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Enchufismo en el Cervantes: de tener la peor nota de méritos a subdirectora de Cultura
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raquel caleya, ganadora de la convocatoria

Enchufismo en el Cervantes: de tener la peor nota de méritos a subdirectora de Cultura

En un proceso caracterizado por la falta de transparencia e irregularidades ya criticadas por el Tribunal de Cuentas, el director Juan Manuel Bonet ha designado a su mano derecha cultural en París

Foto: Juan Manuel Bonet, director del Instituto Cervantes (izquierda), junto al ministro de Exteriores, Alfonso Dastis, del que depende orgánicamente. (EFE)
Juan Manuel Bonet, director del Instituto Cervantes (izquierda), junto al ministro de Exteriores, Alfonso Dastis, del que depende orgánicamente. (EFE)

El Instituto Cervantes vuelve a las andadas. La cobertura de los altos cargos de la institución pública por parte de su nuevo director, Juan Manuel Bonet, ha perpetuado antiguos vicios criticados por el Tribunal de Cuentas hace tres años, como la falta de transparencia o el incumplimiento de los principios de mérito, capacidad e idoneidad en la selección de personal. Una de las últimas designaciones, la de Raquel Caleya como subdirectora de Cultura en Madrid, reúne estos elementos, a los que hay que sumar uno más: el enchufismo.

Con su nombramiento, Caleya sigue los pasos de su antiguo jefe en el Instituto Cervantes de París. "Bibliófilo empedernido", según lo definió ABC, periódico en el que colaboraba, Bonet dirigió el centro francés desde 2012 hasta su nombramiento como director general del Cervantes el pasado mes de enero. Durante este periodo, Caleya ejerció de responsable cultural en la sede parisina. Ahora, Bonet se ha traído a su subordinada a Madrid en un proceso de selección que ha levantado numerosos recelos entre el resto de candidatos. “Desde hacía mucho tiempo, sospechábamos que Raquel iba a ser la elegida”, afirman desde el anonimato, ya que “si aparece cualquier nombre en prensa, se nos acaba la carrera en el Cervantes”.

La voz de alarma la dio un informante anónimo a través del buzón seguro de El Confidencial, quien denunció la “arbitrariedad” de Juan Manuel Bonet en sus nombramientos. Y ponía el ejemplo de la nueva subdirectora cultural. Los documentos de la convocatoria, publicados en la página web del Cervantes, corroboran la falta de transparencia en el proceso de selección y el peso decisivo que tuvo la entrevista personal, de carácter subjetivo, para compensar la baja valoración de los méritos objetivos de Caleya y llevarse así el puesto laboral indefinido de alta dirección fuera de convenio, que tiene asignada una retribución bruta anual de 56.235 euros.

Foto: El Confidencial
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Desde el Instituto Cervantes se defiende que la designación de la nueva subdirectora de Cultura “se sustenta en los principios de transparencia, igualdad, mérito, capacidad e idoneidad”, reiterando que el organismo público “no ha ignorado ni incumplido dichos principios”. Además, la respuesta recibida por correo electrónico añade que "el hecho de que esta persona trabajara como responsable de Cultura del Instituto Cervantes de París no tiene más trascendencia que la valoración de los méritos y la entrevista dentro del normal funcionamiento del proceso de selección y siguiendo las bases de la convocatoria". El Confidencial no ha podido localizar a Raquel Caleya a través de correo electrónico ni por teléfono.

Suficiente raspado frente a sobresaliente

La designación del nuevo responsable de la Subdirección de Cultura del Instituto Cervantes se estructuraba en dos fases: una primera de valoración objetiva de méritos, con un máximo de 60 puntos, y una entrevista personal, puntuada sobre un máximo de 40. Para acceder a esta segunda fase, era necesario obtener más de 30 puntos en la valoración de méritos. Asimismo, la convocatoria establecía que las notas de la primera fase se harían públicas, pero no recogía lo mismo para la entrevista. El candidato que sumara más puntos en ambas fases obtendría la plaza.

La valoración de los méritos no fue nada halagüeña para Caleya: había superado por apenas ocho décimas el umbral de los 30 puntos, muy lejos de los 55,5 puntos del mejor valorado. En notas escolares: Caleya había sacado un suficiente raspado por un sobresaliente con holgura del mejor candidato. Los 30,78 puntos de la responsable cultural en París eran la peor valoración de los siete gestores que pasaron a la fase de la entrevista, ya que el único candidato con peor nota que Caleya no pasó el corte. En ese momento necesitaba un milagro: realizar una entrevista personal impecable y que el resto la suspendiera con estrépito.

placeholder Resultados provisionales y definitivos de la valoración de méritos de los candidatos.
Resultados provisionales y definitivos de la valoración de méritos de los candidatos.

Y eso parece ser lo que pasó, aunque no se puede saber con certeza ya que las notas de la entrevista no se han publicado en la página web. La transparencia del proceso de selección concluyó en la valoración de los méritos. El siguiente documento público que aparece es la designación de Raquel Caleya como subdirectora de Cultura, firmada el 6 de octubre por Juan Manuel Bonet. Ni rastro de las puntuaciones de la entrevista ni de la suma de las notas de ambas fases.

