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Así son las entrañas bicentenarias del Real
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Así son las entrañas bicentenarias del Real

El coliseo madrileño estrena mañana 'La flauta mágica' y El Confidencial se ha colado en sus ensayos para conocer cómo es y cómo funciona el teatro en su 200 aniversario

Una curiosidad para abrir boca. De los 65.000 metros cuadrados que tiene el Teatro Real, el patio de butacas ocupa solo 419. El resto no se ve. Como mucho, una pequeña parte de los 975 metros cuadrados del escenario. El Real tiene ocho plantas abajo y 14 arriba, lo que significa que dentro cabría el edificio de Telefónica de la Gran Vía entero. Por eso, y porque todas las miradas siempre se posan sobre los cantantes y el palco real, El Confidencial se ha colado en las tripas del teatro para conocer cómo es esa gran parte que queda fuera de la vista del espectador y cómo funciona su maquinaria.

Es el preensayo general de 'La flauta mágica', una ópera peculiar en la larga lista de las que han pasado por este teatro, que ha empezado este año a celebrar su 200 aniversario (las conmemoraciones han comenzado este 2016 y se prolongarán hasta 2018), porque es la primera que se hace sin decorado. Sobre su inmenso escenario solo hay una pantalla blanca de la que salen los cantantes al compás de proyecciones inspiradas en el cine mudo. Eso es lo que se verá a partir de mañana, pero por detrás reina un caos cronometrado al milímetro que hace que todo funcione como un reloj.

Para empezar, justo detrás de esa pantalla blanca que ve el espectador, regidores y personal técnico se afanan en controlar cada detalle de la producción, desde la entrada del público, cantantes y orquesta hasta el mensaje que nos recuerda que hay que apagar los móviles, los sobretítulos o la comprobación de los arneses que protegen a cada cantante. Cualquier movimiento pasa por sus manos y oídos. También esos cambios de escenografía tan espectaculares de las óperas y que son posibles en el Real gracias a una sofisticada maquinaria basada en una veintena de plataformas hidráulicas que suben y bajan verticalmente los decorados. Estos se almacenan en toda la parte inferior del teatro. Ocho plantas de subsuelo -un detalle: debajo del patio de butacas no hay nada, únicamente un foso donde habitualmente están decorados- que permiten tener la escenografía de seis óperas simultáneamente.

La magia también se cocina -con permiso del escenario- en la tercera planta, donde está el taller de utilería de donde salen todos los decorados y atrezo, y en la quinta planta. Toda está dedicada a los departamentos de Sastrería y Caracterización, donde trabajan 21 y 17 personas respectivamente. Aquí se corta, tinta, cose y plancha el vestuario, y se hacen pelo a pelo las pelucas, se confeccionan las prótesis o se rizan las barbas. Para esta ópera, que viene de Alemania, han creado una docena de trajes (pero han llegado a hacer hasta 400 para una misma producción), varias prótesis o 52 perillas, bigotes y pelucas.

"El trabajo en el Teatro Real es muy interesante porque, aunque la gente piense que nos limitamos a preparar una ópera determinada, hacemos varias cosas a la vez. Ahora estamos con 'La flauta mágica', pero a la vez estamos recogiendo 'Rigoletto' y preparando ya 'La prohibición de amar', y además eligiendo telas para un infantil que se verá en febrero", explica Ovidio Ceñera, jefe de Sastrería.

Por eso, y coincide con Elena García, del departamento de Caracterización, la coordinación es la clave de su trabajo. En su departamento llevan tres meses haciendo pelucas o bigotes. Destaca que "lo más llamativo del Real es que cada mes y medio cambiamos. Un mes estamos en los años cincuenta y otro en el siglo XVII". "Tenemos la gran suerte de que cuando miramos al escenario vemos algo maravilloso, que nos puede gustar más o menos o puede tener más o menos calidad, pero no se nos muere nadie en una mesa de quirófano. Y trabajar con los mejores profesionales del mundo es algo que no hace cualquiera. Tenemos la suerte de trabajar en ello y encima cobrar", apunta Ceñera.

La parte trasera del escenario del Teatro Real durante 'La flauta mágica' (P.Campos)Sus equipos también están en los camerinos, que se distribuyen por cuatro plantas, cada día de función ayudando a los cantantes a estar a punto. El tenor Mikeldi Atxalandabaso (Monostatos) se somete a la hora y media diaria de caracterización para ponerle una prótestis de cabeza, barbilla, nariz y orejas (han tenido que crear 18 prótesis de cada parte). Mientras se transforma en un Nosferatu mozartiano garantiza que la caractización "no es muy incómoda ni me cuesta". "Pedí previamente hacer una prueba con todo para ver qué tal me sentía y vi que sentía todas las sensaciones como cuando canto sin ellas. Así que, de momento, no me quejo".

