El Thyssen dispara sus pérdidas

Las cuentas de 2013 en el Museo Thyssen-Bornemisza descubren el batacazo económico de la institución, que dispara sus pérdidas y la deuda a casi cinco millones de euros. De 22.462 euros en negativo al cierre de 2012 ha generado, sólo en un año, 5,2 millones euros de agujero. El balance que se desprende de las cifras publicadas por el BOE desvela una caída del 35% de los ingresos propios, provocada por la merma en la venta de entradas (un 31% menos), ingresos en tienda y cafetería (28,5% menos) y patrocinios (hasta el 64%).

Son los peores números de la última década, si tenemos en cuenta que en 2011 ingresó 661.893 euros. La organización responsable de la gestión económica y artística de la institución es la Fundación Colección Thyssen-Bornemisza, presidida por Carmen Cervera, y con el desmorone de 2013 suben la deuda acumulada a los 9,5 millones de euros. En el capítulo de subvenciones y donaciones, pasa de 4 millones a 2,6 millones de euros.

Además, los números muestran que el museo ha perdido interés para los visitantes y registra una pérdida del 25%. De las 1.250.000 personas de 2012, el museo ha tenido 944.346 en 2013. Esto quiere decir que los ingresos por entrada han pasado de 8 millones a 5,6 millones de euros. Menos público significa menos ingresos en cafetería y tienda en cualquier otro museo, pero hay que recordar que en el Thyssen no es necesario pagar entrada para tomarse un café o comprar un suvenir.

Las previsiones de la entidad no se han cumplido en la mayoría de los casos. En el capítulo de gastos, el Patronato estimó que no invertirían más de 14,5 millones de euros y han gastado 20,3 millones de euros.La entidad tenía previsto hacer 7,5 millones de euros en ventas y realizaron casi un millón menos, 6,7. Lo mismo ocurrió con los ingresos por actividades mercantiles: se imaginaron 4,3 millones de euros y ejecutaron 3,5 millones de euros.

En lo único que han recortado en sus previsiones es en la inversión de las primas de seguros para montar las exposiciones temporales, aunque a costa del Estado. Preveían desembolsar 5 millones en los montajes y finalmente fueron casi 3,5 millones de euros, gracias a la obtención de la Garantía del Estado que se hace cargo de avalar la seguridad del movimiento.