Desde el Instituto Cervantes justifican esta falta de transparencia, ya que “en las bases no se establece la publicación de las puntuaciones de la entrevista. No obstante, aparecen reflejadas en el acta de la Comisión de Selección, tal y como obliga el Tribunal de Cuentas”. Asimismo, subrayan que “en ningún caso el Tribunal de Cuentas indica u obliga a que las puntuaciones de las entrevistas haya que publicarlas en la web del Instituto Cervantes. Por lo tanto, los principios de mérito, capacidad, publicidad y concurrencia se han cumplido estrictamente”. No obstante, en otros procesos de selección de personal del Cervantes sí se han publicado las notas de las entrevistas.

Candidatos contactados por El Confidencial han coincidido en señalar la vaguedad de las preguntas de la entrevista y su carácter rutinario. "Como el nivel de las cuestiones fue tan bajo, todos salimos con la sensación de que habíamos respondido bien. Parecían más preguntas para un puesto técnico que de alta dirección", afirma uno. “Nos dio la sensación de que el pescado estaba vendido”, añade otro.

Mi puntuación de la entrevista personal fue tan baja que solo por eso estaría incapacitado para seguir trabajando en el Cervantes

Pese a no publicarse los resultados, un buen número de los aspirantes a la plaza laboral indefinida fuera de convenio contactaron con el Instituto Cervantes para preguntar por su nota. En algunos casos, les informaron de que no habían llegado a los 10 puntos sobre los 40 totales, mientras que Raquel Caleya rozó la perfección y obtuvo la nota suficiente para dar el sorpaso al resto de candidatos.

"Suspendí estrepitosamente. Mi puntuación de la entrevista personal fue tan baja que solo por eso estaría incapacitado para seguir trabajando en el Cervantes", se sincera un candidato. “Da la impresión de que es el típico ajuste para justificar que Raquel apenas tenía puntos en formación y valoración de méritos”, considera otro. “Muy mal lo tienes que hacer en la entrevista para obtener esa nota. Prácticamente tienes que insultar al tribunal”, dice un tercero con sorna.

Y añaden otro dato: la gestora cultura del Cervantes de París realizó la entrevista de manera presencial en la sede madrileña del Instituto Cervantes, mientras que el resto de los candidatos en el extranjero lo hizo por videoconferencia. “Casualmente, Raquel estaba en Madrid ese día. Fue bastante sorprendente”.

Recurso ante la Audiencia Nacional

La resolución de la convocatoria firmada por Juan Manuel Bonet levantó más sospechas de enchufismo entre la plantilla de la institución cultural. La primera sorpresa fue la no publicación de la propuesta formal de candidato por parte de la Comisión de Selección, documento previo que se eleva al director para su resolución definitiva. Este documento sí aparece en otras convocatorias de personal publicadas en la web del Cervantes.

"Dicha resolución está basada en la propuesta de resolución realizada por unanimidad por la Comisión de Selección que figura en el acta de dicha comisión como antecedente y paso previo a la firma de dicha resolución de designación por parte del director", explican desde la la institución dependiente del Ministerio de Exteriores. Fuentes oficiales del Cervantes invitaron a El Confidencial a acudir presencialmente a la sede para consultar el acta del proceso, justificando esta decisión por tratarse de un documento interno. Cuando este medio les solicitó que se la enviaran por correo electrónico, no obtuvo respuesta. La publicación y acceso a las actas administrativas ha sido amparada en numerosos casos por la Abogacía del Estado y el Consejo de Transparencia.

placeholder Designación de Raquel Caleya como subdirectora de Cultura del Cervantes firmada por Juan Manuel Bonet.
Designación de Raquel Caleya como subdirectora de Cultura del Cervantes firmada por Juan Manuel Bonet.

El segundo elemento sorpresa apareció en el último párrafo de la resolución firmada por el director del Cervantes. Quien no estuviera de acuerdo con la designación, debería emprender un contencioso-administrativo ante la Audiencia Nacional. La resolución no daba opción al recurso de alzada administrativo ante el propio Bonet, paso previo a los tribunales, pese a que esta opción sí se contemplaba en las bases de la convocatoria del puesto.

“Sorprende la dureza de esta cláusula. Es obvio que tenían ganas de callarnos la boca y asustarnos para que no reclamáramos”, opina uno de los aspirantes. Otro añade que “sonaba en plan esto es lo que hay y nadie puede protestar”. Incluso alguno valoró la posibilidad de recoger el guante y acudir a la Audiencia Nacional, pero tras consultarlo decidió desechar esta opción. “Aparte de que los costes son muy elevados, me dijeron que la Audiencia Nacional se iba a reír con cualquier demanda contra el Cervantes e iba a perder el juicio. Me desanimaron bastante”.

“Aunque se haya intentado lavar la cara con convocatorias de personal laboral para puestos directivos, el dedazo sigue siendo la forma habitual de nuestros directores. Sería más honesto que dijeran que ponen a quien quieren”, reflexiona uno de los aspirantes contactados por El Confidencial. Y otro añade con cierta ironía: “Raquel es muy buena profesional y va a ser una muy buena subdirectora de Cultura para este equipo directivo”.

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El Instituto Cervantes vuelve a las andadas. La cobertura de los altos cargos de la institución pública por parte de su nuevo director, Juan Manuel Bonet, ha perpetuado antiguos vicios criticados por el Tribunal de Cuentas hace tres años, como la falta de transparencia o el incumplimiento de los principios de mérito, capacidad e idoneidad en la selección de personal. Una de las últimas designaciones, la de Raquel Caleya como subdirectora de Cultura en Madrid, reúne estos elementos, a los que hay que sumar uno más: el enchufismo.

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