yo me muero de rabia.

Yo no tengo remedio,
Mis propios pelos me acusan
En un altar de ocasión
Las máquinas no perdonan.

Me río detrás de una silla,
mi cara se llena de moscas.

Yo soy quien se expresa mal
Expresa en vistas de qué.

Yo tartamudeo,
Con el pie toco una especie de feto.

¿Para qué son estos estómagos?
¿Quién hizo esta mescolanza?
Lo mejor es hacer el indio.
Yo digo una cosa por otra.

La montaña rusa (Versos de Salón)

Durante medio siglo la poesía fue
el paraíso del tonto solemne.
Hasta que vine yo
y me instalé con mi montaña rusa.
Suban, si les parece.
Claro que yo no respondo si bajan
echando sangre por boca y narices.