Para la soprano Silvia Schwartz, el Real es una ópera especial. "Yo soy de Madrid y es como volver a casa, pero es especial también porque el equipo que trabaja aquí es particularmente eficaz, entrañable y agradable. Para nosotros que viajamos tanto, llegar a un sitio en el que parece que retomas con amigos es una cosa que se agradece. Es de los mejores teatros que hay para trabajar, por lo eficaces y profesionales que son y porque, además de que tienen la maquinaria más moderna, se trabaja muy bien y todo está muy cuidado. No hay peligros y uno se concentra en cantar y actuar y dar lo máximo que uno puede como artista".

Pero antes de llegar aquí, todos pasan por las plantas superiores para ensayar. Allí están las salas de ensayo de coro, orquesta, solistas y cuerda, la de bailarines y la de puesta en escena. Ivor Bolton, director musical del Real, destaca que "España está fuertemente involucrada en la ópera y el Teatro Real es una parte creciente de ello. España tuvo momentos difíciles en la ópera del siglo XX por la situación política. Cuando la situación política es complicada, es difícil que la ópera vaya bien. Ocurrió lo mismo con Alemania en 1930. Cuando la situación política es complicada, puedes perder o ganar artistas, pero probablemente pierdas más de lo que ganes. Y ahora en España hay una situación extraordinaria. Nos hemos dado cuenta de que en el Teatro Real tenemos un coro fantástico, una fantástica orquesta y queremos ser el centro de la vida musical en este país".

Entre estas inmensas y bicentenarias paredes, las anécdotas son de todo tipo. Desde el último y reciente bis de Leo Nucci el pasado mes de noviembre (el barítono fue además el protagonista del primer bis de la historia reciente del Real), hasta una pedida de mano de un espectador en el descanso de una función de 'Rigoletto' el pasado 23 de diciembre, en la que acabó implicado medio teatro, con la orquesta tocando la marcha nupcial y Plácido Domingo felicitando a los novios. Magia delante y detrás del telón.

El Real en cifras

- El Teatro Real fue fundado en 1818 por Fernando VII e inaugurado el 19 de noviembre de 1850 bajo el reinado de Isabel II y con la ópera 'La favorita', de Donizetti.

- En 1925 un hundimiento provoca su cierre, que se prolongará 41 años. Reabre en 1966 como auditorio y sede del Real Conservatorio Superior de Música y Escuela de Arte Dramático hasta 1988.

- Entre 1991 y 1997 se remodela y abre ese 11 de octubre como Teatro Real con la ópera 'La vida breve' y el ballet 'El sombrero de tres picos', de Manuel de Falla.

- Tiene 65.000 metros cuadrados.

- 419 corresponden al patio de butacas (una reproducción del original), donde hay 1.746 localidades. Está coronado por una gran lámpara de cristal de roca y bronce, tiene 300 bombillas y pesa 2.400 kilos.

- El escenario mide 975 metros cuadrados.

- La caja escénica es una de las más avanzadas y permite trabajar con varias escenografías y moverlas en tiempo récord con un sistema de plataformas superpuestas. Tiene una boca de 18 x 14 metros.

- Más de 1.800 metros cuadrados están dedicados a salas de ensayo y estudios. En concreto hay salas para orquesta, coro, puesta en escena y ballet así como cuatro estudios para cantantes y tres de cuerda.

- Hay 11 camerinos individuales y varios colectivos para 324 personas. Están distribuidos a lo largo de cuatro plantas.

- La altura total del teatro desde su planta menos ocho hasta la 14 es de 77 metros.

- Trabajan 305 personas, a las que hay que sumar los 52 cantantes del Coro titular y 100 músicos de la Orquesta titular. En total, 447 trabajadores, a los que se suma el equipo de cada producción particular.

- El teatro es simétrico y la forma de organización interna (desde la salida de los cantantes al escenario hasta la ubicación de los camerinos) se hace en base a dos referencias: Felipe (por la calle de Felipe V) y Carlos (por la de Carlos III).

- Los actos conmemorativos de su bicentenerario han comenzado este 2016 y se prolongarán durante tres años. Se podrán ver 43 óperas, de las que 28 serán estrenos en España.

Una curiosidad para abrir boca. De los 65.000 metros cuadrados que tiene el Teatro Real, el patio de butacas ocupa solo 419. El resto no se ve. Como mucho, una pequeña parte de los 975 metros cuadrados del escenario. El Real tiene ocho plantas abajo y 14 arriba, lo que significa que dentro cabría el edificio de Telefónica de la Gran Vía entero. Por eso, y porque todas las miradas siempre se posan sobre los cantantes y el palco real, El Confidencial se ha colado en las tripas del teatro para conocer cómo es esa gran parte que queda fuera de la vista del espectador y cómo funciona su maquinaria.

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