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Así le robó la cartera el rey a Suárez
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Fragmento de 'catalanes todos', de Javier Pérez Andújar

Así le robó la cartera el rey a Suárez

El rey canturrea más fuerte Amapola y simula que está absorto. Suárez: En serio. Conozco este país. Todo va a salir bien. Le puedo garantizar que

Foto: Una foto de abril de 2002, con Adolfo Suárez bromeando con el rey Juan Carlos. (EFE)
Una foto de abril de 2002, con Adolfo Suárez bromeando con el rey Juan Carlos. (EFE)

Incluimos un fragmento de la última parte de Catalanes todos, el último libro de Javier Pérez Andújar, publicado por Tusquets, que se compone de Catalanes todos y La dimisión. A esta última obra de teatro, inspirada en la dimisión de Adolfo Suárez, pertenece este extracto, en el que el ex presidente se cita con el rey para comunicarle la decisión.

El rey canturrea más fuerte Amapola y simula que está absorto.

Suárez: En serio. Conozco este país. Todo va a salir bien. Le puedo garantizar que en el fondo soy democristiano convencido.

Rey (muy serio): ¿Y si la situación se sale de madre?

Suárez: En ese caso le garantizo que también soy un socialdemócrata convencido.

Rey (intrigante): Tú y yo siempre hemos ido a medias en todo esto, ¿verdad Adolfo?

Suárez: Así es.

Rey: Desde el principio de todo, al cincuenta por ciento en todo.

Suárez: Al cincuenta por ciento. Desde el origen de los tiempos.

Rey: Podría decirse que todo el mérito mío es tuyo y todo el mérito tuyo es mío…

Suárez (con falsa modestia): No exageremos. Más le debo yo a Su Majestad…

Rey: Déjate de rollos. Siempre tú y yo al cincuenta por ciento, desde el principio… Adolfo, ¿cuánto dinero llevas en la cartera?

Suárez (sorprendido): ¿Ahora mismo?

Rey: Sí, aquí y ahora. Vivimos al día, el dinero de ayer ya ha volado.

Suárez apurado se saca la cartera, toma todos los billetes que hay dentro y los cuenta.

Suárez: Aquí mismo… Tengo una, dos, tres mil…, cuatro mil pesetas.

Rey (extendiendo la mano): Pues, como vamos al cincuenta por ciento en todo, ¿no te importaría pasarme dos mil pesetas?

Suárez (haciéndose el generoso, se las da): Faltaría más. Aquí tiene Majestad: mil… y estas, que hacen dos mil.

Rey: Muy bien Adolfo. (Tras guardarse el dinero). Ah, si ves que se me pasa devolvértelas, no tengas apuro en recordarme que te debo estas mil pesetas.

Suárez: Majestad, le he dado dos mil.

Rey (sorprendido): Pero, ¿no vamos al cincuenta por cien en todo? (Se hace el despistado y sigue canturreando Amapola).

Suárez: Me voy antes de que este hombre me desplume.

Rey: Aguarda un instante. Antes de que te marches para siempre, me gustaría hacerte un obsequio como recuerdo de todos estos años. Acompáñame a la bola mundo.

Suárez: Se dirigen los dos al globo terráqueo.

Rey: Adolfo, ¿cómo estás de geografía?

Suárez (pletórico): Estupendamente, Majestad. En el último viaje a Washington fui yo quien le hizo ver al presidente Jimmy Carter la relevancia del estrecho de Ormuz.

Rey: Es que los americanos no saben lo que son las estrecheces.

Suárez gira el globo, hasta que localiza el estrecho y pone el dedo encima para señalarlo.

Suárez: A ver, a ver… Mire, aquí lo tiene, Majestad. Por este estrecho pasa todo el petróleo del Golfo Pérsico.

Rey (ríe castizo): Golfo, eso es lo que eres tú. ¡Un golfo! Mira lo que te voy a regalar de recuerdo. Ni te lo imaginas, pero es algo que te va a gustar mucho.

El rey abre por la mitad el globo terráqueo y saca una calavera del interior.

Rey (ofreciéndosela a Suárez): Toma, es para ti.

Suárez (no se atreve a cogerla): ¡Una calavera humana!

Rey (insiste con gestos para que la coja): Esta pieza tiene un enorme valor histórico y sentimental.

Suárez (sujeta con el brazo los folios y coge aprensivo la calavera): ¿Son las reliquias de algún santo?

Rey: A ver si nos fijamos más: ¿dónde le ves a este la aureola?

Suárez: Entonces, ¿de qué calavera se trata?

Rey: A que no lo adivinas.

Suárez: ¡No será la de Goya!

Rey: ¿El de las Meninas?

Suárez: Majestad, querrá decir: el de las Majas.

Rey (suspicaz): ¿Seguro que no eran las Meninas?

Suárez: ¿Salen de pie o tumbadas?

Rey: Una está más tumbada que la otra.

Suárez: Entonces eran las Majas.

Rey: ¡Es verdad! ¡Las Meninas son las que tienen un perro! Conozco muy bien este cuadro. Lo hice en un puzle.

Suárez (solemne): ¿A quién pertenece esta calavera, Majestad?

Rey (triste de entierro, con una mano a la altura del corazón): A Su Excelencia…

Suárez: ¿El Ge…, GE…?

Rey (no le deja seguir): Como lo oyes, a Su Excelencia el Generalísimo.

Suárez: ¡El caudillo!

Rey: ¡Él en persona! Quiero que te la lleves como símbolo de lo que es España.

Suárez: ¿La calavera de un General?

Rey: ¡Y tú la sostendrás como Jerónimo!

Suárez: ¿El apache?

Rey: No, el santo.

Suárez: Pero yo no sé si voy a ser capaz de guardar esto en mi casa.

Rey: ¿Te dan miedo los muertos? Sin ellos no estaríamos aquí.

Suárez: ¿Qué va a decir la gente?

Rey: Ay, cómo sufrís los que vivís del voto de los demás. Adolfo, me voy a dar un paseo en moto y te dejo a solas para que hagas examen de conciencia. ¿Quieres que te ponga la radio? La música acompaña mucho.

Suárez: Se lo agradeceré, Majestad.

Rey: Yo siempre tengo Radio Nacional en el canal de música clásica. Cuando hablan les bajo la voz, pero así actúa el poder con todo el mundo.

Incluimos un fragmento de la última parte de Catalanes todos, el último libro de Javier Pérez Andújar, publicado por Tusquets, que se compone de Catalanes todos y La dimisión. A esta última obra de teatro, inspirada en la dimisión de Adolfo Suárez, pertenece este extracto, en el que el ex presidente se cita con el rey para comunicarle la decisión.

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