Lemmy Kilmister deja de ser inmortal

¿Qué te pide el cuerpo después de ingerir diariamente una buena dosis de alcohol desde la década de los 70? Una tregua, incluso el de Lemmy Kilmister. “Los médicos en Berlín han recomendado que descanse durante un par de semanas. No podemos seguir cancelando concierto tras concierto, es demasiado costoso. Por lo tanto, tenemos que cancelar toda la gira. Habrá un anuncio oficial sobre su estado de salud en breve”. Estas palabras podrían tomarse a la ligera, pero viniendo de Mikkey Dee, batería de un grupo incombustible como Motörhead, es para tenerlo muy en cuenta. Esta semana se ha sabido que Lemmy no es inmortal.

“¿A quién le importa si bebo y fumo? ¿Y qué? No voy a promocionarlo como un estilo de vida, no quiero que chavales mueran por mi culpa, porque si cuentas que bebo como un pez desde hace 35 años en Motörhead, alguno va a pensar que también lo puede hacer. Los cigarrillos le van bien a mi voz, son parte de mi preparación. Tengo que seguir fumando; si lo dejara, mi voz se resentiría. Posiblemente no podría hacer mi trabajo si no fumase y bebiese”. Este es Lemmy en una entrevista a The Sun de hace tres años, cuando tenía tan sólo 64 primaveras.

Quien desayuna un vaso de Jack Daniel’s (con o sin Coca Cola, depende), efectivamente, puede considerarse que tiene un estilo de vida incorrecto, poco apropiado. No es postureo ni pretende vender una imagen dura de él, simplemente, es así. Original desde que se subió a un escenario por primera vez en 1971 con una banda llamada Hawkind, poco ha cambiado alguien que lleva triunfando en la música desde entonces. Despierta admiración en dos vertientes: por su éxito encima de los escenarios y por su irreductible estado de salud. La fama de dureza del rock and roll está basado en personajes como él, nada modélicos y muy auténticos. Al menos hasta ahora.

Los médicos, aquellas personas a las que no hace caso

Hace dos años, en el caluroso verano de 2011 ya tuvo que cancelar parte de su gira por festivales en Europa por sufrir una deshidratación. El cuerpo del inglés, reacio al consumo agua, no soportó las altas temperaturas y perdió la batalla. Aquella noticia supuso para muchos fans la confirmación de que bebe “casi una botella al día” del whisky de Tenesse. Lemmy no exagera, no miente. El mito es real y para muestra está que, después de un mes ingresado en el hospital, el médico le miró fijamente y le dijo: “Debe comer más verdura y cuidarse más porque este aviso es serio”. Lemmy, igual de serio, le contestó cogiendo una patata frita: “Ya como verduras”.

Su extravagante figura no termina ahí. Habiendo dejado de lado hace tiempo las drogas psicodélicas, no salta a un escenario sin antes haber jugado durante un buen rato a su máquina tragaperras. Hace años, el promotor que contrataba a la banda, además de comida, dos botellas de Jack Daniel’s y cervezas… debía incluir la susodicha máquina. Ahora, la tragaperras viaja directamente con el grupo. Así nunca pierde.

Despedido por tirar un pollo con patatas a Lemmy

Amante de la comida cocinada, hace un par de días en una gira despidió al conductor de su autobús porque le tiró un plato de pollo con patatas que llevaba unos días en la mesa. El chófer es, normalmente, quien mantiene limpio el hogar de los músicos durante la gira, pero nadie le avisó de las costumbres de esta estrella del rock. 

Mirando su vida, Lemmy siempre va al límite: es uno de los músicos que más rápido toca su bajo, a más decibelios pone su amplificador, más alcohol ingiere, con más mujeres ha estado (“más de mil”) y más libros devora. Su locura por la lectura ayuda a explicar su fastuosa facilidad para componer. Irrepetible.

Actualmente, Motörhead está ultimando el lanzamiento de su disco número 21, Aftershock que sonará a partir de septiembre tan potente como el primero. Aquí no hay evolución en los artistas ni fans defraudados por un giro en su música. Como quien la compone, Motörhead mantiene las mismas costumbres de siempre. La energía, rapidez y crudeza continúan vigentes. Lejos de caducar su música, si a principios de siglo Motörhead tenía en verano unas cinco fechas, ahora supera las tres decenas. A estos conciertos le siguen su habitual gira entre otoño e invierno y la que suelen hacer cada dos años por Estados Unidos.

120.000 euros por concierto y giras de 100 shows

Motorhead está de moda porque a su estilo único de unir el punk, el hard rock y el heavy metal, hay que sumarle que el cantante-bajista es un icono mundial en la historia de la música. Con todo, en total están cerrando una media de cien conciertos al año. Hay que tener en cuenta que su caché oscila en torno a 120.000 euros por concierto. Calculen.

Y en ninguno fallan. Su profesionalidad es impecable y, se ha dado el caso de que si ha habido una equivocación en alguna nota por parte de alguno del grupo, a nadie se le ha caído los anillos a la hora de repetir íntegro el tema para que suene perfecto de principio a fin, pese a que el oyente no percibiera ese mínimo desliz.

Elevado al Olimpo, a mediados de este mes de junio a Lemmy Kilminster se le vio más humano que nunca cuando se le implantó un desfibrilador después de que en un chequeo rutinario se le diagnosticara una serie de arritmias. A los 67 años, su invulnerabilidad empieza a quedar al descubierto. Pero que no se engañe nadie, este parón será un breve paréntesis en su frenética vida porque el grupo ya se encargó de anunciar tras la operación que "Lemmy está vivo, respira, habla, foll…, bebe, come, lee y volveremos a dar conciertos en breve". Todo volverá a ser como antes.