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Crítica de 'Inside Out': érase una vez la mente humana (según Pixar)
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ESTRENO DE 'DEL REVÉS (INSIDE OUT)'

Crítica de 'Inside Out': érase una vez la mente humana (según Pixar)

Llega la última obra maestra de la compañía. Un estudio de los sentimientos de una niña de once años que es su apuesta más adulta y visualmente más arrolladora

Foto: Inside Out
Inside Out

¿Se acuerdan de Érase una vez el cuerpo humano? Esa serie de dibujos animados que convertía nuestro interior en graciosos personajes para enseñar a los niños cómo hacíamos la digestión, cómo respirábamos… Los protagonistas eran los glóbulos rojos, las neuronas o los glóbulos blancos entre otros. La idea, revolucionaria en su momento, ha sido recogida por la todopoderosa Pixar para su nueva película de animación, Del revés (Inside Out), pero en esta ocasión no nos encontramos en todo el cuerpo humano, sino en la mente. Un terreno mucho más complejo que sólo alguien como Pete Docter de la mano de la compañía podían atreverse a abordar.

Del revés responde a una pregunta que nos hacemos constantemente: ¿qué pasará dentro de nuestra mente? Lo hace desde el punto de vista de la pequeña Riley, que con 11 años tiene que afrontar uno de los cambios más difíciles de su vida, una mudanza que la alejará de todo lo que le gusta. Su jovial vida empezará a teñirse de tristeza en lo que no es más que el iniciático viaje hacia la adolescencia, lugar donde termina el filme. Pixar ha trazado el retrato más emocionante posible de la niñez, y lo hace contándolo desde dentro de la mente. Casi nada.

En el fondo no es de extrañar que Pixar se haya lanzado a producir una película en la que los protagonistas son los sentimientos. Durante años han estado manipulando con habilidad los nuestros. La alegría con Buscando a Nemo, la tristeza con Up, el miedo con Monstruos S.A… ahora, tras una etapa en la que parecían perdidos, el salto al vacío suponía cuestionarse cómo funcionan esos sentimientos que tan bien parecían conocer.

La alegría, la tristeza, la ira, el asco y el miedo son los cinco protagonistas de la que, y es decir mucho, es la mejor película de la empresa hasta la fecha. Pixar se supera en una película redonda desde el minuto uno, cuando Riley es sólo un bebé que sólo conoce la alegría… durante 33 segundos hasta que la tristeza hace acto de presencia. La presentación de los personajes ya deja con la boca abierta por su habilidad para mezclar el mundo real y el de la mente con una habilidad pasmosa. Porque Del revés se desarrolla en su mayor parte en el interior del cerebro de Riley, pero también vemos lo que ocurre fuera, en su vida real y en su relación con sus padres, y cómo las decisiones que se toman dentro de la mente afectan de una forma u otra.

Docter ha encontrado el equilibrio perfecto entre la madurez de una película que encantará a los más pequeños sin hacer concesiones. Mientras que en Wall-E y en Up había dos partes bien diferenciadas que apelaban primero a los adultos y luego a los niños, en Del revés se encuentra todo integrado en una historia que todos disfrutarán, pero que serán los más mayores los que entiendan en toda su complejidad y los que se emocionarán con ella. Un filme que es un canto a la infancia, a los recuerdos, a crecer. “Una carta de amor a nuestros hijos”, confesaban sus creadores en la presentación.

Pixar y Docter se arriesgan a presentar su primera película (puede que la primera de animación) sin villano, una rareza en películas que, supuestamente, van destinadas a los críos que necesitan tener claros los referentes de lo que está bien y está mal. Sin embargo Del revés va a su rollo, sin preocuparse de los tópicos y haciendo una reivindicación de la tristeza. Mientras que en el cine de animación todo es colorines (aquí también) y jovialidad desde este peliculón se desmarcan con un discurso que explica cómo estar triste es parte de nosotros, una parte esencial para madurar. Sin ser triste no podríamos ser felices. Dos caras de la misma moneda.

Y todo ello en la apuesta visual más original y fascinante que la compañía ha desarrollado jamás. El laberinto de puertas de Monstruos S.A. es un juego de niños con todo el universo que han desarrollado para Del revés. El cuartel general, donde se controla todo, el laberinto de los recuerdos, el tren del pensamiento, el territorio de la fantasía, lugares donde perderse gracias al genio de los animadores de Pixar.

Durante hora y media uno no dejará de encontrar hallazgos estéticos que merecen el aplauso espontáneo, como ese melancólico cementerio de recuerdos olvidados, esa explicación sobre por qué suenan en nuestra cabeza las estúpidas canciones de los anuncios, el estudio hollywoodiense donde se producen los sueños y, por supuesto, el pensamiento abstracto. ¿Alguien se imagina que una película de animación puede hacer un recorrido en cinco minutos de la historia de las vanguardias artísticas para explicar los procesos de la mente? Sólo ellos, sólo Pixar podía conseguirlo de nuevo.

¿Se acuerdan de Érase una vez el cuerpo humano? Esa serie de dibujos animados que convertía nuestro interior en graciosos personajes para enseñar a los niños cómo hacíamos la digestión, cómo respirábamos… Los protagonistas eran los glóbulos rojos, las neuronas o los glóbulos blancos entre otros. La idea, revolucionaria en su momento, ha sido recogida por la todopoderosa Pixar para su nueva película de animación, Del revés (Inside Out), pero en esta ocasión no nos encontramos en todo el cuerpo humano, sino en la mente. Un terreno mucho más complejo que sólo alguien como Pete Docter de la mano de la compañía podían atreverse a abordar.

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