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Basquiat: el grafitero negro que terminó vendiendo a precio de blanco
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retrospectiva del artista en el guggenheim

Basquiat: el grafitero negro que terminó vendiendo a precio de blanco

El museo dedica la primera exposición en España que analiza en profundidad la obra del artista, muerto a los 27 años, marcada por la lucha contra el racismo y por plasmar el sentir de la calle

Foto: El Museo Guggenheim Bilbao presenta la exposición de Basquiat (EFE)
El Museo Guggenheim Bilbao presenta la exposición de Basquiat (EFE)

Érase una vez un joven afroamericano de 17 años que harto de todo deja a su familia y comienza a vivir en las calles. Allí se dedica a hacer grafitis en los vagones de metro, y su vena artística comienza a fluir. Empieza a producir obras como churros, realizadas sobre cualquier superficie. Hasta un trozo de poliespán era suficiente cuando la inspiración llegaba. Pronto se empieza a codear con la bohemia neoyorquina liderada por Andy Warhol y su nombre y sus obras explotan en el mercado de comienzos de los años 80, llegando a ser el primer artista negro que ocupa la portada de The New York Times. Tenía sólo 25 años. A los 27 una sobredosis de heróina acaba con su vida. Hablamos de Jean-Michel Basquiat, convertido casi 30 años después en un mito potenciado por su prematura muerte que ha conseguido que se pague por sus obras cifras astronómicas.

¿Es Basquiat fruto de la suerte? ¿Un artista sobrevalorado? ¿Valen sus cuadros los dinerales que se pagan en las casas de subastas? A todas esas preguntas se enfrenta uno cuando visita la retrospectiva que el Museo Guggenheim de Bilbao ha dedicado al artista afroamericano y que abre hoy sus puertas. Bajo el sobrenombre de Ahora es el momento, la muestra recorre más de 100 obras del artista, desde sus inicios en la calle donde la denuncia social era más patente, hasta sus colaboraciones con artistas como Warhol o Clemente cuando ya era toda una celebrity. Ironías de la vida (o visión comercial del museo), comparte espacio y tiempo con la exposición dedicada a Jeff Koons, el líder en cuanto a precio de obras se refiere. El negro que terminó vendiendo a precio de blanco sólo se encuentra una planta por encima del artista vivo más cotizado.

placeholder Exposición Basquiat.
Exposición Basquiat.

La exposición comisariada por Álvaro Rodríguez Fominaya y Dieter Buchart se articula en torno a las temáticas de sus obras, pero un leitmotiv recorre cada una de las salas de la muestra: Jean-Michel Basquiat era el Martin Luther King del arte urbano, alguien que usó "su pincel como arma", como explicó Buchart en la presentación a la prensa. De hecho nada más poner un pie en la primera sala uno escucha unos versos en inglés que suenan familiares y que dicen lo siguiente:

"Ahora es el momento de hacer realidad las promesas de democracia. Ahora es el momento de salir del oscuro y desolado valle de la segregación hacia el iluminado camino de la justicia racial. Ahora es el momento de elevar nuestra nación desde las arenas movedizas de la injusticia racial hasta la sólida roca de la hermandad. Ahora es el momento de hacer de la justicia una realidad para todos los hijos de Dios".

'La obra de Basquiat es un precedente de interntet. Es un copy paste de todo, como si tuviéramos muchas ventanas del navegador abiertas y puedes pasar de una a otra'

Es el mítico discurso del líder afroamericano, que resuena durante toda la visita subrayando un vínculo entre ambos que se ha perdido con el paso del tiempo. Porque la obra de Basquiat, influida por el cómic, el rap, el jazz, la televisión y cualquier referencia imaginable, no podría entenderse sin el componente racial. Sobre todo en su primera época, cuando la policía seguía acribillando a los negros en las calles. Así se aprecia en dos de sus obras más potentes, Ironía de un policía negro (1981) y La muerte de Michael Stewart (1983), en la que directamente se plantea que podría haber sido él en vez de su colega el que hubiera muerto a manos de los policías.

Cuando la denuncia no estaba tan a flor de piel se dedicaba a ensalzar a los héroes negros que el estado se encargaba de menospreciar. Los negros podían ser atletas, o músicos, pero nunca artistas, como plasma en su Caballo de raza negra (1983), una obra dedicada al corredor de color Jesse Owens que ganó en los Juegos Olímpicos de Berlín. El componente racial es uno de los núcleos de esta exposición, ya que como explicaron los comisarios es imposible disociar al artista del "racismo diario" que vivía la sociedad norteamericana del momento.

Ahora era el momento

El nombre de la muestra no podía ser más adecuado. Primero por el célebre discurso que sobrevuela cada sala de la exposición, segundo por el tema de Charlie Parker (que también ameniza la visita), el saxofonista de jazz cuya obra inspiraba a Basquiat, y en tercer lugar, porque el Guggenheim, que posee dos de sus cuadros en la colección permamente, "salda una deuda histórica" con el artista, tal como manifestó Álvaro Rodríguez Fominaya.

placeholder Un visitante pasea por la exposición de Basquiat (EFE)
Un visitante pasea por la exposición de Basquiat (EFE)

Para Dieter Buchart el momento es ahora porque 30 años después de su muerte ya se puede ver la obra del artista "en el contexto de la historia del arte". El comisario destacó que su trabajo ya se encuentra al mismo nivel que el de Warhol o Picasso en el mercado del arte actual, e incluso llegó a calificar al artista como el "precedente de internet". "Su obra es un copy paste de todo. Es como si tuviéramos muchas ventanas del navegador abiertas y puedes pasar de una a otra", añadió.

Para Buchart la verdadera esencia de Basquiat es que sus obras son como caballos de troya. Simples muestras de arte urbano en su superficie, pero profundas y llenas de simbología y referencias en su interior. Sólo hay que rascar para encontrarlas, y con esta exposición pretenden conseguirlo.

Érase una vez un joven afroamericano de 17 años que harto de todo deja a su familia y comienza a vivir en las calles. Allí se dedica a hacer grafitis en los vagones de metro, y su vena artística comienza a fluir. Empieza a producir obras como churros, realizadas sobre cualquier superficie. Hasta un trozo de poliespán era suficiente cuando la inspiración llegaba. Pronto se empieza a codear con la bohemia neoyorquina liderada por Andy Warhol y su nombre y sus obras explotan en el mercado de comienzos de los años 80, llegando a ser el primer artista negro que ocupa la portada de The New York Times. Tenía sólo 25 años. A los 27 una sobredosis de heróina acaba con su vida. Hablamos de Jean-Michel Basquiat, convertido casi 30 años después en un mito potenciado por su prematura muerte que ha conseguido que se pague por sus obras cifras astronómicas.

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