Una máquina de hacer millones llamada terror 'low cost'

Ocurre cada cierto tiempo. Un filme de sustos llega al número uno de la taquilla contra pronóstico (es decir, pese a su escaso presupuesto). The Purge, mezcla de terror y ciencia ficción que se estrena el viernes en nuestros cines, es la revelación económica del verano en Estados Unidos. Costó 3 millones de dólares y va camino de recaudar 70. Contar con un presupuesto de tres millones de dólares (2,1 millones de euros al cambio) puede parecer mucho, pero es menos de lo que costaba hasta ahora el filme español medio, pura calderilla para Hollywood.

La clave es la relación inversión/beneficio. La combinación de arriesgar poco y ganar mucho. El negocio redondo soñado por cualquier empresario. Un alivio para Hollywood en una época en la que gastarse 300 millones de dólares en producir y lanzar una película es el pan nuestro de cada día, con el consiguiente abismo económico si vienen mal dadas. 

He aquí una lista de los hitos financieros más significativos del género de terror en la semana del estreno español del filme dirigido por James DeMonaco y protagonizada por Ethan Hawke.

La matanza de Texas (Tobe Hooper, 1974)

Mítica no, lo siguiente. La demostración definitiva de que allá por 1974 se había acabado el buen rollo hippie en Estados Unidos. La matanza de Texas, producida, escrita y dirigida por Tobe Hooper, narraba las desventuras de unos hermanos que viajan a Texas tras enterarse de que la tumba de su abuelo ha sido profanada. Tras detenerse en la antigua casa familiar, serán atacados por un zumbado armado con una motosierra y un gancho de carnicero…

40 años después, La matanza de Texas sigue siendo un clásico total. Un icono underground por la capacidad de Hooper para sacar el máximo partido a los mínimos recursos. Serie B a un gran nivel de inspiración.

La cinta recaudó 30 millones de dólares del año 1974 sólo en Estados Unidos. Al cambio: 131 millones. Había costado 140.000 dólares. La siguieron cuatro secuelas, un remake y una precuela.

La noche de Halloween (John Carpenter, 1978)

Quizás nadie haya gritado mejor en una película de terror que Jamie Lee Curtis en La noche de Halloween. La muchacha tenía motivos para hacerlo: un psicópata llamado Michael Myers quería matarla porque sí. La cinta hizo historia cinematográfica al marcar las pautas de todo un subgénero, el slasher, que puso en órbita a los asesinos con máscara sedientos de jovencitas/os. Luego llegarían sagas tan populares como Viernes 13 y Scream.

Al contrario que otros directores de terror, John Carpenter desarrolló antes y después de La noche de Hallowen una larga carrera (brillante y sin altibajos) no ceñida exclusivamente a dicho género: del futurismo punk de 1997. Rescate en Nueva York (1981) y 2013 Rescate en Los Ángeles (1986) al horror polar de La cosa (1982), pasando por la ciencia ficción anticonsumista de Están vivos (1988). Máximo respeto.

Presupuesto de La noche de Halloween: 1 millón de dólares. Recaudación: 217 millones.

Posesión infernal (Sam Raimi, 1983)

Corría 1983 y todavía quedaban muchos años para que Sam Raimi se convirtiera en un exitoso director mainstream con la saga Spiderman. Con el desparpajo que da ser joven, tener cuatro duros y querer rodar una película a toda costa, Raimi se juntó con un grupo de amigos (incluido Joel Coen al montaje, dos años antes de que los hermanos más célebres del cine independiente debutaran con Sangre fácil) para buscarle las cosquillas al género de terror. La trama de Posesión infernal era tan arquetípica que daba risa sólo de pensarlo: unos jóvenes deciden pasar unos días de relax en una cabaña en el bosque… Craso error, claro.

Posesión infernal lo apostó todo a la mezcla de horror y humor. O cuando el susto y la carcajada son la misma cosa. Sangre a borbotones y mutilaciones a tutiplén. El gore como una de las bellas artes. Presupuesto: 710.000 dólares. Recaudación: 58 millones.

El proyecto de la bruja de Blair (Daniel Myrick y Eduardo Sánchez, 1999)

Quizás no fuera casualidad que la primera edición de Gran Hermano y El proyecto de la bruja de Blair coincidieran en el tiempo, en 1999, cuando la popularización de la tecnología digital dio una vuelta de tuerca al realismo audiovisual. Consecuencias: proliferación de falsos documentales, programas televisivos de telerrealidad y películas de aspecto documental.

La cinta, un ejemplo típico de metacine, contaba la historia de tres jóvenes cineastas que se adentran en un bosque de Maryland para rodar un documental sobre una leyenda local: la Bruja de Blair. La búsqueda acabará como el rosario de la aurora. 

La estrategia de El proyecto de la bruja de Blair no era nueva. El terror siempre ha buscado la apariencia de realidad para dar más miedo. Ni siquiera fue la primera película del género en hacerse pasar por un falso documental: piensen en títulos como la emblemática Holocausto caníbal (Ruggero Deodato, 1980). Lo que sí hizo La bruja de Blair fue llegar en el momento justo, cuando el realismo digital de nuevo cuño dio el salto al mainstream.  

Presupuesto: 22.000 dólares. Recaudación mundial: 248 millones de dólares. El negocio del siglo.

Paranormal Activity (Oren Peli, 2007)

Entre El proyecto de la bruja de Blair y Paranormal Activity pasaron ocho años. No los suficientes como para que remitiera el nuevo verismo digital. Una joven pareja (nótese que el cine de terror casi siempre está protagonizado por jóvenes) tiene problemas domésticos un tanto peculiares: un ente paranormal les trae locos en su propia casa, como demuestran las grabaciones caseras puestas a disposición del espectador. Otra vez la apariencia de realidad vía dispositivos digitales.

La cinta se estrenó en octubre de 2007 en el Screamfest, pero no fue hasta 2009 cuando llegó masivamente a las salas de EEUU. Paranormal Activity era una colección de sustos domésticos tan realistas que el público acabó pidiendo más a gritos. Cuatro años después ya se han rodado cinco partes, que se dice pronto, incluido una secuela extraoficial japonesa. En octubre se estrenará el quinto capítulo de la saga oficial.

Paranormal Activity es ya un subgénero en sí mismo. Pero no se alarmen: Viernes 13 lleva doce partes y el personal reclama la decimotercera (con Freddy Kruger en silla de ruedas, si es necesario). Los números, desde luego, avalan al primer Paranormal Activity. Presupuesto, 15.000 dólares (sin contar el gasto en marketing). Recaudación, 193 millones de dólares. La segunda y la tercera parte también reventaron la taquilla. Un hito comercial contemporáneo.