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Luis Fonsi en el Teatro Real: 'Despacito' mueve el culo del templo de la ópera
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Luis Fonsi en el Teatro Real: 'Despacito' mueve el culo del templo de la ópera

No estamos solo ante una canción de éxito global, sino ante un pedazo de historia del pop, capaz de batir récords de Spotify y crear polémicas políticas en Venezuela

Foto: El cantante y compositor puertorriqueño Luis Fonsi (2-i), durante el concierto de la III edición del Universal Music Festival celebrado en el Teatro Real. (EFE)
El cantante y compositor puertorriqueño Luis Fonsi (2-i), durante el concierto de la III edición del Universal Music Festival celebrado en el Teatro Real. (EFE)

A estas alturas del siglo XXI, setenta años después del nacimiento de Umberto Eco, debería estar claro que las fronteras entre alta y baja cultura son más artificiales que la sonrisa de Chayanne. Por eso, a nadie debería extrañarle que el repertorio habitual del Teatro Real y las letras de Luis Fonsi compartan plenamente inspiración Nos referimos a los celos, la traición, las adicciones sexuales, la vulnerabilidad y el deseo de exprimir la vida al máximo. ¿Cuál sería, entonces, la principal diferencia entre una obra emblemática de la lírica y el pop apasionado del portorriqueño? Seguramente, el hecho de que las pasiones del repertorio clásico se viven como una tormenta interior, mientras que las de la radiofórmula te hacer sacudirte durante toda la representación. Fonsi lo señaló de forma explícita en el segundo tercio de la noche: "Aquí vamos a combinar letras cortavenas con otras para mover el culo". Podría parecer que las segundas son las más esperadas, pero la especialidad de su carrera son las primeras. "!Cortavenas¡, !Cortavenas¡", gritaba entusiasmada una señora despampanante con aspecto de estrella de culebrón en la butaca de al lado. Creo que acertaba plenamente. La intensidad del repertorio de Fonsi sube mucho en los baladones huracanados.

Apocalipsis "Despacito"

Dicho esto, como no podía ser de otra manera, la canción estrella de la noche fue 'Despacito', interpretada en dos ocasiones. La primera, en todo su esplendor, con dos esculturales bailarinas de ébano vibrando junto a Fonsi como quien pide un trío. La segunda, algo más deslucida, como broche final, que más que una mascletá fue una especie de títulos de crédito, con la banda añadiendo unas gotas de "Seven Nation Army" de The White Stripes. La frase "Tú eres el imán y yo soy el metal" es digna del aria más solemne, así que los reguetoneros tampoco tenemos tanto de lo que avergonzarnos. En realidad, no estamos solo ante una canción de éxito global, sino ante un pedazo de historia del pop, capaz de batir récords de Spotify, crear polémicas políticas en Venezuela y también de amargar la noche a los modernos más estirados de España . De hecho, escucharla en directo tiene todas las papeletas para ser un anticlímax, ya que son tantas las expectativas que solo podrían colmarse si Fonsi perrease en escena con Belén Esteban, hiciese una versión featuring Kim Jong-Un o se la dedicase a Carles Puigdemont. Por cierto, aprovechamos para recordar que existe una versión sardana, un montaje dónde la canta Trump y un conocido sociólogo español (Pepe Fernández-Albertos) que opina que la frase "hasta que olvides tu apellido" alude a la capacidad del sexo para borrar las barreras de clase.

El resto

Hablemos claro: Luis Fonsi no tiene la arrolladora personalidad de Alejandro Sanz, ni interpreta de manera tan contagiosa y plétorica como Marc Anthony, ni tiene el sabor popular de Juan Gabriel. Más bien es un currante del mundo del espectáculo que merece todo lo que tiene, da al público lo que quiere y se ajusta como un guante a los parámetros de la industria. Su banda está formada por media docena de bailarines (estupendos) y una banda de músicos hiperprofesional anclada en todos los tics de los años ochenta, desde los solos de guitarra molones hasta los teclados acolchados, pasando por su ropa flashy. El concierto resulta bastante irregular, lo cual es una verdadera pena, ya que en la medley de éxitos melosos y en la de animados parece haber temazos suficientes para subir el nivel si algunos se tocaran completos. La peor señal posible es que el momento más flojo de la noche es la pieza más reciente, titulado 'Apaga la luz'. Intenta ser un subidón electrónico, pero queda demasiado impersonal, aparte del hecho de que ya nadie fornica a oscuras. Más bien lo que está de moda en los vídeoclips de música popular es hacerlo con todos los focos encendidos, a ser posible en formato orgía con los figurantes luciendo estilismos de estrella porno. Dicho esto, Fonsi firmó un concierto más que aceptable en el Real, con saludos a la prensa europea que había venido a verle y la sensación de haber conectado con un público que le sigue desde siempre y que pasó de sobra el examen del karaoke colectivo en sus himnos menos conocidos. Aunque muchos se empeñen en describir 'Despacito' como la nueva 'Macarena', tiene mucho más que ver con la frescura y el contagio de 'La Bamba' de Richie Valens.

A estas alturas del siglo XXI, setenta años después del nacimiento de Umberto Eco, debería estar claro que las fronteras entre alta y baja cultura son más artificiales que la sonrisa de Chayanne. Por eso, a nadie debería extrañarle que el repertorio habitual del Teatro Real y las letras de Luis Fonsi compartan plenamente inspiración Nos referimos a los celos, la traición, las adicciones sexuales, la vulnerabilidad y el deseo de exprimir la vida al máximo. ¿Cuál sería, entonces, la principal diferencia entre una obra emblemática de la lírica y el pop apasionado del portorriqueño? Seguramente, el hecho de que las pasiones del repertorio clásico se viven como una tormenta interior, mientras que las de la radiofórmula te hacer sacudirte durante toda la representación. Fonsi lo señaló de forma explícita en el segundo tercio de la noche: "Aquí vamos a combinar letras cortavenas con otras para mover el culo". Podría parecer que las segundas son las más esperadas, pero la especialidad de su carrera son las primeras. "!Cortavenas¡, !Cortavenas¡", gritaba entusiasmada una señora despampanante con aspecto de estrella de culebrón en la butaca de al lado. Creo que acertaba plenamente. La intensidad del repertorio de Fonsi sube mucho en los baladones huracanados.

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