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Pablo Heras-Casado y La Fura dels Baus asesinan al capitalismo en el Teatro Real
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del 17 de diciembre al 3 de enero

Pablo Heras-Casado y La Fura dels Baus asesinan al capitalismo en el Teatro Real

El coliseo madrileño acoge el estreno de una monumental versión de 'El holandés errante', la primera ópera wagneriana de Wagner

Foto: 'El holandés errante' llega al Teatro Real (Javier del Real)
'El holandés errante' llega al Teatro Real (Javier del Real)

¿Dónde habita hoy 'el infierno en la Tierra'? ¿Qué lugar del mundo tiene tan poco valor que la muerte se presenta como una no muy mala opción? Estas fueron las preguntas que surgieron en la cabeza de Àlex Ollé a la hora de concebir su versión escénica de 'El holandés errante'. La respuesta le llevó a Chittagong, en Bangladesh, uno de los lugares más contaminados del mundo de cuyo nombre pende el penoso cartel "el infierno en la Tierra" y donde, además, se ubica uno de los cementerios navales más grandes e inhóspitos del mundo donde se desguazan en las peores condiciones miles de grandes barcos mercantes. Hasta allí traslada La Fura dels Baus la ópera de Wagner en una monumental puesta en escena presidida por un barco de 15 metros de alto y 3.500 kilos de acero, nueve toneladas de arena y 83 artistas y 80 músicos sobre el escenario.

Ollé en la dirección escénica, Pablo Heras-Casado en la músical y Alfons Flores como escenógrafo firman este colosal montaje que se estrena este fin de semana en el Teatro Real (del 17 de diciembre al 3 de enero) y se podrá ver el 23 diciembre en Facebook Live por el canal del Real. Esta visión apocalíptica y desoladora de 'El holandés errante' pone el foco en los valores del Romanticismo pero colocando la ópera en la sociedad contemporánea para hacer una cruda crítica al capitalismo más rampante y alienante.

'El holandés errante', estreno en Lyon en 2014

Esta versión enfrenta el materialismo y la espiritualidad, la muerte y el amor, la redención y la lucha aunque, matiza Ollé, "siendo leales a Wagner pero actualizándolo a la sociedad de hoy". "Hemos sido muy fieles al espíritu de la obra y reflejamos la idea wagneriana del espectáculo total". Por eso, el impresionante navío del holandés aquí esta embarrancado en un desierto industrial donde un grupo de hombres y mujeres, esclavos de su trabajo, han empezado a despiezarlo. De las entrañas del barco emergerá su tripulación y sus fantasmas: miedos, ambiciones, pasiones, ansias de poder y rencores. Los mismos que custodian los operarios y que, en definitiva, se apoderan de una sociedad que ha engullido sus sueños y colores.

"Los fantasmas del holandés errante rezuman de sus sentinas y lo impregnan todo. Son el alma de la sociedad capitalista embarrancada en los escollos del siglo XXI. Es 'lo otro' de nuestra sociedad, una mirada al otro lado de Occidente. Un lugar donde, mientras el materialismo lo desguaza todo, aún queda alguien dispuesto a soñar con alcanzar un mundo mejor. El último vestigio del idealismo salvador", explica Ollé.

Para el director artístico de La Fura dels Baus este es su segundo Wagner, tras 'Tristán e Isolda', y define la música vital del alemán como un perfecta banda sonora. Es más, agrega, "si hoy viviera Wagner sería el mejor compositor de bandas sonoras". La mejor muestra de esta afirmación, dice, es la obertura de cinco minutos que mete al espectador de pleno en la tormenta con la que arranca este desolador viaje al infierno.

'El holandés errante' en el Teatro Real

Por su parte, Heras-Casado se estrena con su primer Wagner en el Teatro Real. "Wagner es una vivencia que no se parece a nada. La experiencia de vivir una ópera de Wagner es muy intensa a todos los niveles y creo que casi ningún otro compositor demanda tanto de un director de orquesta en cuanto a que te sumerjas en el mundo poético de la obra", afirma.

Para abordar esta ópera tan lírica, en la que el peso del coro es fundamental y que cuenta "con el mejor reparto posible" encabezado por los barítonos Evgeny Nikitin y Samuel Youn y las sopranos Ingela Briemberg y Ricarda Merbeth, el director de orquesta asegura que "la música de Wagner es el paradigma del teatro musical". "Todo está ahí: él creó el poema, hace acotaciones en la partitura... Eso no quiere decir que no se deba traer al siglo XXI pero esta producción hace justicia a la grandeza de esa música amplificando el espacio". De hecho, Flores remarca esa espectacularidad con una puesta en escena la grandilocuente -que él mismo define como "emocionante"- presidida por una inmensa playa y un barco interminable que se funden con un potente trabajo audiovisual (especialmente en ese prólogo inicial) y la iluminación para crear un mundo opresivo y terrible.

Contaba Wagner en su autobiografía, 'Mi vida', que la huida junto a su mujer en barco desde Riga a Londres escapando de sus acreedores en 1839 fue la que le inspiró para crear 'El holandés errante'. Es en ese gélido mar del Norte en el que situó un barco fantasmal que le sirve para hablar de la tormenta interior de un espectro vagabundo y de la lucha entre el bien y el mal y la luz y las tinieblas. Además, las tempestades que azotaron a la embarcación en la que él viajó fueron las que dieron forma al paisaje turbulento que es la partitura. "Se apoderó de mí un bienestar indecible cuando el eco de las monstruosas paredes de granito devolvió el grito de faena de la tripulación, con el cual esta echó a andar y arrió la vela. El breve ritmo de este grito se grabó en mí como un presagio vigorosamente consolador y pronto se configuró como el tema de la canción de los marineros de mi 'holandés errante', cuya idea me rondaba ya entonces y ahora ganó, bajo aquellas impresiones acabadas de obtener, un precioso color poético musical", escribió el compositor.

'El holandés errante' es la primera ópera wagneriana -"la primera de las buenas" para muchos- de un Wagner con 30 años ya maduro pero que aún mantiene sus influencias románticas. Sin embargo, en ella el compositor abre nuevas vías a la poética wagneriana del futuro tanto en el tratamiento musical como en poner el foco en la psicología de los personajes y tratar sus temas fetiche, aunque sobre todo esta ópera fue el germen de grandes obras maestras que estaban por venir como la revuelta de los hombres contra el poder de los dioses de 'El anillo del nibelungo'. El libreto, además, está basado de una antigua leyenda de resonancias homéricas y hebraicas, que rescató y reinterpretó Heinrich Heine, centrada básicamente en la esencia trágica del espíritu romántico que tanto tocó el alemán: la redención a través del amor.

¿Dónde habita hoy 'el infierno en la Tierra'? ¿Qué lugar del mundo tiene tan poco valor que la muerte se presenta como una no muy mala opción? Estas fueron las preguntas que surgieron en la cabeza de Àlex Ollé a la hora de concebir su versión escénica de 'El holandés errante'. La respuesta le llevó a Chittagong, en Bangladesh, uno de los lugares más contaminados del mundo de cuyo nombre pende el penoso cartel "el infierno en la Tierra" y donde, además, se ubica uno de los cementerios navales más grandes e inhóspitos del mundo donde se desguazan en las peores condiciones miles de grandes barcos mercantes. Hasta allí traslada La Fura dels Baus la ópera de Wagner en una monumental puesta en escena presidida por un barco de 15 metros de alto y 3.500 kilos de acero, nueve toneladas de arena y 83 artistas y 80 músicos sobre el escenario.

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